Por Carlos José Tapia T. Ingeniero Agrónomo M. Sc. y Bruno Tapia Z. Ingeniero Agrónomo. Avium SpA.
Parte muy importante del proceso anual de desarrollo y potencial productivo del cerezo dulce (Prunus avium L.), comienza por la poscosecha, etapa estival extensa y crucial para un buen inicio de la temporada siguiente en términos de acumulación de reservas carbonadas y nitrogenadas, junto al periodo de inducción (IF) y diferenciación floral (DF) (Fig. 1).
Figura 1. Dinámica del desarrollo de raíces, fruto y brote anual en un huerto de cerezo adulto en Chile. Fuente: Adaptado de Bonomelli et al. 2013.

La inducción floral (IF) en la etapa (Fig.2, S1), comienza al término de la primavera a mediados de diciembre en el hemisferio sur y sigue avanzando hasta el inicio de la diferenciación floral (DF) en la etapa (Fig.2, S2, S3, S4) durante el verano hasta incluso los primeros días del mes de marzo, pasando por una evolución de estructuras morfológicas y reproductivas, principalmente reconocidas al ojo humano en los dardos. (Fig. 2).
Figura 2. Yemas florales muestreadas para análisis de secuencia de ARN. Fuente: Villar et al., 2020.

Para construir dicho potencial productivo se debe tener en cuenta que es el producto de la interacción de factores hormonales, nutricionales y ambientales, donde la hormona de mayor importancia en este proceso es el Ácido Absícico (ABA), por el rol que participa regulando procesos relacionados al estrés abiótico, protegiendo a la planta regulando la apertura o cierre de los estomas frente a eventos de alta radiación UV, altas temperaturas y déficit hídrico, dicho de otra manera, se hace muy importante mantener activo el proceso de intercambio gaseoso e hídrico en relación directa con la atmósfera, entendida como flujo hídrico desde el suelo vía xilema hasta la atmósfera mediante las hojas sin impedimento ni resistencia de los estomas para expulsar agua (transpiración), consiguiendo de esta manera captar CO2 como base principal de la fertilización carbonada y generación de azúcares de reserva mediante el proceso fotosintético (Fig. 3).
El estrés abiótico se produce principalmente porque plantas, generalmente de menor desarrollo vegetativo y/o con un riego deficitario, no tienen la capacidad de hacer intercambio gaseoso continuo a la atmósfera produciendo cierre estomático, no captando CO2 para la generación de azúcares y mal formando primordios de flores en los centros frutales, generando pérdida de fertilidad y malformaciones en frutos, considerando que el periodo de inducción floral (IF) comienza aproximadamente 70 días después de plena flor (DDPF) y el periodo de diferenciación floral (DF) se inicia aproximadamente 100 DDPF, siendo ambos procesos muy dependiente de una estabilidad hídrica, lumínica y térmica en la planta en esos momentos de mayor demanda atmosférica.
Figura 3. Representación del balance térmico/hídrico de una hoja en función del transporte xilemático de agua por demanda atmosférica. Fuente: Adaptado de Taiz & Zeiger, 3ra Ed. 2008.

Ahora, el soporte principal en función de mantener un sistema en constante equilibrio tiene mucho que ver de cómo se desarrolla y se recupera el sistema de raíces en poscosecha. Se reconoce que este proceso se extiende entre aproximadamente 90 y 120 DDPF (Fig. 1), comenzando a fines del mes de diciembre en la zona central de Chile.
De todas maneras, cabe recordar que todos estos procesos, no solo la recuperación del sistema de raíces, sino también, de la estabilidad en cuanto a flujo hídrico y la prevención de estrés, están firmemente ligados a la administración y programación del riego en esta etapa del desarrollo del cultivo, el cual se debe ir monitoreando mediante inspección de calicatas, estaciones meteorológicas, métodos de gestión como sondas de humedad, etc., y por supuesto mediante la apreciación visual en respuesta de las plantas; donde el monitoreo del correcto funcionamiento del sistema de riego y la elección de adecuados tiempos y frecuencias de riego, es clave para lograr el objetivo de mantener en equilibrio el sistema suelo-agua-planta.
En términos nutricionales, la temporada continúa con un ajuste a la fertilización primaveral y reposición del balance de los elementos en poscosecha de acuerdo al rendimiento obtenido y los análisis foliares de enero y/o de suelo para alcanzar los estándares conocidos para la especie. Cuando se trata de huertos en plena producción y sobretodo con un alto potencial productivo, necesariamente debe ser apoyado con la incorporación de agentes que potencien la recuperación de la raíz, ya que será el encargado de acumular gran parte de las reservas carbonadas y nitrogenadas que serán el soporte del inicio de la temporada, ya que en primavera se reconoce desarrollo inicial de raíces no antes de 25-30 DDPF (Fig. 1), generalmente respondiendo cuando la temperatura de suelo supere los 15ºC, comúnmente observado a mediados de octubre en la zona central de Chile.
Los agentes específicos que ayudan en este proceso especifico se reconocen como enraizantes; fitohormonas que necesariamente en su composición deben contener reguladores de crecimientos, principalmente auxinas (AIB, AIA, ANA, etc.), quienes proporcionan una señal directa para potenciar aún más la creación de nuevas raíces y del desarrollo sostenida de éstas, cuya aplicación en el segundo “flush” de crecimiento (80-90 DDPF).
Según estudios en Chile, el uso de este tipo de herramientas, en la medida que el huerto lo justifique, otorga diferencias significativas en el aumento de masa radical expresada en gramos de raíces por m³ de suelo, reconociendo que la utilización de este tipo de compuestos en esta época, potencia el desarrollo de las raíces y generar nuevos puntos de crecimiento. Si bien la acumulación de reservas carbonadas (almidón) y nitrogenadas no siempre representa un cambio en su concentración, ya con tener mayor desarrollo del sistema radical, medido en peso, si se puede afirmar que existe una mayor cantidad de este tipo de reservas en las plantas.
Cualquier anomalía desde el punto de vista del estrés en este período va directamente en desmedro de la acumulación de reservas y de forma paralela a la formación y al desarrollo de los primordios florales en los centros frutales que participaran en la producción de la siguiente temporada, por ende, es en ésta etapa donde cobra importancia las aplicaciones de bloqueadores solares junto a productos en base a algas, como Ascophyllum nodosum y Ecklonia maxima. El uso de protectores solares junto a algas y su efecto benéfico en las plantas ha sido investigado durante años, llegando a concluir que la aplicación de caolinitas a concentraciones de uso del 3%, reducen la temperatura de las hojas en comparación a un testigo sin tratamiento, ayudando a la continuidad de la fotosíntesis, lo que se traduce en mayor acumulación de reservas almidonadas en los dardos y una mejor absorción y translocación de nutrientes y un aumento a la resistencia al estrés, como también indirectamente la disminución de mal formaciones de primordios florales cuando la temperatura ambiental aumenta por sobre los 30°C.
Referencias.
Bonomelli, C., Bonilla, C., Acuña, E., and Artacho, P. 2012. Seasonal pattern of root growth in relation to shoot phenology and soil temperature in sweet cherry trees (Prunus avium): A preliminary study in central Chile. Cien. Inv. Agr. 39(1).
Quero-García, J., Iezzony, A., Pulawska, J., Lang, G. 2017. Cherries: botany, production and uses. Boston, MA: CABI, 2017.
Salazar, C., Hernández, C., Pino, M. 2015. Plant water stress: Association between ethylene and abscisic acid response. Chilean J. Agric. Res. Vol.75. supl1. Agosto 2015. Chillán, Chile.
Taiz, L. & Zeiger, E. 3rd. Edition, 2006. Plant Physiology, Water Balance of Plants. Sinauer Associates. Sunderland, Ma., USA.
Tapia, C. 2017. Utilización, modo de acción y experiencias de distintos reguladores de crecimiento que influyen en la producción de cerezas. Revista Red Agrícola, edición agosto 2017. pp. 30-31. Santiago, Chile.
Villar, L., Lienqueo, I., Llanes., A., Rojas, P., Péez, J., Correa, F., Sagredo, B., Masciarelli, O., Luna, V., Almada, R. 2020. Comparative transcriptomic analysis reveals novel roles of transcription factors and hormones during the flowering induction and floral bud differentiation in sweet cherry tres (Prunus avium L. cv. Bing). PLoS One. 2020 Mar 12;15(3).