Carlos Tapia T. Ing. Agrónomo – M.Sc Director Técnico Avium; Bruno Tapia Z. Ing. Agrónomo – Coordinador Técnico Avium; Diego Húmeres M. Ing. Agrónomo – Departamento Riego y Clima Avium.
La fertirrigación se puede definir como el proceso de inyectar fertilizante, disuelto mediante agua de riego, de forma permanente durante toda la temporada según la necesidad de cada cultivo. El riego y la fertilización son dos de los factores más relevantes (en ese orden) y pilares fundamentales asociados a la entrega de elementos químicos esenciales y la demanda hídrica aportada. Por lo tanto, nuestro sistema de riego tecnificado puede determinar directamente nuestro éxito como proyecto, debido a que nos ayudará a alcanzar los objetivos propuestos que determinarán el potencial productivo del huerto, desde las etapas de formación hasta la productiva; no dejando de lado el clima, la sanidad, los manejos productivos y la combinación variedad/portainjerto.
El programa nutricional efectivo y racional es una de las claves para sacar adelante nuestros objetivos, pero debemos comenzar entendiendo que cada elemento químico aportado como fertilizante es esencial en el ciclo de vida de los cerezos, ya que cada uno posee una función específica, la manera de moverse (o no) en el suelo y dentro de la planta, y la capacidad de expresar sus deficiencias y excesos. De lo anterior, es importante entender y conocer que las hojas adultas, son el indicador del estado nutricional de elementos móviles, mientras que las hojas nuevas, lo son para los elementos inmóviles que aparecen en el cuadro adaptado (Cuadro 1).
La pregunta que surge a continuación, es ¿cómo logran las plantas tener acceso a dichos elementos químicos? Para obtener la respuesta a la nutrición vegetal, debemos dirigirnos al subsuelo, donde habitan las raíces, las cuales realizan la absorción de los nutrientes desde la solución suelo a la planta, mediante un transporte activo de iones; éste requiere de energía y su acumulación se realiza en contra de un gradiente de concentración, siguiendo sinergismos y antagonismos de acuerdo a sus cargas, en términos generales, nutrientes de igual carga iónica tienden a competir, mientras que aquellos con distintas cargas, tienden a favorecer su entrada a las raíces. Dichos nutrientes quedan disponibles gracias al transporte mediante el agua de riego y siendo trasladados a los distintos órganos de la planta por transpiración y por conducción a través de los haces vasculares.
Ahora que sabemos que los cerezos necesitan de los distintos elementos químicos esenciales, ¿cómo los fertilizamos? La respuesta viene a través del sistema de riego, el cual nos será de utilidad para entregar los aportes nutricionales mediante cada riego realizado de acuerdo a la demanda hídrica estacional y etapa fenológica, a lo que llamamos comúnmente fertirriego, el cual presenta algunos beneficios:
- Aplicación de agua y nutrientes directamente al volumen de la zona radical activa, aumentando la eficiencia del uso del fertilizante, reduciendo las pérdidas e impacto ambiental.
- Aplicación precisa de nutrientes de acuerdo a la demanda específica para cada etapa fenológica del cerezo.
- Fácil automatización de la labor de fertilización.
- Mayor uniformidad de aplicación en cada riego, haciendo un proceso continuo de aplicación sin períodos de déficit.
- Posibilidad de empleo de aguas y suelos de baja calidad.
- Mayor eficiencia en el uso de maquinaria, por evitar su tráfico con la labor de fertilización.
- Mejores rendimientos productivos.
A pesar de los beneficios que presenta la utilización del método de fertirrigación, se debe tener en consideración que no todos los fertilizantes son aptos para éste, pues dicha modalidad exige que los fertilizantes deban tener una solubilidad mínima y que posean una compatibilidad entre ellos.
Como medida de prevención para evitar incompatibilidad entre fertilizantes se sugiere poder contar con al menos dos estanques de preparación.
Construyendo un programa de fertirriego
Para la construcción de un programa adecuado para cada caso, es necesario tomar en consideración los siguientes aspectos:
- Conocer en profundidad el sistema productivo (suelo, sanidad, clima, nutrición, riego, fenología).
- Conocer las técnicas de diagnóstico adecuadas.
- Determinar las necesidades y objetivos a alcanzar en la temporada.
- Definir los aspectos económicos.
Actualmente para el cultivo del cerezo, el método del balance es el más utilizado por los consultores y agrónomos, y se encuentra expresado en la siguiente fórmula:
Dónde:
- Dosis del fertilizante es la cantidad de nutriente el cual se debe transformar al producto comercial a utilizar, expresado en kg/há.
- Demanda es la necesidad de fertilizante a ocupar durante la etapa fenológica, ya sea de formación o producción, considerando en esta última la demanda de nutrientes por tonelada de fruta por hectárea.
- Suministro es el aporte del suelo para cada nutriente, considerando mantener una reserva estándar en el suelo.
- Eficiencia del fertilizante para cada nutriente y de acuerdo a fertirriego, pudiendo fluctuar entre el 30% – 85%.
Sin duda un programa nutricional elaborado, considerando estos aspectos, va a tener éxito en el objetivo buscado, siempre tomando en cuenta el potencial productivo del huerto.
El formato de fertirrigación debiera ser la base de la nutrición suelo desde el punto de vista operacional y técnico, considerando la eficiencia del uso de fertilizantes y la capacidad que se tiene como industria para gestionar esta labor.
No olvidar, que la base importante de este método de nutrición se rige en función de la calidad, implementación y gestión de programación del riego, por lo que tener un sistema a punto es el primer paso para lograr objetivos nutricionales y productivos.