Huertos de cerezas completamente nevados en la Patagonia argentina, hasta 40 centímetros de nieve y hasta 15 grados bajo cero. Esto ocurre principalmente en los meses invernales del hemisferio sur, pero también podrían ocurrir nevadas tempranas en otoño -abril, mayo y junio- y nevadas tardías en primavera. Sobre este fenómeno Smartcherry conversó con Aníbal Caminiti, Gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI).
“Mientras las plantas están dormidas en invierno, la nieve no genera mayor problema. Las plantas
de cerezo son muy resistentes a las bajas temperaturas, son naturalmente plantas de regiones
templadas y templadas-frías. Los inconvenientes ocurren, principalmente, en dos casos: cuando
las temperaturas son extremadamente frías, y cuando las nevadas y el frío ocurren en momentos
que los órganos vegetativos empiezan a despertarse y movilizarse, como pasa en primavera”.
¿Cuándo hay mayor probabilidad de enfrentar nevazones?
“Si bien la posibilidad de precipitaciones níveas está concentrada en invierno, se pueden extender y
esas nevadas tardías pueden ocurrir cuando las plantas ya están con órganos vegetativos desarrollados, ya no están dormidas, pueden tener yemas, pueden tener flores. Ahí la baja temperatura es un problema, donde los órganos son sensibles y se pueden congelar. En estos casos, los sistemas de control usados en la Patagonia argentina son básicamente sistemas de aspersión o microaspersión. Sin embargo, si se enfrentan muchos centímetros de nieve no es posible hacer este control de heladas”
¿Cómo se maneja un huerto tras la caída de nieve?
“El manejo del huerto, en general, no difiere mucho de lo que ocurre cuando llueve. Cuando nieva
o llueve limitas o suspendes las actividades hasta que las puedas retomar cuando las condiciones
climáticas y ambientales lo permiten. Lo primero, es despejar la nieve. Más que las nevadas, yo diría que las bajas temperaturas es el tema más delicado. Aquí podemos tener temperaturas de 15 grados bajo cero, lo habitual es estar entre 7 y 12 grados bajo cero. Cuando el suelo se congela en invierno, limita las actividades de movimiento de tierra. Por ejemplo, si yo tengo que plantar y la tierra está congelada, no es el momento ideal y tengo que suspender o posponer hasta que la tierra se descongele o tengo que plantar más temprano o más tarde. Si se congele los primeros centímetros la superficie, se rompe con la pala o con el pico y se trabaja. Si el congelamiento de tierra es mayor se utilizan maquinarias para romper, para hacer zanjeo y permitir los trabajos de invierno”.
¿Qué pasa si planto en esas condiciones y después hay congelamiento de suelo?
“La humedad que está en el suelo se congela, después se expande y cuando vuelve a su estado
líquido hace que las raíces no estén en íntimo contacto con las partículas del suelo. Por lo tanto,
hay que regar para generar rápidamente ese contacto. También puede generarse congelamiento de raíces. Pero en definitiva las plantas son resistentes a la nevada y el frío. Debido a que la acumulación de nieve puede llegar a 40 centímetros o más, tapa todo tipo de vegetación, entonces liebres y conejos, pero fundamentalmente la liebre en la Patagonia austral busca alimentarse y dañan los tallos que quedan sobre la superficie de la nieve. Entonces hay que intensificar el control de liebres. Siempre hay protectores para las liebres, pero cuando nieva son tapados por la nieve”.
¿Cuáles son las principales variables a considerar en estas circunstancias?
“La nieve genera peso sobre las ramas y puede quebrarlas. Si esa nieve se congela, aumenta el
peso y probabilidades de quiebre. Además, cuando hacemos control de heladas, el agua de la
aspersión también puede congelarse, lo que genera un peso adicional. El viento, que es un condicionante habitual en Patagonia, también genera distintos efectos no deseados en la estructura de las plantas, en la formación de las plantas y también en el quiebre de ramas. Por lo anterior, necesariamente los cultivos de cerezas en Patagonia deben estar apoyados sobre estructuras con alambre, para poder soportar el peso de las nevadas, el peso del control de heladas y para poder mitigar el efecto del viento. Todo para poder estructurar bien las plantas desde el punto de vista productivo”
¿Qué beneficios para la fruta otorgan estas condiciones climáticas?
“En cuanto a los beneficios, la nevada en sí no genera ningún beneficio particular, sí trae
inconvenientes momentáneos, como suspender y aplazar todas las tareas operativas: suspender la
poda, labores del suelo y las plantaciones. El mayor beneficio no está por la nieve, sino por la acumulación de horas de frío. Patagonia y las zonas frías tienen garantizadas las horas de frío que necesitan las plantas para tener una buena producción. El ambiente de Patagonia, además de poder brindar frío también después tiene días mucho más prolongados durante la primavera y sobre todo verano. Esto hace que las etapas fenológicas sean más lentas y extensas, esto reditúa también en la calidad final del de la fruta. Lo mismo que la amplitud térmica, la amplitud térmica que ocurre en Patagonia entre el día y la noche, hace que la planta no tenga que recurrir a sus reservas de azúcares, quedando en mayor concentración en los frutos y eso le da mayor nivel de azúcares o Grados Brix.
Otro beneficio que genera un ambiente frío extremo como el de la Patagonia, es un ambiente saludable desde el punto de vista sanitario, por casi no existir plagas y enfermedades, entonces hace un ambiente muy interesante desde ese aspecto”.
¿Qué nos puede comentar de producir cerezas bajo estas condiciones?
“Son muchas las regiones que producen con nieve. Es lo habitual de las producciones del hemisferio
norte: Canadá, British Columbia, el noreste de Estados Unidos, Washington, Oregon, el norte de
Europa, zonas de China. En muchas regiones el cerezo convive invernalmente con la nieve. Naturalmente el cerezo viene de ese lado del mundo, de una zona más templada, templada-fría, aunque en estos últimos años los breeders vienen desarrollando variedades con menos requerimientos de horas de frío, básicamente por un tema comercial, por un tema de mercado, para poder abrir la oferta comercial a meses donde no hay producción de cerezas, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur, para poder abastecer esas ventanas desabastecidas. Entonces se generan variedades que pueden localizarse en zonas más cálidas, con menos requerimiento de frío. Es la tendencia hacia donde vamos. Por dar un ejemplo, variedades muy conocidas por nosotros como Santina y Lapins, son originarias de una estación experimental de Summerland en British Columbia, en Canadá, zonas donde la nieve y el frío son condicionantes naturales normales”.
Foto: Extendiendo las tuberías para un control de heladas.