Conversamos con Samuel Venegas, Gerente Agrícola de Hacienda Los Quillayes, respecto del recambio varietal en la industria de la cereza.
Chile está en un proceso de recambio varietal, ¿por cuáles están apostando al interior de
la industria cerecera?
“Es una pregunta súper compleja, porque Chile se ha sustentado en tres variedades y yo diría que si hablamos la zona temprana y media son dos que son Santina y Lapins, que componen casi el 70% de la producción y las zonas más tardía se han consolidado con la variedad Regina que ha sido la más fuerte en el sur. Pero hoy día lo que estamos tratando de dilucidar cómo agricultores es, con toda la gama de variedades disponibles en el mercado que hoy día tenemos varias líneas genetistas que están trabajando lo mismo, pero son todas variedades que están desarrolladas en Estados Unidos, en Europa
y que hay que probar cómo se adaptan en Chile.
¿Cuáles son las principales características que deben tener esas nuevas variedades?
“Tenemos la necesidad de elegir variedades que sean firmes, que sean dulces, que tengan una buena vida postcosecha. Pero tenemos que viajar también a los mercados, por lo tanto la fruta tiene que llegar 30 a 40 días después de cosechada teniendo la misma calidad con la que se cosechó y ahí está un poco la incertidumbre y la disyuntiva que tenemos que resolver. Tenemos grandes variedades que están siendo probadas en muchas partes. Sagrada Familia está en una zona temprana de la provincia de Curicó y estamos probando las variedades que están desarrolladas para zonas tempranas de varios grupos, entonces creemos que hay varias con mucho potenciales, de las cuales nos han llamado la atención por su calibre, por su color, por su grado de azúcar y su firmeza y yo creo que eso es
en la línea de trabajo que queremos desarrollar. Creo que es importante tener feedback de los clientes porque el componente del cliente nuestro en China o en Estados Unidos o en el país al que la exportemos, también tiene un grado de opinión que hay que considerar. Alguien siempre lo dijo que cuando vamos a ver las variedades hay que considerar el azúcar, la dulzura, la firmeza, pero qué opina el chino de tu variedad, qué opina el chino de cómo le llegó a él, ¿se encantó como nosotros
estamos encantados con ella acá o encontró que era una variedad más de las que tenemos?”
¿Santina podría ser la variedad que marca este camino?
“Lo mencionamos anteriormente, Santina es nuestra base, la que hoy día ha sido la reina de las variedades en el sentido de que la que más gustan a los clientes, es la segunda más plantada y yo creo que seguramente en un par de temporadas va a ser la primera en exportación de fruta. Entonces las variedades nuevas tienen que ir por esa línea ¿Qué variedades tenemos que van a ser más firmes, más grandes, más dulces, que van a tener un mejor open que Santina ? O bien van a salir antes que Santina, que la puedan complementar, que sean la antesala, la que inicie la temporada para que después ingrese
Santina en gloria y majestad a los mercados, que seguramente será la cereza más vendida de Chile. Esa es la línea de trabajo que tenemos que hacer con esas variedades y estamos todos probando, estamos viendo que hay un par de variedades en cada uno de los grupos que podrían tener un futuro bastante auspicioso si es que todo sigue así, porque cuando tú viajas afuera y las ves, te das cuenta dos cosas. Vi variedades en España desarrolladas en Italia y se comportan mucho mejor en España, hay variedades desarrolladas en California que se comportan mucho mejor acá y viceversa. Me ha tocado ver que por catálogo tengo un par de varillas en el campo incorporadas que deberían haber madurado por días atrás y resulta que en Chile no se hace, porque es otra condición, tenemos otro clima, otro suelo de origen y tiene que esa variedad adaptarse en otras condiciones, ese es el desafío”.
Me gustaría profundizar en lo que nos estás diciendo ahora, que los productores necesitan
certezas. ¿Por dónde van esas certezas?
“Es que yo creo que el camino es que las variedades que se están hoy día probando en Chile, se puedan validar en las distintas condiciones que tenemos. Entonces que el productor, al momento de tener que desarrollar un proyecto, al momento de poner su capital para en tres o cuatro años más ver el resultado, puede estar tranquilo de que si eligió una variedad correcta o quisiera lo que él buscaba, que no nos ha pasado. Con la euforia de querer participar de algo que se ve novedoso, genial, rentable, que está trayendo por todos lados beneficios, a veces entras en variedades que no corresponden como lo mostraban algunos asesores, usaste el patrón que no corresponde, usaste el sistema de riego que no corresponde porque es ese patrón, con esa variedad, con ese riesgo en esa zona no se da bien. En cambio este otro patrón, con esta variedad, con este riego, en esa zona si es una oportunidad, porque hoy día el negocio tiene que ser primero que nada rentable en el tiempo, tiene que ser sustentable.
Hace un tiempo, todo el mundo adelantamos la variedad Santina y pisamos otra variedad que no era mala pero cómo hacemos para que eso no vuelva a ocurrir. Hoy día que un productor que plantó una variedad temprana en una zona no temprana y sigue metido en una etapa del proceso donde hay otras variedades mucho mejores que esas, la mala elección estuvo al principio antes de plantar, en la decisión de qué es lo que voy a hacer. Entonces ahí es donde nosotros queremos como industria de que no se nos repita lo que ocurre en todos los mercados, que podamos tener ciertos lineamientos base y después nosotros elegimos con ciertas herramientas que nos evidencian de qué estamos haciendo lo
correcto. La fruticultura es un negocio a largo plazo y sale muy caro los errores a largo plazo“, concluyó Samuel Venegas, Gerente Agrícola de Hacienda Los Quillayes, Sagrada Familia.
