Todas las temporadas de cerezas son diferentes y, por cierto, tienen desafíos, complicaciones, logros, imprevistos y metas distintas; la reciente no fue la excepción, pues partió con una presión adicional a cuestas de la mano de un Año Nuevo Chino adelantado 10 días respecto del año pasado, lo que generó una de las ventanas de cosecha más estrechas que haya tenido la industria cerecera chilena, para poder llegar con la fruta antes del 22 de enero a China.