Tarea: “Programas de aplicaciones de agroquímicos y uso sostenible de los recursos, una experiencia real de terreno”
Por: Raúl Osorio, Director Peulla Asesorías y Servicios – Gonzalo Pezoa, Jefe Técnico Exportadora MAGNA, Grupo Miguel Vial.
Nuestras estrategias de uso de agroquímicos dependerá siempre de tres factores que están estrechamente relacionados y la responsabilidad expresada en proporción de cada uno de los éstos se describe en la figura 1 adjunta:
1. Elegir un buen producto agroquímico (ingrediente activo y formulación efectiva), con respaldo suficiente, un costo razonable para su objetivo, idealmente de bajo impacto medio ambiental y considerar siempre su rango de dosis.
2. Usar oportunamente los productos agroquímicos dependiendo de los estados de desarrollo de nuestro cultivo, de los estados de susceptibilidad de las plagas y enfermedades.
3.Por último, usar equipos de aplicación que estén siempre en buen estado de mantención, limpios y óptimamente calibrados para desarrollar aplicaciones en un amplio rango de volúmenes de agua o “tasa de aplicación”.

El desafío:
Cada año, los especialistas en el manejo productivo de los cultivos frutales desarrollan programas de alto desempeño y eficacia de los agroquímicos y siempre en búsqueda de la eficiencia en su uso (fungicidas, insecticidas, herbicidas, reguladores de crecimiento, bioestimulante, nutrientes, entre otros). Para ello recopilan las actualizaciones de las etiquetas y sus recomendaciones de uso; también corroboran las restricciones de los LMRs a los diversos ingredientes activos para los distintos mercados de destino.
Adicionalmente se ocupa un tiempo importante para verificar y actualizar nuevas restricciones adicionales de algunos clientes en países con mayores exigencias o estándares secundarios (supermercados). En estos casos se encuentran los requerimientos o restricciones de N° de ingredientes activos en un análisis individual, porcentajes relativos individuales de las concentraciones de i.a detectados o en sumatoria de estos LMRs, además de otros componentes toxicológicos como el ARfD, también como porcentaje relativo individual o en sumatoria de lo encontrado.
Otra preocupación permanente es la búsqueda de compatibilidad de los productos agroquímicos utilizados para lograr mezclas de tanque química y físicamente compatibles; de esta forma poder realizar un menor uso de la maquinaria empleado en esta labor y lograr varios objetivos en menor N° de aplicaciones (ahorro de energía y mano de obra especializada).
También es muy importante que las aplicaciones en los períodos de mayor susceptibilidad no generen manchas o depósitos en la fruta y provoquen un defecto “cosmético” en la fruta. Esto puede causar graves daños en la calidad de la fruta provocando pérdidas importantes.
Si consideramos que el costo de los programas foliares (nutrición y sanidad) suman entre US$ 3000 a 4000 / ha, que el costo asociado a cada aplicación es de US$ 25 /ha (M.O. – Maquinaria), y tenemos entre 20 a 25 aplicaciones por temporada; este costo es de US$ 600 / ha, adicionales.
En total estamos utilizando entre US$ 3.600 a 4.600 / ha / temporada; es sin duda una gran inversión anual y debemos utilizarla eficientemente (https://smartcherry.cl/manejos-agronomicos/invitacion-al-uso-efectivo-y-eficiente-de-nuestra-inversion-programas-de-aplicaciones-de-agroquimicos-en-cerezos).
A la búsqueda de la eficiencia del uso de los recursos, sumamos la inquietud cada vez mas creciente del uso de recomendaciones de volúmenes de agua ajustados al tamaño, estado de desarrollo de los cultivos y el objetivo a controlar.
Todo lo anterior debe ser implementado en terreno con equipos en buen estado con sus mantenciones periódicas, bien calibrados anualmente, “chequeados” en terreno permanentemente y operados por personal altamente calificado.
Una experiencia real de desafío y cumplimiento de esta tarea es la siguiente:
Hace aproximadamente 12 años, cuando comenzaron las exigencias de los estándares secundarios, nos dimos cuenta que no se podía pelear contra éstas, que solo iban en la dirección de ser más estrictas; generamos nuevos programas de aplicación para cumplir y lo que en el papel aparecía como el mejor programa que nos aseguraba controles de plagas y enfermedades y cumpliendo con estas nuevas exigencias, no lo conseguimos o lo hicimos a medias. Ahí nos dimos cuenta que al final, los que realmente generan este cambio son los operarios y sus supervisores directos.
El operador experimentado chileno tiene una particularidad, con cualquier tractor, con cualquier turbonebulizadora y en cualquier marco de plantación, si se le da una instrucción, sin tener mayores antecedentes lo hace a la perfección; por ejemplo, si se le dice que aplique 1.500 lts/ hectárea, al final del día vuelve con la tarea realizada y con el resultado final de 1.500 lts/hectárea, el tema es como quedó la distribución en ese huerto, partió aplicando el equivalente a 2.500 lts/hectárea, vio que se le estaba acabando el agua y reguló a 1.000, se dio cuenta que le iba a sobrar agua y la parte final la hizo con un gasto de 1.200, le sobró un poco e hizo una orilladura… resultado final del huerto 1.500 lts/hectárea.
En la primera parte quedó un depósito de producto muy por sobre lo esperado, pudiendo incumplir con el LMRs de destino, luego quedamos con bajo depósito, pudiendo quedar con menos días de protección y teniendo daño por insecto y la orilladura final también nos deja un exceso de producto que no teníamos considerado.
Debido a esta realidad es que comenzamos a trabajar con calibraciones que fueran lo más estandarizadas posibles, pero en un comienzo se hizo muy complejo ya que requería de muchas boquillas de distinto color y los tiempos reales de aplicación por huerto eran muy extensos. Luego con la ayuda y trabajo en conjunto con la gente de Peulla, generamos cambios a boquillas de más gotas lo que simplificó mucho teniendo solo 2 colores y con tiempos por hectárea de aplicación de entre 25 a 35 minutos.
Se puede buscar estandarizar los equipos con tractores y nebulizadoras de una misma marca y modelo, pero también esto se puede lograr con tractores que permitan trabajar a una misma velocidad y con nebulizadoras con bombas que logren mantener la presión de trabajo con los tipos y número de boquillas requeridos, además de tener un equipo de aire equivalente.
Esta búsqueda de estandarización es muy importante ya que nos permite tener indicadores de eficiencia ya que, si sabemos de antemano que, para cierta calibración, el tiempo para recorrer una hectárea son 35 minutos, debemos hacer todo lo posible por que el tiempo que se demore en volver a donde acabó la bombada sea el menor posible y esto involucra lo siguiente:
-Cargaderos con agua disponible y cercanos
-Tratar de no juntar aplicadores en los mismos cargaderos
-Productos disponibles y cercanos
-Caminos en buen estado
-Tractores con petróleo que le permita trabajar la jornada completa
-En caso de tener que modificar la calibración que sea lo más simple posible, cambio de presión, marcha o cambio de boquillas rápido, como los surtidores que se giran
-Supervisor con la capacidad de arreglar defectos menores como boquillas o surtidores quebrados.
Todos estos puntos y otros más nos ayudan a hacer lo más eficiente posible el tiempo entre que el equipo deja de aplicar y vuelve, pudiendo generar indicadores como por ejemplo 1 bombada por hora, que se obtiene de calibraciones con tiempo conocido por hectárea y tiempos de carga de 25 minutos; con estos 2 parámetros podemos hacer gestión de nuestra maquinaria, saber de antemano si con los equipos disponibles somos capaces de terminar a tiempo o si debemos cambiar de estrategia.
Fue así como un requerimiento externo, que en un primer momento causó rechazo, nos ayudó a darnos cuenta de que estábamos siendo muy ineficientes e ineficaces en las aplicaciones y nos ayudó a estandarizar un proceso complejo y dependiente de personas, muchas veces con muy poca formación.
Para poder desarrollar los planes de manejo de aplicaciones eficaces y eficientes debemos tener equipos previamente diagnosticados en todos sus componentes, reparados y reemplazados sus elementos críticos, realizar mantención anual y periódica, limpieza permanente y tener personal altamente capacitado para desarrollar las aplicaciones que se traducirán en el éxito de nuestro cultivo a la cosecha con el menor impacto al ambiente y las personas.