La capacidad de retención de humedad en un suelo depende principalmente de sus propiedades físicas. Éstas, sin duda, son las más limitantes en un proyecto de cerezos, y es por esta razón que la correcta preparación de suelo es de suma relevancia para garantizar el éxito de dicho proyecto.
Al revisar en detalle, ¿a qué hacemos referencia con “propiedades físicas de suelo”? Inicialmente debemos definir que este tiene tres fases: sólida, líquida y gaseosa. Al combinar la fase líquida y gaseosa tenemos la “porosidad” del suelo.
La porosidad del suelo es la relación entre el volumen de poros (fase líquida y gaseosa) y el volumen total de suelo:
La porosidad varía en función a la textura y estructura del suelo. En términos sencillos se corresponde con la capacidad de estanque, es decir, la capacidad de retención de humedad. Los suelos arenosos tienen una menor capacidad de retención de humedad, caso completamente opuesto a lo que ocurre con los suelos arcillosos.
La textura del suelo se refiere a la distribución del tamaño de partículas que lo componen. Los suelos arcillosos tienen partículas significativamente más pequeñas en comparación con los suelos francos o arenosos. Al mismo tiempo tienen mayor cantidad de microporos, de manera tal, que el espacio poroso es mayor al igual que su capacidad de estanque.
Es así como suelos de textura franca arcillosa, arcillosa retiene la humedad con mayor fuerza debido a que al ser partículas más pequeñas, la superficie específica que está en contacto con el agua es mayor. Como resultado, la tensión matricial necesaria para liberar el agua retenida en los suelos arcillosos es considerablemente mayor en comparación con suelos de partículas más grandes, como los suelos francos o arenosos.
Ahora si llevamos estos conceptos a los sucesos ocurridos durante la temporada 2023-2024. Suelos con mayor capacidad de retención de humedad, vieron limitado su potencial productivo. ¿Qué ocurrió?
Los eventos de grandes precipitaciones a fines de agosto, e incluso durante septiembre, saturaron de agua el espacio poroso del suelo, dejando las raíces en condiciones de hipoxia o incluso anoxia en los estados fenológicos iniciales, es decir, con poco o nada de oxígeno disponible en la fracción porosa.
Las raíces para crecer requieren temperatura, agua y oxígeno, cuando alguno de estos elementos está disminuido o ausentes aparecen ciertas sintomatologías visibles, como es el caso de una mala brotación/floración, desarrollo vegetativo y hasta una muerte súbita. Lo anterior genera disminución del potencial productivo del huerto actual y futuro.
En circunstancias normales, las raíces tienen suficiente oxígeno para poder realizar el proceso de respiración aeróbica cuando se mantienen las proporciones en la composición en el suelo, respecto al agua y oxígeno que ocupan los poros. Sin embargo, en ciertas ocasiones podemos ver como son afectadas las plantas cuando nos encontramos con suelos que son deficientemente drenados, con exceso de riego, alta pluviometría en poco tiempo e inundaciones.
Podemos encontrarnos dos situaciones cuando ocurre lo planteado anteriormente: una disminución de la cantidad de oxígeno presente en los poros del suelo conocida como hipoxia y la ausencia total de oxígeno llamada anoxia.
Cuando las temperaturas ambientales y de suelo se mantienen bajas durante el receso invernal, los efectos de la ausencia parcial o total de oxígeno en el suelo no se aprecian con síntomas visuales fáciles de identificar, sino más bien éstos se aprecian cuando se comienza a estimular natural o artificialmente el “despertar” de la planta, iniciando el proceso de salida de la dormancia, que viene acompañado de la floración/brotación. Es en esta etapa donde visualmente podríamos apreciar algunos efectos notorios, como lo son floraciones y brotaciones desuniformes, aumento de sintomatologías por presencia de bacterias u hongos, todo debido al debilitamiento que se la ha dado a la planta al afectar el sistema de raíces parcial o total por falta de oxígeno.
Un efecto claro de la disminución del oxígeno a nivel de raíces es poder observar cómo se ve afectada la cutícula de la raíz, la cual es la capa protectora externa que posee, evidenciándose en primera instancia un desprendimiento de ésta. A medida que va avanzando el tiempo en que se encuentran sometidas a un exceso de agua y falta de oxígeno, podemos llegar a observar cómo se va necrosando la raíz hasta llegar a comenzar un proceso de descomposición.