Por:
Manuel Brion G. Ingeniero Agrónomo. Jefe departamento técnico Exportadora del Sur.
Carlos J. Tapia T. Ing. Agrónomo M. Sc. Avium-SmartCherry. Corporación Pomanova.
En la actualidad, independiente del sistema de formación utilizado, un huerto de cerezos debe tener como potencial productivo un mínimo cercano a 12 Ton/há para ser competitivo. Sin embargo, para llegar a este número y mantenerlo en el tiempo se deben realizar muchas labores que conciernen a la etapa de formación de los proyectos. Luego de eso la mantención y el equilibrio reproductivo/vegetativo es base fundamental de este potencial productivo.
Una vez “sobre la bicicleta”: ¿En qué tipo/edad de madera debo tener los centros frutales para tener fruta de calidad y el potencial de producción?
La calidad de la fruta está definida por la relación hoja/fruto que tenga el árbol, y además por la capacidad que tiene cada centro frutal (dardo o base ramilla de un año) por alimentar la cantidad de frutos que contenga. Esta capacidad es mayor cuando los dardos se insertan en una sección de rama de un diámetro óptimo. Sin embargo, las ramas más gruesas dentro de una planta tienden a privilegiar la parte vegetativa y comienzan a ramificarse en exceso, sobretodo cuando han sido intervenidas fuertemente en podas invernales. Por esta razón lo más importante es manejar el concepto del equilibrio en los árboles, es decir, debemos formar un árbol con ramas equilibradas entre sí, eliminando ambos extremos, las ramas muy gruesas y las muy delgadas.
Es muy importante que todo este análisis comience a hacerse una vez establecido el huerto, ya que de estas labores depende el éxito de cumplir cada una de las etapas del proyecto.
Volviendo atrás, al establecer un nuevo huerto se debe considerar lo siguiente:
Primera etapa de formación
Luego de plantar el huerto lo más importante es promover la base del “esqueleto de los árboles”. Si es un sistema basado en eje, se debe lograr en esa temporada desarrollar los mejores ejes, con sobre 2 metros de altura, buenas yemas y entrenudos, y (en nuestro caso) sin laterales que pueden “sobre-desarrollarse” la siguiente temporada e ir en contra de un optimo equilibrio. Cualquier intervención sobre el eje en desarrollo en la primera temporada es una señal contraria al desarrollo de las raíces. Así es como ejes intervenidos en verdes con el objetivo de adelantar la ramificación, erróneamente en muchos casos, terminan con huertos muy heterogéneos y con sus raíces no totalmente expresadas esa temporada.
Para obtener estos “buenos ejes”, tanto en un eje central como en sus variaciones (Y-V Trellis, dobles eje, etc.) es fundamental desarrollarlos en el huerto desde los 40 o 50 cm, debido a esto es que es recomendable que los huertos establecidos desde planta terminada sean rebajados al momento de plantar. Así se comienza con una planta totalmente arraigada y con un eje “0 Kilómetro”.
En KGB en cambio esta base del “esqueleto” es la corona desde donde saldrán todas las ramas. Esta corona debe ser bien iluminada de manera que en el futuro del huerto permita seguir reproduciendo ramas.
Foto 1: Eje desarrollado en huerto, objetivo de primera etapa de formación.
Segunda etapa de formación
Luego de finalizar la etapa inicial y asegurar una buena estructura primaria de los árboles, el objetivo ahora es completar el “esqueleto” de las plantas, lo que significa obtener las estructuras que darán paso a la producción. Generalmente se habla de “ramas madres” donde se alojaran los futuros centros frutales (especialmente dardos) y que no debieran ser permanentes, si no que se estima que puedan cumplir un ciclo productivo para luego ser renovadas.
La labor de ramificación es un punto crítico en la formación de un huerto, ya que es fundamental que se generen una mínima cantidad de ramas con un desarrollo de al menos 70-80 cm. de longitud, e idealmente a partir desde los 50-60 cm. de altura del eje.
Dentro de las técnicas de ramificación podemos encontrar distintas ideas y procedimientos que permiten ramificar los arboles y obtener esta estructura. Sin entrar en detalle de cual de las técnicas es la mejor, se pueden destacar tres puntos importantes en el proceso de ramificación: SUPERVISIÓN, SUPERVISIÓN Y SUPERVISIÓN. Lo más importante en la formación y desarrollo de los huertos, que define parcialmente la homogeneidad y el potencial de producción del proyecto. La gran y más importante diferencia entre el éxito y el fracaso de la formación de las plantas es la falta de análisis y supervisión que se debe hacer permanentemente desde el inicio hasta el fin del proceso de ramificación.
Un árbol bien ramificado es un árbol desde un inicio equilibrado. En primavera, cuando ya comienzan a definirse estos crecimientos laterales, es recomendable al menos razonar sobre el procedimiento y necesidad de ortopedia, donde muchas veces se puede comenzar con la postura de mondadientes y finalizar con la amarra de ramas ya desarrolladas hacia el final del verano. Esto permitirá comenzar a “equilibrar” el árbol para promover su pronta entrada en producción.
Tercera etapa de formación
Cuando ya está definido el esqueleto o estructura permanente de las plantas, lo más importante es identificar el equilibrio de cada una, esto ya analizado en el invierno siguiente.
Este análisis se hace desde el punto de vista crítico del balance estructural, de manera que se eliminen todos los crecimientos que están por sobre este “equilibrio”. La eliminación de las ramas sobre-vigorosas, considerada como poda de renovación inicial, es dejar un “taco” que permita nuevos crecimientos con un vigor acorde a la media de la planta. Este punto es reproducible a todos los sistemas de conducción, ya que en todos debemos mantener un equilibrio entre las ramas que están formando la planta. Es importante analizar el equilibrio en cada sección de la planta, ya que una rama de vigor medio en la parte baja probablemente sea vigorosa en la parte alta, y debe ser eliminada para mantener este equilibrio arriba, donde necesitamos un mejor control de los crecimientos para permitir el ingreso de luz.
Foto 2. Primera poda de renovación con el objetivo de equilibrar la planta.
Durante toda la vida productiva del huerto es muy importante mantener este concepto del “equilibrio” mediante la renovación de ramas, ya que debemos basar la producción en dardos jóvenes que son los que podrían mantener un alto potencial. Sin embargo, lo anterior está en un permanente estudio por distintos especialistas y aún no existe un consenso de que a mayor edad del dardo, menor calidad de la fruta.
Independiente de la edad del huerto, visualmente éste debe verse siempre “joven” con vigor, dardos sanos y ramas equilibradas que aportan muy buena calidad de fruta.
Es de esta forma que se debe hablar del concepto de “renovación permanente” y no de una técnica. Hay que considerar además que este concepto de equilibrio, que permite que la estructura esté en constante evolución, es administrable desde el año de ramificación. Una vez que las plantas entran en estado productivo, y muchas veces en un circulo vicioso de ramas muy vigorosas, sombra y desgaste de madera, la renovación no es siempre segura y exitosa.
Por ultimo, este modelo de renovación se ajusta sin problemas a todos los sistemas de conducción existentes, desde un eje central tradicional, Y-Trellis, Tatura, ejes a mayor densidad, y con mayor importancia en modelos de formación como KGB y UFO.