Por: Valentina Vesely, Jefe I+D y Sebastián Johnson, Gerente General Proyectos Industriales Johnson.
En la industria de la cereza, la innovación es clave para mantenerse a la vanguardia y asegurar la calidad del producto. A menudo, se confunde con la incorporación de maquinaria automatizada, pero en realidad, innovar significa mejorar procesos existentes y desafiar prácticas convencionales para obtener mejores resultados.
La cereza, como producto perecedero, enfrenta desafíos en la poscosecha que pueden afectar su condición final. Minimizar la deshidratación, la pérdida de firmeza o el pardeamiento interno requiere soluciones innovadoras que permitan reducir estos efectos y preservar la calidad de la fruta el mayor tiempo posible.
Innovar en la práctica: cambios simples, resultados significativos
La innovación no tiene por qué ser costosa ni complicada. Un ejemplo es el ajuste en el horario de cosecha. Comenzar a las 5:00 a.m. permite trabajar en condiciones donde el Déficit de Presión de Vapor (DPV) es prácticamente cero, lo que minimiza la deshidratación y evita que la temperatura de pulpa de la cereza aumente rápidamente. Además, terminar la cosecha antes de que la temperatura del aire y el DPV alcancen niveles críticos ayuda a mantener la calidad del fruto. Es fundamental evitar que la pulpa supere los 20°C, ya que a esa temperatura la tasa respiratoria se incrementa drásticamente, acelerando el deterioro de la fruta.
La innovación también puede manifestarse en la adopción de prácticas simples pero efectivas, como el uso de toldos para cubrir los bins durante la cosecha y proporcionar sombra a la fruta antes de su traslado al centro de acopio. Otro ejemplo es la utilización de esponjas húmedas sobre los bins, una técnica que ha sido estudiada y validada por su efectividad en la reducción de la deshidratación, permitiendo su aplicación informada y correcta. Además, la optimización del trabajo de los supervisores de cosecha mediante una regulación adecuada puede marcar la diferencia en la calidad del proceso.

El papel de la investigación y desarrollo
Contar con un departamento de investigación y desarrollo dentro de las empresas, tanto en los campos como en las empresas exportadoras, es esencial para validar y optimizar las prácticas innovadoras. Este tipo de enfoque permite realizar ensayos que respalden científicamente las mejoras implementadas y contribuyan a su correcta aplicación en cada etapa del proceso productivo.
Capacitación: Un pilar fundamental de la innovación
Un equipo bien capacitado es clave para la implementación efectiva de innovaciones. La formación adecuada de los supervisores y trabajadores de cosecha asegura que las mejoras sean aplicadas correctamente, optimizando el proceso y asegurando un producto de calidad superior. La capacitación no solo es una inversión en conocimiento, sino en resultados concretos.
El valor de la observación y el aprendizaje
Innovar también implica aprender de otros. Visitar a diferentes productores, conocer sus estrategias y adaptar buenas prácticas a cada realidad productiva es una forma efectiva de mejorar sin necesidad de reinventar procesos desde cero.
Por otro lado, la incorporación de nuevas tecnologías en la poscosecha, como los sistemas de humidificación, representa un avance clave en la conservación de la cereza. Estas tecnologías permiten mitigar la deshidratación y optimizar las condiciones de almacenamiento y transporte, asegurando que la fruta llegue en mejores condiciones a su destino final.
Innovación colaborativa: una necesidad para la industria
Para fortalecer la industria, es clave fomentar la colaboración entre los distintos agentes involucrados en la poscosecha de cerezas. La creación de agrupaciones donde se compartan investigaciones, avances, tecnologías e innovaciones permitirá mejorar la competitividad del sector y evitar que el conocimiento se mantenga fragmentado en cada empresa. Trabajar en conjunto, en lugar de operar de manera aislada, potenciará el desarrollo de soluciones efectivas y sostenibles para la industria.
La innovación en la industria de la cereza no se trata solo de introducir nuevas tecnologías, sino de fomentar una cultura de mejora continua, aprendizaje y colaboración. La clave está en ser flexibles, estar abiertos a nuevas ideas y estar dispuestos a hacer las cosas de manera diferente para alcanzar mejores resultados.

