Por: Manuel Recalde Revuelta, Ing. Agrónomo – MBA. Líder Food Chain Corteva Latinoamérica.
Es conocido por todos, el enorme desafío que representa el aumento de la población mundial. Las
proyecciones muestran que la población del mundo pasaría de 7,3 billones de habitantes en 2015 a 10,5
billones en 2050, lo que supone un aumento de más de 70 millones de habitantes por año, lo cual plantea un desafiante escenario para asegurar la alimentación mundial en circunstancia que, según estudios de FAO, el crecimiento de la superficie disponible para cultivos ha crecido un 9% entre 1965 y 2015, sin embargo, el consumo de alimentos en el mismo período lo ha hecho en un 23%, lo cual presiona al sistema productivo a producir más y mejores alimentos por hectárea.
A esta compleja ecuación debemos agregar que la globalización, las comunicaciones y redes sociales
han expuesto y acelerado un cambio en las necesidades de los consumidores por alimentos más sanos, de alta calidad, bajos en residuos de productos fitosanitarios y producidos de manera sustentable. Lo cual genera un desafío aún mayor y a la vez un dilema, ya que, por una parte, los consumidores presionan limitar el uso de productos fitosanitarios y por otra parte se ha estudiado que el no uso de estos generaría pérdidas de producción del orden de 70% a 80% de producción para los principales cultivos extensivos mundiales, haciendo imposible el abastecimiento adecuado de alimentos para la creciente población mundial.
¿Dónde está la respuesta para esta compleja ecuación?, quizás no hay una sola y compete a una serie
actores y de variables que son parte de toda la cadena de valor de la alimentación como: la industria de
insumos para la agricultura, los agricultores, los distribuidores de insumos, procesadores de alimento,
supermercadistas, universidades, centros de investigación, asociaciones agrícolas y por supuesto, los
propios consumidores.
Desde la perspectiva de la industria, en Corteva nuestro rumbo está en proveer soluciones para la
agricultura a través de un portfolio integrado con enfoque en la sustentabilidad y necesidades de la
industria alimentaria. Este porfolio integrado contempla: productos fitosanitarios modernos de perfil
toxicológico y ambiental más amigables; soluciones para manejo eficiente del nitrógeno; productos
biológicos y naturales; soluciones digitales y tecnologías aplicadas a semillas de alta calidad y germoplasma.
Estas soluciones permiten y permitirán a la agricultura moderna hacer un manejo inteligente de plagas y
enfermedades, donde un adecuado balance entre productos fitosanitarios más amigables junto con
productos de origen natural o biológicos, permitan una producción de alimentos equilibra y adecuada a las necesidades de los consumidores.
Pero como señalaba anteriormente este desafío, no es responsabilidad única de la industria de protección de cultivos, también lo es de los agricultores, quienes deben usar los productos de manera adecuada, para los cultivos y plagas o enfermedades, para lo cual fueron hechos de manera acorde e irrestricta a las indicaciones que contienen las etiquetas, respetando dosis, número de aplicaciones y periodos de carencia, entre otras variables, para de esta forma asegurar que los eventuales residuos que puedan tener esos alimentos, se encuentren dentro del marco legal de los límites máximos de residuos (LMR) establecidos por la autoridades de salud, tanto a nivel local, como en destinos de exportación.
También lo es comprar productos fitosanitarios en distribuidores autorizados, así como es
responsabilidad de estos últimos procurar proveer insumos autorizados por la autoridad agrícola, bien
almacenados, con sus etiquetas en perfecto estado, de proveedores confiables y reconocidos y
autorizados.
Por muy sustentables y amigables eco-toxicológicamente que sean los productos fitosanitarios, no se
consigue nada si no se usan correctamente.
Esta cadena de valor de la alimentación también requiere del compromiso de mayoristas, supermercados y ferias libres, ya que es en este punto donde los consumidores se abastecen de alimentos que finalmente llegarán a la mesa. Y por lo tanto es responsabilidad de estos comercios, abastecerse de frutas, verduras y otros alimentos, desde productores confiables, que cumplan las regulaciones de la autoridad agrícola y de salud, aplicar programas de trazabilidad y análisis de residuos y contaminación bacteriana, para asegurar proveer alimentos inocuos y de fuentes confiables.
El producir de manera moderna y sustentable representa un aumento en los costos de producción por lo que resultaría injusto y poco motivante para los productores, si finalmente al momento de abastecerse las decisiones de compra de los mayoristas no consideraran esto.
Pero esta cadena de valor requiere del compromiso de más actores, pues son las autoridades agrícolas y sanitarias, quienes deben velar por monitorear el adecuado uso de los productos fitosanitarios así como facilitar las condiciones para el apropiado registro oportuno de soluciones agrícolas modernas y efectivas y así como el establecimiento adecuado y a tiempo de los límites máximos de residuos.
Las universidades y los centros de investigación deben procurar investigaciones y educación acorde a los nuevos tiempos y las asociaciones de agricultores deben velar por el cumplimiento de políticas y
normativas adecuadas ante la autoridad tanto a nivel local como en el ámbito de la exportación. No podemos no considerar la responsabilidad de los medios de comunicación para generar contenidos
veraces que no generen confusión en el consumidor, que generalmente no tiene conocimientos técnicos sobre las variables productivas, por lo que fácilmente, se pueden generar ideas o visiones erradas cuando esta comunicación no es hecha de manera prudente y adecuada.
Finalmente, y después de un largo recorrido, esas frutas, verduras y diferentes alimentos, llegarán a la
mesa de los consumidores, los cuales deben entender que no sólo pueden exigir sus necesidades, también deben ser conscientes que tienen compromisos, como lo es comprar estos alimentos en comercios establecidos y autorizados, que cumplen con toda la normativa vigente. De lo contrario todos los esfuerzos productivos que implica una producción moderna y sustentable, no servirán de nada si se rompe las buenas prácticas al final de la cadena.
Producir alimentos en cantidad y calidad adecuada de manera sustentable, no es sólo compromiso de la
industria de protección de cultivos y de los agricultores, sino es un compromiso de toda la cadena de
alimentación desde el productor hasta el consumidor, sólo así lograremos un círculo virtuoso.