¿Cómo cuidar los suelos bajo riego?

¿Cómo cuidar los suelos bajo riego?

Suelo

¿Conoces cuáles son las principales problemáticas de los suelos regados? ¿Monitoreas tus suelos bajo riego e implementas estrategias de manejo para su cuidado?

Encontrar respuesta a estas preguntas resulta indispensable ya que según la UN: “La producción agrícola deberá aumentar un 60% para satisfacer la demanda mundial de alimentos en 2050, sin embargo un 33% de los suelos del planeta están degradados”.

En el marco del Día Mundial del Suelo y bajo el lema de “Los Suelos, el origen de los alimentos” en este artículo encontrarás las herramientas de monitoreo de los suelos bajo riego y las estrategias de manejo sostenible para su cuidado.

Dos problemáticas frecuentes en suelos bajo riego
Cuando regamos, estamos introduciendo agua al suelo que tiene una calidad diferente a la de la lluvia. Esto va produciendo cambios en las propiedades físicas y químicas del suelo.
Las problemáticas más frecuentes en suelos bajo riego son:
● Compactación
● Salinización

  1. El efecto de la compactación de suelos bajo riego
    La compactación es la disminución de la porosidad del suelo, que impacta sobre la fertilidad física, química y biológica. Esta problemática termina afectando el desarrollo de
    los cultivos, ya que dificulta la penetración de las raíces.La compactación del suelo bajo riego puede darse por:
    ● Gestión inadecuada del riego
    ● Mala calidad del agua de riego
    ● Paso de maquinaria por el suelo húmedo
    ● Pisoteo de los animales

● Labranza
● Sodificación del suelo
● Pérdida de fertilidad
Los 5 efectos de la compactación de los suelos bajo riego son:
● Cambio en la estructura del suelo
● Dificultad para la absorción de nutrientes
● Disminución en la productividad de los cultivos
● Disminución de la infiltración de agua en el perfil
● Pérdida de agua por escurrimiento

  1. El efecto de la salinización de los suelos regados
    La salinidad del suelo es la presencia de sales solubles en agua, que afecta
    principalmente la actividad microbiana y la absorción de nutrientes por parte de las plantas.
    Un suelo se considera salino cuando la conductividad eléctrica es mayor a 4 ds/m (USDA
    Agricultural Handbook 60, 1954).
    Entre las principales causas se encuentran:
    ● Gestión inadecuada del riego
    ● Mala calidad del agua de riego
    ● Causas naturales
    ● Manejo inadecuado de fertilizantes y aguas residuales
    En consecuencia, los efectos que produce la salinidad son:
    ● Dificultad en la absorción de nutrientes
    ● Reducción de la disponibilidad de agua
    ● Toxicidad
    ● Variación en el pH

La gestión del riego implica el aporte de agua en la cantidad y momentos en los cuales el cultivo lo necesita. Debemos hacerlo de manera eficiente ya que, por un lado podemos afectar la condición física del suelo generando compactación superficial por exceso de agua, como también afectar la composición química con el aporte de sales solubles del agua de riego.

Tres manejos de riego para prevenir y minimizar el impacto sobre el suelo
El manejo del riego constituye a su vez una herramienta clave para prevenir y minimizar los efectos de la compactación y salinización de los suelos (Adaptado de Peralta G, 2021).

  1. Mantener niveles óptimos de humedad edáfica, sobre todo en los primeros estadíos de cultivo en los cuales las raíces deben atravesar capas endurecidas o
    compactadas, y en los períodos críticos de alta demanda hídrica ambiental.
  2. Manejo de los niveles de humedad a cosecha resulta también clave, para evitar que el suelo se encuentre con una baja capacidad portante en contenidos de humedad supra-óptimos, que lo vuelvan susceptible a la compactación.
  3. Aportes de de agua y sales con el riego: es necesario el adecuado manejo del riego evitando aportes de agua y sales innecesarios, que contribuyan a modificar el estado físico-químico del suelo y favorecen la compactación y salinización.

Será por lo tanto fundamental conocer las características de los ambientes a regar (su capacidad de almacenaje de agua total y de agua útil; su capacidad de infiltración), así como contar con una estrategia de riego y seguimiento que nos permita ir manejando la frecuencia e intensidad de riegos.

4 herramientas para monitorear los suelos bajoriego
Antes de establecer cualquier estrategia de manejo, resultará fundamental conocer aspectos esenciales como las características de los suelos que estamos regando, su capacidad de retención de agua útil, la profundidad de enraizamiento, la capacidad de infiltración, la presencia de limitantes físicas y químicas al crecimiento de raíces, y la calidad del agua con la que estamos regando, entre otros factores. Conocer qué ambientes estamos regando, y cómo nuestro manejo puede estar influyendo sobre nuestros suelos, debería ser el punto de partida para el desarrollo de estrategias de manejo orientadas a aumentar la eficiencia de aprovechamiento de agua y los rendimientos en nuestros sistemas productivos (Peralta, G. 2021).

  1. Calicata: utilizando imágenes NDVI se pueden identificar distintos ambientes y georeferenciar puntos de muestreo. En dichos puntos se realizan calicatas en donde se puede observar el desarrollo y profundidad de raíces, distribución de la humedad, presencia de capas compactadas y salinidad. En segundo lugar, es importante aprovechar la instancia y extraer muestras de suelo.
  2. Análisis físico y químico del suelo: el resultado de este procedimiento determinará las características físicas como textura, estructura y densidad aparente, y las características químicas como lo son la disponibilidad de nutrientes, pH, conductividad eléctrica (CE), capacidad de intercambio catiónico (CIC) y porcentaje de sodio intercambiable (PSI).
  3. Análisis de la salinidad y sodicidad del agua: Cuando regamos introducimos una calidad de agua que es distinta a la de la lluvia, por lo que es importante medir el RAS, que es la posibilidad de sodificación que puede ejercer el sodio sobre el suelo (compactación). También obtenemos parámetros como pH y conductividad eléctrica. Este análisis debe realizarse antes de comenzar la temporada de riego, y en la medida de lo posible repetirlo con la mayor periodicidad.
  4. Medir la resistencia mecánica del suelo: para conocer el entorno físico en donde se desarrollan las raíces se puede utilizar un penetrómetro cónico que mide la resistencia del suelo a ser atravesado por una punta cónica.

Dos aspectos claves en la gestión del riego
A modo de conclusión podemos decir que el riego puede generar cambios físico-químicos que alteran el funcionamiento del suelo, la eficiencia de riego y la productividad de los cultivos.
Una vez instalados los problemas de compactación y/o salinización es más difícil su corrección o mitigación. Es importante prevenir y para ello debemos tener en cuenta dos aspectos claves:

  1. Conocer el suelo y caracterizar sus ambientes
  2. Conocer la calidad del agua de riego

Conocer qué ambientes estamos regando, y cómo nuestro manejo puede estar influyendo sobre nuestros suelos, debería ser el punto de partida para el desarrollo de estrategias de manejo orientadas a aumentar la eficiencia de aprovechamiento de agua y los rendimientos en nuestros sistemas productivos.

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