Cherries, botany, production and uses- Edited by: José Quero-García, Amy Lezonni, Joanna Pulawska and Gregory Lang.
Editado, adaptado y comentado por Carlos J. Tapia T. Director técnico de Avium y director de contenidos de SmartCherry 2020.
En unos cuantos días se producirá unos de estados fenológicos más esperados por los productores frutícolas, en especial a los que están insertos en la producción y desarrollo del cerezo en las distintas zonas climáticas del país, en donde se puede ver de una forma gráfica, el resultado de los esfuerzos realizados durante la poscosecha de la temporada pasada. Si bien, el potencial productivo del huerto se podrá observar a ciencia cierta después de unos 15 a 20 días después de plena flor (DDPF) y que es en donde puede estar definido el fruto en la gran mayoría de las variedades. Sin embargo, de acuerdo con los últimos estudios de Avium en los cvs. Regina y Kordia este potencial se podría ver reflejado con mayor certeza después de los 25 a 30 DDPF.
Desde este punto de vista además en la flor se puede apreciar in situ probables daños de heladas, incluso antes que la flor esté abierta, y también algunos problemas de malformaciones en la flor y que eventualmente pueden generar frutos dobles que deben ser descartados en cosecha.
El FRUTO DOBLE, dado por la formación de un doble pistilo al momento de la diferenciación floral, es un problema que puede afectar seriamente a la rentabilidad de una producción y que se ha visto aumentado en huertos que se encuentran asentados en zonas más templadas e incrementado por el calentamiento global.
Tradicionalmente, las cerezas han sido producidas en áreas frías, pero con el objetivo comercial de cosechar tempranamente cuando el mercado ofrece mejores precios, muchos productores de cerezas se han movilizado a regiones más cálidas por todo el mundo (Micke et al., 1983; Southwick et al., 1991; García-Montiel et al., 2010; Li et al., 2010; Beppu and Kataoka, 2011; James and Measham, 2011).
Sin embargo, la nueva realidad de producción ha tenido repercusiones en la formación de un fruto de alto estándar, y ha generado la formación de fruto doble, flores malformadas que contienen pistilos como apéndices en lugar de anteras (Philp, 1933; Beppu and Kataoka, 1999; Roversi, 2001; Martin, 2008) y frutos con profundas suturas, porque los márgenes del carpelo no se fusionaron con la base y permanecen abiertos (Southwick et al., 1991; Engin et al., 2009).
Formación de doble pistilo y fruto doble.
Según diferentes estudios, se cree que las altas temperaturas en verano durante la diferenciación de yemas florales pueden ser las causantes de la formación de doble pistilo, resultando en doble fruta al año siguiente (Micke et al., 1983). La formación de doble pistilo se debe a una anormal diferenciación de primordios de pistilo (Philp,1933; Tucker, 1934).
La inducción de yemas florales y las etapas iniciales de desarrollo de yemas pueden ocurrir antes de cosecha (Tufts and Morrow, 1925; Westwood, 1993), y desarrollo continuo el resto de la temporada (Guimond et al., 1998). En cerezas, el intervalo entre la formación inicial de flores y el desarrollo reproductivo final puede variar de 86 a 112 días, dependiendo del clima y cultivo (Faust, 1989). La inducción de yemas florales ocurre vía una señal bioquímica para cambiar de un estado vegetativo a estado reproductivo (Faust, 1989), como resultado del balance de giberelinas, auxinas, citoquininas y etileno (Westwood, 1993). Bajo condiciones naturales, la iniciación floral de cerezas comienza en julio (hemisferio norte) y sépalos, pétalos y pistilos se diferencian secuencialmente (Guimond et al., 1998; Engin and Ünal, 2007). Temperaturas sobre 30° son críticas para la formación de doble pistilo (Beppu and Kataoka, 1999). Las altas temperaturas causan doble pistilo más severamente en yemas con sépalos y primordios de pétalos diferenciados comparado con yemas en etapas tempranas de diferenciación de yemas florales o yemas que ya tienen formados los primordios de estambres y pistilos (Beppu and Kataoka, 2011), sugiriendo que las yemas son más sensibles a la inducción de un primordio floral anormal en el estado de transición de diferenciación de sépalo a pétalo. Se ha reportado entre años una considerable variación de cultivo de porcentaje de doble fruto (Tucker, 1934, 1935; Micke et al., 1983; Beppu, 2000; Engin and Ünal, 2008; Roversi et al., 2008; García-Montiel et al., 2010). Áreas costeras expuestas a brisas frías tienden a tener menos frutos dobles que regiones sin una influencia costera (Southwick et al., 1991).
Variaciones en duplicaciones en cultivos
En zonas con veranos cálidos, el riesgo de producir fruto doble es alto (y consecuentemente una reducción de la fruta comercializable) puede limitar la plantación de cerezas. El raleo manual puede ser usado para remover selectivamente el doble fruto, pero en algunos cultivos el costo es considerable (Patten et al., 1989). Varias estrategias han sido usadas para modificar el clima del huerto y minimizar duplicaciones en cerezas. Estos descubrimientos sugieren que la susceptibilidad de cultivos con formación de doble fruto tiene una fuerte influencia genética. Por lo tanto, puede ser posible realizar nuevo cultivos con una baja ocurrencia de doble fruto.