Análisis preliminar de la pérdida y muerte súbita de yemas florales en cerezo a inicio de primavera

Análisis preliminar de la pérdida y muerte súbita de yemas florales en cerezo a inicio de primavera

Por: Equipo Técnico Avium.

La actual temporada de cerezas ha estado marcada por desajustes climáticos en cuanto a acumulación de horas frío, pluviometría y acumulación térmica hacia inicios de primavera. Sumado a lo anterior, es necesario no olvidar cómo las plantas arrastran efectos del verano anterior en cuanto a alzas térmicas, incidencia de ataques de arañita y una lenta entrada en dormancia.

Uno de los fenómenos que más ruido ha provocado es la muerte de yemas, denominada coloquialmente como “maní confitado” por su similitud física con dicho producto. La yemas muertas poseían esta apariencia visual llamativa y se fueron quedando atrás con el avance de la fenología.

Al dar un vistazo al interior de estas yemas, en la mayoría de los casos sus primordios se encontraban dañados, esto generó, en ciertas situaciones, bajas importantes en el potencial de floración y posterior efecto sobre la cuaja. 

Cabe destacar que en base a un seguimiento permanente de análisis de fertilidad y calidad de yemas durante invierno, no se evidenciaba tal daño, y se expresó automáticamente y de forma súbita una vez que la planta inició el estado fenológico de yema hinchada. 

Se piensa que este fenómeno es de carácter multifactorial y es importante dejar plasmado un resumen de los factores más importantes que podrían estar influyendo en dicho fenómeno.

Si bien estos factores están presentes en la gran mayoría de los casos de daños, el ranking de ellos dependerá de cada caso en particular. Cabe aclarar que el orden de los factores descritos no responde a un ranking, la posición de cada uno de ellos dependerá de la característica de cada huerto en particular.

Este análisis es realizado en base al reconocimiento de distintos huertos y sectores, principalmente de las zonas y valles más tempranos-cálidos de las regiones de O’Higgins y Maule de Chile. En el valle central medio, en zonas más frías, no se ha evidenciado la magnitud del daño presentado en las otros sectores y, hasta el momento, se piensa que no será de tal incidencia y severidad. 

1. Etapa de postcosecha. 

1.1 Se reconoce que en aquellos huertos donde la postcosecha de los árboles no fue la ideal, puede haber una mayor incidencia de daño. Además, existen casos en los que se experimentaron periodos de estrés hídrico importantes, sin mencionar los desafíos asociados con el manejo del estrés abiótico durante la época de diferenciación floral.

1.2 Durante el final del verano, la zona central de Chile se vio afectada por un aumento en la temperatura y una disminución en la humedad relativa, lo que provocó una rápida y agresiva aparición de arañitas hacia fines de febrero. Este fenómeno ocasionó la pérdida de capacidad fotosintética de las hojas sumado a una defoliación gradual y rápida en muchos huertos. Estos eventos probablemente impactaron negativamente en la etapa final del proceso de diferenciación floral y la calidad de la yema en su etapa de formación final.

2.- Entrada en receso.

2.1 Durante el mes de mayo, se registraron temperaturas promedio cercanas a los 20 °C o superiores, con máximas y mínimas más altas en comparación con el año 2022, cuando se produjo una entrada más efectiva en la etapa de letargo. En muchos casos, no se observó el efecto «gatillo» que suele asociarse con temperaturas mínimas, heladas y una disminución de las máximas para estimular la caída de hojas. Esto podría haber causado una sensación de «desorden» en las plantas.

2.2 Huertos en los que la entrada en receso fue lenta, desuniforme y en aquellos huertos que se reconoce persistencia de hoja hasta muy avanzada fecha, definitivamente hay una mayor severidad de daño. 

Por el lado contrario, situaciones en que se desarrollaron estrategias en base a manejos culturales para acelerar caída de hojas y obtener un @50% de la hoja caída al 1 de mayo, se piensa que esos huertos naturalmente entraron mejor en dormancia, pero a su vez tuvieron la posibilidad de guardar mejor sus reservas en centros frutales. 

Con respecto al punto anterior, aquellos huertos que hacen un proceso normal en cuanto a la caída de hojas y entrada en receso tienen una mejor condición de acumulación de reservas en sus centros frutales, no necesariamente porque este proceso acelere la creación de reservas, sino que tiene relación con una señal natural de receso en el momento oportuno (fines de abril, primera semana de mayo) que frenará un posible consumo de sus propias reservas para suplir la necesidad de la planta en un estado más activo, ya que el balance de carbohidratos (creación y gasto de carbohidratos) es negativo. 

3.- Estrategia de rompedores de Dormancia. 

En este punto hay un mundo de casos, pero lo que más se repite es que en zonas tempranas, donde se realizaron aplicaciones muy adelantadas durante la primera quincena de julio, y sobre todo aquellas usando sistema “tándem”, incluyendo un homogeneizador, hay más daño. Esto no quiere decir que la responsabilidad del daño lo tengan los productos rompedores de dormancia, sino que es una responsabilidad técnica de poder conjugar los factores climáticos y fisiológicos para tomar decisiones acertadas en cuanto a estos tratamientos, considerando que esto se ha transformado en un nuevo arte. 

3.1 Estados fenológicos anticipados a la normalidad también tienen una cierta relación con el daño. Esto quiere decir que huertos o variedades con floraciones muy tempranas presentaron porcentualmente más daño que aquellas que las fechas fenológicas fueron en situaciones normales. 

Considerando esto, el efecto de los rompedores de dormancia (cianamida hidrogenada incluida) sobre el daño tiene relación con la fecha de floración, no necesariamente por generar alguna intoxicación directa por el uso del producto, a no ser que se haya aplicado en sobredosis. 

3.2 En este sentido las variedades de mayor necesidad de frío, aparentemente podrían mostrar más severidad al problema concentrando el análisis en zonas tempranas con baja acumulación de frío esta temporada. 

4.- Eventos Climáticos 

4.1 Zonas en donde la acumulación de unidades de frío estuvo al límite y por debajo de umbrales, presentan más daño, pero eso al mismo tiempo está asociado a una mala acumulación térmica desde el estado fenológico de puntas rojas en adelante.

4.2 No es del todo correcto hablar exclusivamente de falta de frío para explicar este fenómeno, si fuese por este motivo afectaría a todos los centros frutales de igual manera. No se entiende aún cuál es el patrón de daño, ni cómo la rama o el dardo discrimina la muerte de yemas.

4.3 A fines del mes de junio se observaron días de baja oscilación térmica, los cuales tuvieron un brusco cambio a una alta oscilación por sobre lo visualizado en la temporada anterior, acentuado en zonas tempranas, esto seguido de condiciones de mayor humedad relativa promedio durante el resto del mes de julio, lo cual podría haber facilitado la entrada de agua libre a yemas y consigo el establecimiento de patógenos que dañarían yemas florales.

4.4 Un factor preponderante ante estas anomalías es la “calidad” del frío acumulado.

4.5 La alta pluviometría e inundaciones con suelos saturados fue una situación muy presente esta temporada, en donde la operación se complicó para cumplir con los protocolos fitosanitarios, pero también afectó la normalidad de las plantas en cuanto a gasto energético y problemas de brotación. 

4.6 Todos estos factores afectan a la fenología, retrasando su normalidad y sin poder manejar racionalmente tanto riego como los programas nutricionales.

5.- Otras consideraciones. 

5.1 Manejos culturales como podas más fuertes en rebaje y recorte de ramas aparentemente aumenta la severidad del daño. 

5.2 El incentivo al mayor vigor puede estar ocasionado aún más desequilibrio, situación que recién se va a empezar a visualizar desde que los frutos se definan en adelante, dado que con menos carga la yema vegetativa de los dardos tiene menos competencia, con riesgo a desarrollar el brote y perder el centro frutal. 

En síntesis, no existe un único factor que explique completamente la incidencia de este fenómeno. Dentro de los principales factores que han tenido relación con la aparición de éste, están el manejo de postcosecha, clima, entrada en receso, estrategia de rompedores de dormancia y otros factores culturales. Lo anterior subraya la importancia de mantener un enfoque integral para abordar y mitigar este problema durante futuras temporadas.

Si bien este fenómeno condicionó el potencial de floración en diferentes situaciones, esta no fue la única anomalía, ya que el mal invierno, acompañado de una mala primavera en términos agroclimáticos, ha sido un golpe bajo principalmente hacia zonas tempranas, en donde, preliminarmente, la desuniformidad en la fenología y las temperaturas no han sido óptimas para los procesos de polinización y fecundación, afectando cuajas, lo cual aún es un dato en construcción.

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