En la actualidad en el gremio de los agricultores y exportadores especializados en los huertos de cerezas, ha tomado gran importancia un evento cultural anual, milenario de la cultura oriental, el Año Nuevo Chino; una fecha estratégica con la que trabajamos todos aquellos que proveemos, cultivamos, exportamos y degustamos este maravilloso fruto.
¿Pero sabemos en realidad qué significa esta fecha, para la que trabajamos con tanto esmero?
Empezaremos recordándoles que, para el 2.024, el año nuevo chino iniciará el día 10 de febrero, un poco más tardío que el de 2.022 y 2.023; y decimos iniciará porque a diferencia del año nuevo occidental que celebramos el 31 de diciembre y dura un solo día, para los chinos es una fiesta que dura 16 días iniciando en la víspera del año nuevo el 9 de febrero y terminando con la fiesta de las linternas del día 24 de febrero de 2.024.
Esta fiesta tradicional también se celebra en países como Singapur, Corea del Sur, Corea del Norte, Hong Kong, Malasia y Vietnam.

También conocido como el “Festival de Primavera”, es la celebración más importante de las fiestas tradicionales chinas. Como su nombre lo indica, el Año Nuevo Chino sigue el ciclo de la luna, así que éste 10 de febrero de 2024, marca el comienzo del año 4.722, que será el año del Dragón y el elemento madera; el año del Dragón de madera según el calendario lunar chino.
Según el zodíaco chino, el Año del Dragón llega una vez cada 12 años. El Año del Dragón más reciente fue en 2012 y el próximo será este 2024. Se dice que las personas nacidas en cualquiera de estos años nacieron, bajo el signo del Dragón.
Durante los 16 días de fiesta, suceden visitas a familiares, comidas especiales, conciertos, desfiles y fuegos artificiales. Todo el mundo celebra el año nuevo, sobre todo durante los tres primeros días.
Cinco días antes del festival, se limpia la casa y se realizan las compras de año nuevo. También se cuelgan carteles rojos con versos poéticos en las puertas y se decoran las paredes con cuadros y faroles rojos.
La víspera del Año Nuevo, quienes viven fuera de casa hacen un gran esfuerzo para llegar al hogar y asistir a la “Cena del Reencuentro”, que es la comida más importante de todo el año. Es equiparable a la cena de navidad para occidente. Se comparte una gran comida en la que no pueden faltar los tradicionales “raviolis” (shoumian), que representan la longevidad. Esta cena dura hasta las doce de la noche, momento en que da comienzo la cuenta atrás del año nuevo. También tiene lugar el tradicional reparto de sobres rojos, con dinero para los niños. Al final se lanzan fuegos artificiales y petardos, con la esperanza de alejar la mala suerte y atraer la prosperidad.
Durante la semana siguiente al año nuevo chino la gente se dedica a visitar a los familiares y amigos; y se llevan obsequios donde entran como protagonistas, entre otros obsequios, las cajas de cerezas chilenas, por una parte, atractivas por su color rojizo muy importante en ésta fiesta, y por otra parte, porque para un consumidor chino, la cereza simboliza perfección, eternidad, fortuna, salud y prosperidad. Las cerezas son consideradas un artículo de lujo que se regala en ocasiones especiales y han logrado conquistar a las clases media alta y alta de ese país, así mismo, al regalar un fruto tan saludable como las cerezas, simbólicamente se está regalando salud.

En muchos hogares, se encuentran auspiciosos caracteres chinos y coplas sobre papel rojo pegadas en las puertas. El rojo es un color auspicioso ya que ahuyenta al Monstruo Nian. Usar ropa nueva también es una tradición común para protegerse de la mala suerte y el nuevo año, un evento de novedad.
Como todos los festivales tradicionales en China, el Año Nuevo Chino está plagado de historias y mitos. Uno de los más populares es sobre la mítica bestia Nian, que comía ganado, cultivos e incluso personas en la víspera de un nuevo año. Para evitar que Nian ataque a la gente y cause destrucción, la gente pone comida en sus puertas para Nian.
Se dice que un anciano sabio se dio cuenta de que Nian tenía miedo a los ruidos fuertes (petardos) y al color rojo. Entonces, la gente puso linternas y pergaminos rojos en sus ventanas y puertas para evitar que Nian entrase; también usaban Bambú crujiente, lo que posteriormente se reemplazó por petardos que se encendían para asustar a Nian.
Según la historia del Año Nuevo Chino, las primeras celebraciones eran un momento para ofrecer sacrificios a los dioses y antepasados, y a medida que cambiaban las estaciones, la gente quería una bendición para la cosecha. Hoy en día, muchas de las tradiciones del Año Nuevo Chino se basan en esa historia.
Si miramos al cielo, sabremos cuándo es el Año Nuevo Chino con la llegada de la primera luna llena, y aunque la verdadera historia del origen del Año Nuevo Chino se pierde en el pasado, las celebraciones son tan festivas como siempre; y son tan alegres y coloridas no solo en China, sino que se celebra de formas similares en los demás países que también celebran el año lunar, o año nuevo chino, como pasa en Singapur, Corea del Sur, Corea del Norte, Hong Kong, Malasia y Vietnam; se debería entonces, volver la mirada hacia esos nuevos destinos, como una oportunidad de diversificar el mercado y ampliarlo a nuevos horizontes.

Las exportaciones de cerezas proyectadas para la temporada 2.023 – 2.024 eran de 100 millones de cajas, pero debido a los eventos climáticos sucedidos que ocasionaron inundaciones invernales, falta de horas frio, falta de grados día en época de floración y cuaja que dificultaron el trabajo de las abejas, y lluvias tardías de primavera que ocasionaron partidura, entre otros, los ánimos bajaron y la expectativa estaba cerca de las 65 millones de cajas; las variedades más golpeadas por condiciones adversas como las anteriores fueron la Royal Down, una de las variedades que se cosechan primero y por lo mismo se vio afectada por las lluvias de primavera, seguido por la Bing que tuvo poca carga sumado a recambio varietal y la Santina que por los volúmenes y participación podría ser la baja más potente; sin embargo la realidad por fortuna superó este cálculo; esto ayudado por una logística que funcionó mejor y evitó daños en las cerezas, así como por un alza sorprendente que no se preveía en las producciones de los huertos de cerezas de la zona sur del país, especialmente del Maule hacia el sur; hoy día se prevé que las exportaciones podrían estar cercanas a los 82 millones de cajas, es decir, cerca de los 410 millones de kilos, un poco menos que la temporada anterior donde se exportaron poco más de 83 millones de cajas; a la fecha ya se han exportado 81 millones de cajas, esperando lo que suceda en los próximos días, cuando se termine de consolidar la exportación total de la temporada.
De la cantidad total de cerezas que produce Chile, el gigante asiático nos compra casi el 88% de las exportaciones totales de ésta apetecida especie. Las oportunidades comerciales son muchas, pero debemos trabajar fuertemente en llegar antes, más rápido , con mejor logística y apuntar al marketing, con el fin de diversificar el mercado no solo para la fiesta del año nuevo chino, sino a otros países como Estados Unidos, ya que es el segundo consumidor de cerezas, con un 4%; la idea es proveer a este país en el otoño-invierno del hemisferio norte, y posicionar a la cereza como un regalo importante en reemplazo de los chocolates, o de las flores, que es un segmento de mercado que Vadpagro conoce muy bien, y que principalmente llegan de Ecuador y Colombia, para ser entregados como regalo en una fecha muy importante para los Estadounidenses como es San Valentín; ojalá a futuro, no solo miremos a China y al año nuevo chino como única fecha importante de exportación de cerezas, sino también pongamos en el radar el 14 de febrero con su San Valentín, o intentar llegar con mayor fuerza a mercados como Corea del Sur que actualmente compra el 2% de la producción de nuestras cerezas y hacen parte de los países que también celebran el año nuevo chino.