El análisis de yemas en cerezos (AdYC) marca el punto de partida para la nueva temporada 2025-2026.
Esta herramienta objetiva permite conocer tempranamente el estado fisiológico del huerto, entregando información clave sobre su potencial productivo. A partir de sus resultados, es posible definir estrategias de manejo en campo, como la poda o la regulación de carga y ajustar programas de fertilización.
Este análisis busca reducir la incertidumbre sobre el potencial de floración de cada cuartel, siendo una herramienta fundamental para definir una correcta ecuación productiva.
Las evaluaciones generalmente se realizan entre mediados de mayo y fines de julio, dependiendo del estado de latencia del huerto. El análisis consiste en observar la condición de los centros frutales para estimar la oferta floral, evaluando el número de yemas por centro reproductivo, la cantidad de primordios florales por yema y su estado (sanos o dañados).
Dentro de estos parámetros, el recuento de primordios dañados es especialmente relevante, ya que más del 90 % de estos daños ocurre al inicio del proceso de entrada en dormancia.
¿A qué se deben estos daños?
Principalmente a bajas temperaturas que se registran entre finales de abril y comienzos de mayo, las cuales se relacionan con un proceso deficiente de lignificación y una inadecuada formación de brácteas en las yemas durante esta etapa.
El momento más crítico en cuanto a daños por heladas ocurre al final del invierno y comienzos de la primavera, específicamente cuando las yemas se encuentran en el estado fenológico de yema hinchada. Es en esta fase cuando se puede definir con mayor precisión el estado reproductivo real del huerto.
Para asegurar resultados representativos, es fundamental realizar una correcta toma de muestra. En primer lugar, se deben identificar adecuadamente los centros reproductivos del cerezo. Luego, seguir el protocolo de muestreo, dependiendo del laboratorio a cargo del análisis, asegurando que se cubran sectores representativos del huerto, considerando su homogeneidad.
Para obtener un buen resultado del ejercicio a fin de temporada, es fundamental poder proyectar muy bien el potencial productivo, teniendo este punto distintos matices; el primero, y el más importante, es conocer el potencial del huerto, esto es entender la relación de productividad / calidad con el cual se maximiza la rentabilidad de la unidad productiva.
Lo anterior es una información que la industria en general no tiene tan asimilada, siendo un factor importante en la ecuación de la producción.
Lo segundo también es poder conocer y entender la dinámica de cuaja histórica del huerto y que, por supuesto, está asociada fundamentalmente a variedad/pi, pero también a otros factores como: el estado de vigor del huerto, condiciones agroclimáticas al momento de la floración, entre otras y por último se debe conocer la oferta floral real del huerto a través de este tipo de análisis de fertilidad de yemas (AdYC), para así poder programar las labores iniciales de poda en las distintas condiciones de huerto y/o promover la extinción de yemas en dardos (Raleo en yemas) en materiales vegetativos que lo requieran.
A lo anterior, es muy importante ser muy eficientes en las labores que se realizan durante la temporada. De este modo, la poda invernal es una de las labores claves para ser eficientes en el uso de los recursos, que desde la actual temporada será uno de los ejes significativos para la vialidad del negocio.