La primera vez que vimos este gráfico, proveniente de un campo con tecnología de punta y sistema de riego controlado desde un laptop nos pareció increíble!
Cómo sólo el 50% de los riegos que se programaban eran llevados a cabo? y más sorprendente aún era darse cuenta que sólo un 60% de estos riegos eran realizados con un nivel aceptable de calidad (10% de tolerancia).
Lo cierto es que los controladores de riego, las sondas, la telemetría, los caudalímetros, las tomas de presión, etc., aún requieren una fuerte supervisión de los encargados de riego para obtener los resultados que se persiguen.
Nuestra experiencia nos indica que un número elevado de campos con programadores de riego depositan toda la confianza en que los sistemas lo hacen todo bien, y el control en el riego deja de ser un ítem en el que hay que prestar atención, esto puede ser un gran error.
Nuestra experiencia y aporte a la industria como Compás, se basa en lograr que los equipos aprendan a utilizar estos sistemas, ayudándoles a capturar su potencial, extrayendo información que sea simple pero que permite tomar decisiones acertadas, no solo a través de un conocimiento de la tecnología sino o además con un sistema de trabajo metódico e inspirado en el mejoramiento continuo.
“Cuando empezamos a usar la información desde las bases de datos de los sistemas de control de riego, nos dimos cuenta primero que nuestros caudalímetros estaban casi todos malos, no había forma de asegurar si los m3 que programaba por riego llegaban o no al campo, nos dimos cuenta además que no teníamos un sistema de control de presiones adecuado y habíamos regados por anos, sectores con baja presión y era la causa de el bajo vigor y mal calibre, nos dimos cuenta que teníamos sectores con 20% de goteros tapados, y que también que muchos errores humanos, eran atribuidos a fallas en “tecnología de nuestro sistema de riego”.
“Tuvimos que empezar por lo más crítico, desde nuestros caudalímetros, e ir avanzando hacia un sistema de auditoría para el controlador de riego, implementamos sistemas de control para nuestros descoles, chequeo de emisores, control de presiones, registro de calicatas, etc. Cuando tuvimos esto ya caminando, empezamos a regar con más claridad y llegamos cuestionarnos y dejar en la obsolescencia, bajo nuestras condiciones, ese mítico número de 10.000 m3/hectárea/año, que durante muchos años fue el número permitió navegar en cierta confianza nuestra idea requerimiento anual de agua de un cultivo. Teniendo un mejor control y uso de la tecnología, pudimos empezar a regar mejor, con menos agua en el año (mucha menos), tener un riego más controlado, con menor costo de energía, con un equipo más motivado y en control de la tecnología que teníamos a disposición.
Gráfico 2: “Cuando el equipo no está en control de la tecnología, la simple pregunta de porqué los riegos esta semana no se cumplieron? parece ser casi siempre desconocida.
Gráfico 3: “cuando el equipo si está al mando de la tecnología y del riego, la respuesta a la misma pregunta, muestra un abanico mucho más amplio y concreto de factores, que permiten establecer un mejor foco y la búsqueda de mejoras”.
En resumen, la tecnología, una vez más nos muestra que puede ser de enorme ayuda pero requiere de supervisión y análisis. La tecnología no trabaja sola, y ese es nuestro trabajo y nuestro mayor objetivo, como fortalecer los equipos con información útil que permita ver los errores, anticiparse a ellos y gestionarlos adecuadamente.
Para mayor información visita: COMPÁS AgroSistemas.