En el mundo, son varios los países que se han adentrado en la industria de la cereza, produciendo, importando y exportando este fruto tan apreciado a nivel global. Países como China, Estados Unidos, Chile y Turquía trabajan todo el año en su producción y esperan ansiosos su florecimiento y acontecimientos como la primera cosecha.
Pero llevar la fruta a su destino final es un proceso en marcha continua que requiere de diversos pasos, uno de los más importantes: la selección de fruta. La calidad, color y el aspecto, son alguno de los puntos principales al momento de seleccionar, pues esto puede definir su apreciación en los mercados que adquieren y consumen la cereza.
Actualmente, por increíble que parezca, este es un proceso que en muchos países se sigue haciendo de manera manual, es el ojo humano el que registra cientos y cientos de kilos de fruta y elige cuales son las que seguirán su curso en la ruta de la cereza. Pero ¿qué tan efectivo es este sistema?
Esa es una de las tantas preguntas que han surgido en los últimos años y que la aplicación de nuevas tecnologías ha sabido responder. En conversación con Smartcherry, Patricia Maraboli, quien es ingeniera agrónoma y especialista en procesos de cerezas y manzanas en Dole Food Company, compañía internacional de producción y comercialización de frutas y verduras, nos cuenta cuales son los beneficios de la llegada de la tecnologías como la robótica o la Inteligencia Artificial (IA) a la industria alimentaria.
“La tecnología, que ya está bien desarrollada por las empresas que proveen estos servicios, evita que las personas sean las que seleccionen, las que seleccionan en cambio, son cámaras que a través de muchas fotos que se le sacan a las cereza, crean un patrón que hace la selección de la fruta. El tema es que una persona solamente ve alrededor del 3% de lo que ha pasado por su mesa de selección, por lo tanto, eso se reduce principalmente al descarte de la fruta menos óptima. Entonces, el desarrollo de esta tecnología, ya sea en la cereza, en los arándanos, manzanos, en cítricos, paltas, etc, ayuda a que tengas un producto de mejor calidad y que no tenga que ser el ojo humano el que seleccione”.
Ustedes fueron y se inspiraron mucho en los avances de Europa, Estados Unidos y otros países que ya han avanzado en esta materia. ¿Qué fue lo que pudieron observar allá y cómo se ha replicado eso en países como Chile?
“Hace muy bien salir. Yo he estado en Europa, Estados Unidos y Nueva Zelanda. En Europa propiamente tal, siempre están avanzando y haciendo nuevas tecnologías, nosotros en concreto, vamos a mirar qué es lo que podemos aplicar localmente y cómo hacerlo, ya que en un principio se replicaban los modelos tal cual venían pero no era lo más adecuado, ya que nosotros tenemos viajes de exportación mucho más largos, y otros aspectos que había que compatibilizar.”
¿Y cuál es la percepción que les queda?
“Que estamos en niveles tan similares a los de países como Nueva Zelanda o Estados Unidos en términos de tecnología. Es decir en el top de la tecnología”.
Humanos vs tecnología
En los últimos años la tecnología y como esta es aplicada en distintos ámbitos de la sociedad, se ha convertido en una verdadera preocupación que ha traspasado la discusiones entre personas y las especulaciones, para tomarse la agenda política de diversos países que ya se preguntan cómo controlar su uso y evitar efectos colaterales. Uno de estos efectos: el relevo y exclusión del ser humano.
Si bien, una de las cosas que más se escucha al respecto es cómo y cuán afectado se verán los trabajadores por la automatización de procesos y sistemas, los especialistas aseguran que esto no es del todo cierto, pues el factor humano seguirá siendo clave para cualquier entorno laboral, así lo explican expertos como Karim Lakhani, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard que se especializa en tecnología del lugar de trabajo y particularmente en IA, quien teoriza que la tecnología no reemplazará a los humanos, sino que reemplazará a aquellos humanos que no tengan la tecnología.
Esto es algo en lo que Patricia coincide, aunque sí reconoce que la reducción de personal es real. “Es cierto, no compiten una con la otra, aunque si es verdad que si tu aplicas tecnología vas a disminuir la cantidad de mano de obra que necesites, ya que se calcula que una robótica completa de una empresa, según mediciones realizadas en Europa, es entre un 40% y un 50% menos de gente, aunque si o si necesitas el porcentaje restante, los colaboradores y la mano de obra son necesarios. Además, técnicas como la Inteligencia Artificial tienen que ser revisadas y monitoreadas por personas porque de lo contrario pueden hacer cualquier cosa.”
En esa línea, su llamado es a no temer y a entender esta nueva era de la industria agrícola como parte de un nuevo proceso de compatibilidad entre lo de ayer y hoy. “No le tengamos susto a la Inteligencia Artificial, ni a la automatización, ni a la robótica”, concluye.