Así como una persona sigue una rutina antes de dormir, los huertos de cerezos también deben cumplir ciertas condiciones para lograr un adecuado letargo invernal.
A medida que pasen los días el escenario comenzará a cambiar, donde el verdor de la postcosecha será reemplazado por las hojas amarillas del otoño. En este contexto, durante marzo nos encontramos en una etapa de transición previo al periodo de letargo invernal.
Importancia del período postcosecha en la dormancia
El letargo invernal de las plantas se relaciona directamente con lo ocurrido en el huerto durante la postcosecha. Este concepto no se refiere, particularmente, al momento después de haber finalizado la cosecha, sino a un cambio fisiológico de la planta. La postcosecha fisiológica responde a estímulos ecológicos y está comprendida, más o menos, entre 80 a 150 días después de plena flor (DDPF).
Es de suma relevancia preocuparse y ocuparse de la etapa de postcosecha, principalmente de su primera parte, y entender que tiene un inicio y un fin, aprovechándola para dar paso a una etapa de transición previa a la dormancia, donde tenemos que entregar señales a la planta para que ésta entienda que va a dormir.
Ya en marzo, mes de transición entre la postcosecha y la entrada en dormancia, deben finalizar todos los programas de recuperación de huertos, desde el punto de vista nutricional, suelo y raíces. Además, deben terminar todas las correcciones foliares en respuesta a los análisis que fueron realizados al inicio de la etapa de postcosecha.
Definición y relevancia de la dormancia
Se entiende como dormancia el letargo invernal de las plantas, en el cual se produce la acumulación de frío, el cual tiene directa relación con la utilización de las reservas que los árboles poseen para iniciar la siguiente temporada, en pro del objetivo productivo de lograr su potencial en términos de cantidad, calidad y condición de fruta.
El inicio de esta etapa puede definirse de varias maneras, por ello es esencial analizarlo, tanto desde el punto de vista fisiológico como teórico. Fisiológicamente el árbol inicia su estado de dormancia cuando logra alcanzar el 50% de su hoja caída (Fig. 1), en otoño, y tenemos que tratar de que coincida con el 01 de mayo, porque es en ese momento cuando se da inicio oficial a la cuantificación de frío invernal, es decir, horas frío base 7,2 °C, unidades de frío y/ó porciones, etc., dependiendo el modelo a utilizar.
Figura 1. Representación del 50% de caída de hojas de un huerto de cerezos en producción

Fuente: Avium, 2018.
Programación y manejo de riego hacia fines de temporada
Tal como lo adelantamos, una de las señales que debemos dar a las plantas en postcosecha para una correcta entrada en dormancia, tiene relación con el riego.
Se debe tener en consideración siempre, pero sobre todo en esta fase, que un riego eficiente no tiene que ver con la cantidad de agua suministrada en función del consumo, sino también con un concepto en conjunto que es la distribución de ésta; se debe poner especial atención no sólo en la cantidad de agua a reponer en cuanto a la demanda atmosférica, sino también de dicha disminución desde el punto de vista de dinámica de contenido volumétrico de agua en el suelo y del sistema radical de los distintos portainjertos.
Como recomendación general de programación y manejo del riego hacia fines de temporada, éste debe finalizar al 31 de marzo, con el fin de generar una señal a la planta y dar inicio al proceso de lignificación de madera y de centros frutales, con lo que se asegura una planta aclimatada y “endurecida”, lo que le permitirá soportar de mejor forma las bajas temperaturas invernales. Para condiciones de suelos de menor capacidad de retención de humedad (suelo liviano), el riego se debe extender hasta el 10 de abril.
Aspectos clave
Desde un punto de vista de balance hídrico, la demanda atmosférica se representa como evapotranspiración de referencia (ET0) en unidades de mm/día. Por otro lado, el consumo de cada cultivo en particular se expresa como una proporción de esta ET0, lo cual, se conoce como coeficiente de cultivo (Kc). Donde, finalmente la demanda atmosférica de un cultivo en específico, durante una fase de desarrollo determinada se expresa como:

- La ET0 generalmente comienza a disminuir hacia fines de febrero, al igual que el consumo de la planta, el cual, generalmente se ve reflejado en el Kc.
- La evapotranspiración no depende exclusivamente de la temperatura, si no que depende de humedad relativa, temperatura, velocidad del viento, radiación entre otras variables. Además, es acumulativa, es decir, depende del tiempo al que ha sido sometida la planta a tales condiciones.
- A partir de marzo los períodos de tiempo sometidos a alta temperatura son menores, las mañanas y tardes más frías, junto con un aumento en la húmedad relativa, e incluso los días comienzan a ser significativamente más cortos. Por ende, se deben reajustar frecuencias de riego, dando más días de «descanso» entre ejecuciones.
- El cambio en la frecuencia de riego (no el tiempo), en condiciones normales, debiera disminuir entre un 30% y 50% de lo establecido en verano hacia la tercera semana de marzo.
- La pregunta que siempre nos hacemos respecto del manejo y reprogramación de riego es: ¿Se puede volver a regar? Y la respuesta es sí, pero en situaciones especiales, por ejemplo, ante un inicio de otoño y entrada de invierno muy seco, pero nunca previo a reconocer dormancia fisiológica, representada como al menos un 50% de hoja caída (hoja amarilla = hoja caída).
Señales ecológicas
La primera señal importante que declara la dormancia es el cambio de estación; el «solsticio de verano» que normalmente se produce entre el 20-22 de diciembre y marca un momento muy importante en el inicio de los procesos de lignificación y de pre-dormancia, lo cual, en fisiología se define como «tolerancia al frío».
Cuando hay un cambio en el fotoperiodo, los materiales anuales que crecen desde fines de septiembre y se desarrollan cerca de 70 días, ya tienen secciones basales lignificadas, ya es posible notar madera y eso es una clara señal del acortamiento del fotoperiodo e incide en inicio de la inducción de flores.
Con el acortamiento del fotoperiodo, la planta entra en un proceso de acumulación de reservas, cambio de flujo de savia y va al concepto de prepararse para dormir.
Otro evento ecológico que potencia y asegura la dormancia es la primera helada de otoño, y ese concepto en fisiología de plantas frutales se llama “resistencia al congelamiento”, es decir, ya hay desarrollo de madera, de crecimiento secundario; esto es gatillante para que la planta bote las hojas, entre en una situación de otoño potente y se vaya a dormir voluntariamente.
¿Qué es lo que deberíamos ver en las plantas de cerezos previo a la entrada en dormancia?
Centros frutales con dardos muy bien formados, con sus brácteas bien lisas, todavía con presencia de hojas, pues se debe considerar que las yemas siempre son axilares a hojas. Además, idealmente al 1 de mayo se debe tener el 50 por ciento de hoja caída, considerando que hoja amarilla es igual a hoja caída
La preocupación de que las plantas entren en el período de dormancia en esta fecha radica, principalmente, en asegurar que todas las estructuras de éstas estén muy aclimatadas y lignificadas para soportar el invierno y no haya desajustes desde el punto de vista de pérdida de potencial y tampoco fitosanitarios.
Por otra parte, porque dichos procesos de la planta en esa época necesitan un cambio de switch, porque si ésta entra permanente en un ciclo más vegetativo, el equilibrio o la dinámica de recuperación de reservas es negativo; lo que la planta puede producir de carbohidratos en esa fecha es mucho más bajo que la tasa de consumo de los mismos, esto desde un punto de vista fisiológico hace referencia a que la fotosíntesis bruta es menor a la fotorrespiración, y por ende la fotosíntesis neta es negativa. Por lo tanto, el diferencial la planta lo obtendrá a partir de las mismas reservas que se obtuvieron en postcosecha.
Si la entrada en dormancia de las plantas coincide con el 01 de mayo, esto permitirá aprovechar muy bien el letargo invernal, considerando el mes de junio como el más importante en términos de acumulación de horas frío. Sin embargo, se debe tener presente que una buena dormancia no sólo está determinada por la acumulación de frío, sino también por cuán corto es el fotoperiodo, es decir cuánta luz se tiene.
Tal como hemos señalado, para una correcta entrada en dormancia es necesario aprovechar enero y febrero para hacer toda la recuperación nutricional, tanto foliar como suelo y pensar en suprimir los programas nutricionales a principio de marzo, pues seguir aportando los nutrientes vía suelo o foliar no permite darle una señal clara a la planta de que pronto deberá irse a dormir. Además, se debe considerar marzo como el mes de transición desde el punto de vista de riego, finalizando esta labor.
Pero, ¿qué hacer si con estas dos estrategias no tenemos respuesta? Si al 20 de abril, considerando un período de gracia, nuestros huertos no presentan un 10-20% de hoja amarilla, se deben tomar decisiones respecto de cómo acelerar este proceso.
Opción 1: Señal Natural
Una señal natural es el uso de Etileno como promotor de Ácido Abscísico que, a su vez, promueve la caída de hojas. Debe aplicarse temprano en la temporada, a mediados de marzo, sin embargo, se debe considerar que generará algo de retraso en la floración, lo que puede ser beneficioso o no, dependiendo de las características de la variedad, la zona y el objetivo comercial.
Por otra parte, es necesario tener presente que una planta sometida a estrés biótico o abiótico genera Etileno, por lo tanto, es una acción que debe tener consideraciones básicas; es un error realizar aplicaciones indiscriminadas de Etileno para promover la aclimatación y caída de hojas en huertos que no estén en óptimas condiciones fitosanitarias.
Opción 2: Aclimatación
Hace algunos años apareció el Molibdeno desde el punto de vista nutricional como un buen aclimatador; en su naturaleza nutricional es parte de los procesos metabólicos del nitrógeno, lo que permite generar respuestas en disminución en la tasa de desarrollo en primavera y de aclimatación en otoño o entrada en invierno. El objetivo del Molibdeno es endurecer madera y aclimatar y va a responder a un programa de aplicaciones sucesivo, tres o cuatro aplicaciones cada 7 días, desde mediados o finales de marzo en adelante, para que ya en la segunda quincena de abril tenga un efecto claro en las plantas.
Opción 3: Intoxicación (Sulfato Zn 2% + Urea 2%)
Es una medida que se debe considerar como última estrategia, no se puede tomar antes del 15 al 20 de abril; es una opción de gran ayuda y de rápida respuesta de caída de hojas. Ésta se produce mediante la intoxicación a través del Sulfato que generará el envenenamiento de la hoja, pero no la botará, sin embargo, al mezclarse con urea al 2% se acelerará el proceso de descomposición de la hoja, lo que generará finalmente su caída.
Si se han finalizado las fertilizaciones en febrero y el riego en marzo, esta tercera opción tiene un muy buen efecto; ahora bien, en huertos muy vigorosos podría repetirse la aplicación para un óptimo resultado.
En conclusión, los problemas de aclimatación de las plantas para su entrada en dormancia pueden acarrear una serie de consecuencias negativas, entre ellas daños de primordios; según hemos podido constatar en trabajos desarrollados por el equipo I+D de Avium, el 90% de los daños de primordios están expresados al primero de julio, es decir no están relacionados a heladas en ciertos estados fenológicos, como yema hinchada, por ejemplo, sino más bien con la aclimatación.
Esto, por su parte, genera pérdida de potencial y puede desencadenar un círculo vicioso de problemas fitosanitarios permanentes.
La hora del letargo invernal está cerca y nuestras plantas deben contar con la totalidad de señales para aclimatarse, prepararse para soportar las bajas temperaturas invernales y entrar en una correcta dormancia que les permita acumular la cantidad óptima de horas frío, a la espera del beso primaveral que las despertará para una nueva temporada productiva.