El frío invernal es quizás el factor o la variable sobre la cual se pone más atención en invierno, ya que está directamente relacionado al potencial productivo de un huerto de cerezos. Esta acumulación invernal es totalmente necesaria para romper la dormancia, así vegetar y producir fruta en óptimas condiciones, por lo cual resulta importante para el cultivo. Un frío insuficiente en el receso invernal retrasa la fenología de los árboles, pudiendo provocar desfases en la floración; también ocasiona una lenta apertura de las flores y una asincronía entre el desarrollo de las hojas y frutos, llegando a generar mayor susceptibilidad al aborto o pasma de frutos (Lemus, 2005).
Las plantas generan procesos fisiológicos preparándose para la dormancia, siendo en primer lugar mecanismos que les permitan sobrevivir a las condiciones adversas del invierno en climas templados y fríos (inicio de la Endo dormancia), antes de la llegada de temperaturas extremas (Campoy et al., 2011). El acortamiento del fotoperíodo y la temperatura son las señales ambientales primarias que controlan el cese de crecimiento de los brotes y las bajas temperaturas (la primera helada de otoño) que marcan la señal clara para que las plantas comiencen el estado de latencia.
El cerezo es una especie que requiere acumular Unidades de Frío (UF), las que se contabilizan a través de distintas metodologías, siendo los más utilizados en fruticultura el modelo de horas de frío (Bennet, 1949; Weinberger, 1950), el modelo de Utah o Richardson (Richardson et al., 1974) y el modelo dinámico o porciones de frío (Fishman et al., 1987).
Además, Lang et al., en 1987, propusieron una nueva terminología para la investigación de la dormancia, distinguiéndola en tres fases, en orden: para-dormancia, endo-dormancia y eco-dormancia (Fig. 1). De acuerdo con su definición, la para-dormancia se refiere a la supresión del crecimiento impuesta a órganos particulares por otras estructuras del árbol (por ejemplo, dominancia apical), debido a la producción y/o acción de moléculas inhibidoras. Fadón et al. (2020), menciona esta fase como “establecimiento de dormancia” (Fig. 1), donde la planta logra detectar el acortamiento de los días sumado a la disminución de las temperaturas, desencadenando cambios fisiológicos y expresiones en ciertos genes en las plantas. Comienza una regulación en las hormonas vegetales. El ácido abscísico (ABA) y las giberelinas (GAs) juegan roles importantes en el establecimiento de la latencia. El ABA induce la suspensión del ciclo celular y la deposición de callosa en los plasmodesmos, bloqueando la comunicación celular en el meristemo apical del brote. Por otro lado, las GAs antagonizan al ABA, mostrando una disminución durante el establecimiento de la latencia.
Durante la endodormancia, el crecimiento no es posible incluso en condiciones de temperatura adecuadas, ya que las yemas no han recibido suficiente exposición al frío, respecto a esta fase. Fadon et al., la denomina como “endo-latencia” y nos explica que la exposición continua a temperaturas de enfriamiento conduce a la restauración progresiva del flujo de savia, mediante la degradación de la calosa en los plasmodesmos; esto facilita la transición de las yemas a un estado de reposo, mientras mantienen la tolerancia al frío. Por su parte, la fitohormona que presenta un rol es el ácido abscísico (ABA), que tiene una relevancia crucial en el mantenimiento de las yemas en latencia. La ecodormancia se refiere al periodo posterior, en el que las yemas de los árboles sólo necesitan una exposición suficiente a temperaturas cálidas para reanudar el crecimiento, los mismos autores mencionan que en esta fase se producen una serie de procesos fisiológicos que preparan a la planta para reanudar el crecimiento en primavera, como es la restauración de los canales de comunicación y transporte entre las células de la planta; los tapones de calosa generados al inicio de la dormancia se eliminan, permitiendo el trasporte a través del floema y xilema. Los niveles de fitohormonas se reorganizan con la disminución del ABA, mientras que las demás fitohormonas que promueven el crecimiento aumentan sus concentraciones.
Figura 1. Aspecto fenológico de las yemas de cerezo dulce a lo largo del letargo invernal: (a) establecimiento del letargo (BBCH 93, inicio de la caída de las hojas), (b) endo- y eco- letargo (BBCH 00 para yema vegetativa latente y BBCH 50 para yema floral latente), y (c) reanudación del crecimiento tras la liberación del eco- letargo (BBCH 01 para inicio del hinchamiento de la yema vegetativa y BBCH 51 para hinchamiento de las yemas de inflorescencia). (Fadón, 2020).
Hay una gran variedad de factores que deben ser analizados para poder entender las respuestas en la brotación y los procesos que secundan en cuanto a la floración del cultivo. Es en este sentido que es preciso poder obtener información objetiva en cuanto a los manejos que se están realizando en la etapa de postcosecha; una de las formas es poder determinar el nivel de reservas con el que se cuenta, en especial en los centros frutales (CF), y que en efecto será la fuente de reserva inmediata que se ocuparía para los procesos iniciales de floración, jugando un papel importante las reservas carbonadas en ese momento. Como ya se ha mencionado anteriormente, el periodo de dormancia ejerce un rol fundamental en disponibilizar las reservas, si es que efectivamente las hubo, y en donde se conjugan distintos mecanismos.
El índice base para poder contabilizar la acumulación de frío es el grado de caída de hojas y/o de amarillez de éstas, en donde se debiese obtener al menos el 50% de hoja caída/amarilla al 1 de mayo, consideración teórica para poder contabilizar frío. En estudios realizados recientemente se puede inferir que el mes de mayo puede ser relevante en cuanto la acumulación de estas unidades de frío (UF) respecto a junio, cuando este último viene deficiente en este ítem, siendo que la “recepción” de estas UF comiencen desde el primer momento del mes de mayo. Un ejercicio práctico es lo que sucedió la temporada pasada, donde por ejemplo en la zona de Requínoa, región de O’Higgins de Chile, donde se acumularon en total 528 horas frío base 7,2 °C (HF); suponiendo que la planta estuvo “receptiva” para acumula HF (en cuanto a su caída de hojas desde mediados de mayo), ésta hubiese dejado acumular 115 HF, siendo alrededor del 20% del total acumulado.
Las estrategias de rompedores de dormancia deben estar orientadas principalmente a maximizar el potencial productivo del cultivo como primer objetivo y en consecuencia a la zona climática se le asigna el valor agregado en su comercialización respecto a su fruta “primor”. Desde este punto de vista las aplicaciones de Cianamida Hidrogenada (CNH) deberían estar orientadas a asegurar este potencial productivo con la mayor cantidad de HF de acumuladas de acuerdo con cada variedad.
En muchos casos se señala que la CNH tiene un efecto de “compensar la falta de frío”, siendo un término que se debe clarificar y señalar que su mecanismo esta por la vía de generar un alto grado de estrés al interior de la yema que provocaría el rompimiento de ésta (brotación) como una mediada de respuesta. Es así, que la CNH actúa en la inhibición de la enzima catalasa, siendo ésta la encargada de descomposición del peróxido de hidrógeno (H2O2) en agua y oxígeno, que detoxificaría esto último a través de una serie de secuencias de reacciones complejas que aumentaría el metabolismo y ruptura de la yema. En efecto, existe una sinergia en los procesos metabólicos endógenos provocados por condiciones exógenas (condiciones ambientales) que se fusionan para en un momento oportuno para instaurar estas estrategias.
En el contexto de poder entender la importancia de una correcta fecha para las aplicaciones de CNH, se realizó un estudio en la temporada 2021-22 (Cuadro 1), en donde se compararon aplicaciones de CNH en 6 fechas distintas, usando una concentración del 2% de producto comercial, en cultivar Lapins, ubicado en la zona de Sagrada Familia, región del Maule (Cuadro 1), registrando la acumulación de frío al momento de cada aplicación y posteriormente se midieron índices productivos y de calidad de la fruta.
Cuadro 1. índices productivos y de calidad en la utilización de CNH en distintas fechas de aplicación en cvs. Lapins.
En términos productivos y de calidad se observó que, para la variedad Lapins para esa temporada en particular, la mejor fecha de aplicación fue el 14.07.21, obteniendo mejores resultados en índices productivos y de calidad. Esta investigación mostró que las aplicaciones de CNH en fechas determinadas podría influenciar de forma favorable en potencial productivo del huerto. Esto se pudo mostrar de forma evidente en cv. Lapins, ya que las fechas de aplicación tempranas de CNH influenciaron negativamente en el potencial productivo de los tratamientos señalados. Lo anterior puede estar dado en que eventualmente se subestime las HF que podrían ser acumuladas en la última parte del mes de julio y que, en efecto, además incidirían en encontrarse con menores temperaturas posteriores a las aplicaciones previa a la brotación, esto contrastado con fechas de aplicaciones un poco más tardías que justamente tendrían esta característica.
Es importante mencionar que el estudio se realizó en una temporada en que la acumulación de HF tuvo una dinámica distinta, y que al ser comparado con la temporada pasada 2023-24 con 475 HF vs 715 HF con el 2021-22 efectivamente se deben adecuar las estrategias de rompedores de dormancia desde otra perspectiva.
Considerando que la acumulación de frío invernal tiene dinámicas disímiles en cada temporada, en el cuadro 2 se muestran registros de acumulación de HF, Grados base 10 (GDA10) y producción (Kg/ha), en la localidad de Requínoa, en la región de O’Higgins, para el cv. Santina. Si bien, en el 2020-21 y el 2022-24 registraron acumulaciones de HF similares, probablemente la diferencia fue marcada por las condiciones primaverales en los GDA base 10 en los primeros estados fenológicos del cultivo, y consecuentemente la afectación que produjo el vuelo de abejas (VA) en la polinización de la especie. En el análisis resulta interesante mencionar que en la temporada 2022-23 se observó una baja acumulación de GDA respecto al 2023-24, pero registró una acumulación sobre las 900 HF, lo que se podría desprender en que una muy buena acumulación de frío podría compensar una mala primavera en términos productivos.
Cuadro 2. Acumulación de horas frío, grados día base 10 y producción para un cuartel de Santina/colt en cuatro temporadas para un campo ubicado en Rengo, región de O’Higgins.
*1 GDA base 10 solo hasta el 21 de octubre.
Al realizar un análisis similar en la localidad de Romeral en la región de Maule (Cuadro 3), también se puede inferir que las condiciones climáticas de HF y GDA10 podrían tener un peso importante en cuanto a los índices productivos en las temporadas 2020-21 vs 2023-24, lo que refuerza la idea de que las condiciones ambientales en primavera fueron inadecuadas en la última temporada productiva.
Cuadro 3. Acumulación de horas frío, grados día base 10 y producción para un cuartel de Santina/colt en cuatro temporadas para un campo ubicado en Romeral, región del Maule
En estudios anteriores se pudo evidenciar la correlación positiva que tiene la acumulación de HF en el periodo de latencia del cultivo, sin embargo, es preciso mencionar que el análisis debe ser abordado con otras variables que tienen alto grado de importancia y que determinan la productividad; las condiciones de GDA10, el vuelo de abeja, el índice de estrés con que estuvo expuesto el cultivo y el momento / cantidad de lluvias son unos de los factores más importantes.
En consecuencia, y en base a los estudios realizados, es preciso analizar las estrategias que se deben adoptar para maximizar el potencial productivo de la especie para la actual temporada; esto es poder obtener información precisa respecto a las condiciones ambientales y potenciales productivos para cada variedad adaptándolo a cada realidad, lo cual permitiría disminuir el riesgo inherente a la producción frutícola.
Referencias Bibliográficas
- Bennett J.P. 1949. Temperature and bud rest period. California Agric. 3(9): 12.
- Campoy, J., Ruiz, D., and Egea, J. 2011. Dormancy in temperate fruit trees in a global warming context: A review. Scientia Horticulturae, 130(2), 357–372.
- Fadón, E., Fernandez, E., Behn, H., and Luedeling, E. 2020. A Conceptual Framework for Winter Dormancy in Deciduous Trees. Agronomy, 10(2), 241.
- Fishman, S., Erez, A., and Couvillon, G. A. 1987. The temperature dependence of dormancy breaking in plants: Computer simulation of processes studied under controlled temperatures. Journal of Theoretical Biology, 126(3), 309–321.
- Lang, G., Early, J., Martin, G., and Darnell, R. 1987. Endodormancy, paradormancy, and ecodormancy – Physiological terminology and classification for dormancy research. HortScience 22, 371–377.
- Lemus, G. 2005. El cultivo del cerezo. oletín INIA – Instituto de Investigaciones Agropecuarias. no. 133. [En línea]. Recuperado en: < https://biblioteca.inia.cl/handle/20.500.14001/7061>. Consultado el 04 de abril del 2024.
- Richardson, E., Seeley, S. and Walker, D. 1974. A model for estimating the completion of rest for “Redhaven” and “Elberta” peach trees. HortScience 9(4):33 1-332.
- Weinberger, J.H., 1950. Chilling requirements of peach varieties. Proc. Am. Soc. Horticul. Sci. 56, 122–128.