Dar el paso a invertir en un proyecto agrícola siempre ha sido desafiante, especialmente en la etapa en que se vive en la industria de la cereza, la disminución en los precios de venta han hecho replantearse la manera en la cual se abordan inicialmente los proyectos de plantación.
Los desafíos no sólo están presentes por la exposición a factores climáticos o comerciales, sino también por los factores técnicos, ya que para lograr el éxito en el proyecto es fundamental la buena planificación, gestión y ejecución desde su concepción. Por ende, cobra relevancia tomar en consideración los distintos factores y actores que juegan un rol protagónico en el desarrollo del proyecto. Tal es el caso de la formulación y ejecución de un proyecto de cerezos en la actualidad, basándonos en aristas claves técnicamente, como la combinación (variedad/portainjerto) y sistema de conducción, lo cuales van a depender directamente del clima, suelo y labores culturales asociadas a manejos que se quieran buscar.
1. Conocimiento predial
Para comenzar y determinar los pasos siguientes, es de vital importancia conocer a cabalidad el predio en el que se trabajará; para ello se debe realizar un estudio completo del suelo (profundidad efectiva, impedimentos físicos y/o químicos, análisis textural, químico y biológico) y un acabado estudio agroclimatológico, de manera de tener la mayor cantidad de información para tomar las mejores decisiones de acuerdo a cada realidad y no caer en el común error de tomar como referencia proyectos vecinos. Este estudio, se debe complementar con la revisión in situ por parte del equipo técnico, a través de la revisión de calicatas. (Foto 1).
Dentro de los análisis que hoy en día se pueden utilizar y complementar lo empírico y “casuístico” hay una variada oferta, desde el uso de mapas de conductividad eléctrica en donde se puede visualizar las distintas imperfecciones de los suelos en profundidad, utilizaciones de drones para planimetría e imágenes e incluso complementarlo con imágenes satelitales mediante el uso de imágenes multiespectrales y ortofotos se pueda tener un mayor conocimiento del sitio en estudio.
Sin embargo, esto no culmina con el análisis in situ en cada predio, que mediante el uso de calicatas espacialmente distribuidas para que sean representativas, se unen todos los detalles para la toma de decisiones como portainjerto a utilizar, densidad de plantación, dirección de plantación, utilización de platabandas, necesidad de drenajes, etc.
Foto 1: Mapa de variabilidad de la Conductividad eléctrica del suelo (CEM) y posterior análisis de calicatas.

Ahora, ¿qué pasa con los proyectos de replantes?
Importante pregunta se realizan hoy algunos productores en que necesariamente deben reemplazar antiguas plantaciones por nuevos proyectos.
Aparte de lo descrito anteriormente en términos de análisis es muy importante concentrarse en posibles problemáticas que podrían afectar el normal desarrollo de un nuevo proyecto de replante.
Se deja planteado algunas inquietudes presentes hoy en día en este tipo de reconversiones.
- Presencia de larvas de suelo.
- Presencia de nemátodos. Género y severidad si están presentes.
- Presencia de hongos y bacterias. Muy importante poder realizar un análisis específico para el patógeno que se necesita encontrar si es que estuviera presente.
Estas inquietudes no solo se estima que se deben tener presentes en un proyecto de replante, sino también en un nuevo proyecto para comenzar con la mayor información posible.
De esto dependerá que manejos se deben realizar previo a la plantación como posibles fumigaciones, aplicación de enmiendas orgánicas, y aplicación de productos fitosanitarios y biológicos para prevenir problemas futuros.
2. Selección de la variedad/portainjerto
Como primer paso se debe definir la mejor variedad de acuerdo con el clima donde se establecerá el huerto, determinado por los requerimientos de horas frío para cada variedad; en sectores más cálidos, por ejemplo, y de cosecha temprana, variedades que sean una buena alternativa comercial si se cosecha antes del 25 de noviembre. En cambio, en una zona más frías y de cosecha tardía, convendrá enfocarse en variedades que permitan extender la cosecha, desde los últimos 10 días de diciembre, mientras que en zonas intermedias, se recomienda buscar variedades que puedan ser competitivas frente al gran volumen de fruta de la época.
Una vez seleccionada la variedad a plantar, es importante elegir el portainjerto que la acompañará, combinando tanto el tipo de suelo, como la combinación variedad/portainjerto, lo que se traduce en el uso de variedades de mayor cuaja junto a portainjertos de mayor vigor (Figura 1), y variedades de menor cuaja con portainjertos de menor vigor para lograr un equilibrio técnico entre la fruta y las hojas.
Figura 1. Vigor y Fertilidad de los distintos portainjertos

3. Elección del sistema de conducción
El sistema de conducción estará determinado por tres factores principales, la forma de trabajo que más le acomode al productor y/o tenga experiencia, la combinación variedad/portainjerto y sistemas más eficientes en el uso de la mano de obra, siendo éstos últimos los que competirán con ventaja para maximizar la productividad de los trabajadores. Cuanto más débil sea la combinación, mayor enfoque hacia eje central, considerando no abusar de diluir un vigor predeterminado según las características propias del sitio a plantar; mientras que, cuanto más vigoroso, mayor tendencia a sistemas de dilución de vigor, como los sistemas de conducción Y-Trellis o KGB.
Por ejemplo, para suelos muy retenedores de agua y arcillosos, el portainjerto Colt es el que más se acomoda, mientras que en suelos más livianos la serie MaxMa 14 o MaxMa 60 podría ser una alternativa; en el caso de ser suelos francos a franco arcillosos, la serie Gisela® condicionante a Gisela® 5, 6 o 12 también podrían ser una alternativa. Sin embargo, el portainjerto Colt es el que se adapta en cualquier sitio y cualquier condición de suelo, no así a cualquier variedad
4. Elección de la planta correcta
Planta Terminada (raíz desnuda)
Probablemente el formato de plantas que más seguridad da en un proyecto de plantación consiste en una planta criada en vivero luego de un año de establecimiento del portainjerto y otra temporada más de desarrollo de la variedad. Por lógica, es la de mayor costo y, a su vez, sin duda el formato que menos administración tiene una vez plantada.
Planta de ojo dormido a raíz desnuda
Portainjerto desarrollado en vivero para lograr diámetro mínimo de injerto en torno a 8-10 mm. en su base al mes de febrero. Una vez alcanzado este objetivo se procede a realizar injerto de yema (o parche) en la base de estas plantas de material cosechado en la temporada. En general, se utilizan dos parches para asegurar prendimiento en primavera. Como calidad aceptable de este tipo de plantas está el diámetro al momento de entrega, el cual de forma óptima debe superar los 8 mm. de diámetro de base.
Planta injertada en terreno
En los últimos años se ha ido variando la forma de poder establecer la plantación y una de las buenas experiencias en la práctica ha sido mediante la utilización de portainjertos de una temporada criados en vivero e injertados en terreno, mediante injerto de púa o empalme en invierno. Los portainjertos deben tener al menos 8 mm. de diámetro en la base para que sea de una calidad injertable, principalmente para que el diámetro esté acorde con el material de injertación. Este último punto es importante en el momento del control de calidad de la injertación.
Planta de contenedor o bolsa
Portainjerto establecido directamente en el contenedor o bolsa sobre un sustrato o mezcla que permite un rápido establecimiento de la plántula y posterior desarrollo. Tienen como objetivo alcanzar diámetro de injerto hacia fines del verano y son una salida segura cuando se establecen las plántulas de portainjerto tarde en la temporada, incluso en el mes de diciembre. Estas plantas se pueden injertar de ojo dormido en verano o de púa a salidas de invierno, dependiendo de la estrategia del vivero, muchas veces en común acuerdo con el productor en función al establecimiento de su huerto.

5. Establecimiento
Continuando con la cronología lógica para el desarrollo de un nuevo proyecto se debe poner especial cuidado en la etapa inicial del mismo, para lograr el potencial productivo, el cual independiente de la variedad, sistema de conducción, tipo de planta o densidad de plantación, debe buscar los siguientes objetivos para alcanzarlo.
5.1 Preparación de suelo
Una labor que ha ido tomando mayor importancia en el tiempo por su real impacto en el potencial productivo de un huerto, es la preparación del suelo, entendiendo que no es sólo física, sino química y biológica, cuyos componentes en conjunto definirán nuestro futuro.
El trabajo de preparación del subsuelo y la capa arable tiene por objetivo romper los impedimentos físicos del suelo, favorecer la exploración de raíces, asegurar un buen drenaje y aumentar la capacidad de retención de agua en el perfil para promover un buen desarrollo de las plantas para alcanzar nuestro gran objetivo final del potencial.
Para preparar el subsuelo la elección correcta de la maquinaria estará en función del tipo de suelo, humedad y sus limitaciones físicas, es decir, en términos generales un suelo con impedimentos físicos como estratas cementantes llamadas duripanes o fragipanes, o bien, suelos con un gran porcentaje de pedregosidad y con menor porcentaje de humedad en el perfil, debemos inclinarnos por un Bulldozer; en cambio, en presencia de suelos sin limitaciones físicas como las anteriores descritas, podemos utilizar una excavadora con garra sin problemas.
Para avanzar con la capa arable (primeros 30 cms.) se utilizan rastras y arados de cincel (llamado Jympa), para lograr una disgregación de suelo en partes más pequeñas. Es en esta etapa donde podemos realizar las correcciones químicas a través de las enmiendas y luego construir, si es necesario, los camellones o platabandas, ya sea para buscar mayor profundidad efectiva de suelo o sólo como una alternativa para favorecer el correcto drenaje de la escorrentía superficial en invierno. La fecha límite ideal para tener terminada la preparación es el 1 de mayo.
Foto 2: Preparación de suelo

5.2 Plantación
Etapa tanto o más importante que la preparación de suelo, ya que de igual manera se realiza una sola vez en la vida del proyecto, por ende, se debe buscar un hoyo adecuado para que las raíces queden de manera holgada, sin enrollarlas ni en dirección contraria al suelo, ayudándose de un pequeño levantamiento de la planta antes de terminar de tapar el hoyo y muy bien aplomadas de manera perpendicular al suelo, buscando un mejor desarrollo de las plantas.
Fecha límite de plantación.
Planta terminada: 31 de julio.
Planta de ojo dormido: 31 de julio.
Planta para injertar en terreno: plantación 15 de julio e injertar hasta el 10 de agosto.
Planta en bolsa o contenedor: 10 de noviembre.
Lo anterior sólo se puede ejecutar siempre y cuando el sistema de riego haya sido finalizado, probado y que esté funcionando, ya que con la tendencia nacional a la baja pluviometría, se debe asumir el riesgo, regar antes y durante el proceso de plantación de un nuevo proyecto.