La temporada actual presenta retos importantes en calidad y volumen para las cerezas chilenas en los mercados asiáticos. Claudio Muñoz, gerente de QC Inspec, entrega su visión y recomendaciones clave para enfrentar este panorama.
En las primeras semanas de la temporada, el mercado asiático ha mostrado cambios significativos en su comportamiento. Según Claudio Muñoz, los primeros embarques aéreos de variedades como Frisco y Nimba, conocidas por su baja consistencia en términos de calidad, no han tenido un buen desempeño. «Hoy día, a diferencia del año pasado, la fruta no se mueve inmediatamente al llegar; está tomando más tiempo salir a la venta», señala Muñoz, agregando que esta situación refleja un consumidor más exigente respecto a calidad y precio.
Variedades como Santina, tradicionalmente posicionadas en una categoría más alta, también han enfrentado desafíos con bajos sólidos menores a lo esperado.
Regina, en tanto, presenta un rendimiento promedio de 8 mil kilos por hectárea en sectores del Maule y el sur. En el caso de Lapins, se observa una regulación natural en los árboles no raleados, con volúmenes promedio ajustados de 12 a 14 mil kilos por hectárea, frente a los 18 mil kilos iniciales que se proyectaban.
La clave: consistencia en las etiquetas y estrategias de calidad
Muñoz enfatiza la importancia de mantener consistencia en las etiquetas y adaptarse a la condición real de la fruta. «El mercado ya no está dispuesto a pagar altos precios por fruta de baja calidad, independientemente del volumen reducido», afirma. Las exportadoras deben enviar variedades más débiles con etiquetas adecuadas y asegurar que los procesos de guarda y embalaje sean óptimos para mantener la calidad.
Con la llegada de variedades como Lapins, que representan el grueso del volumen exportado, el enfoque debe estar en una cosecha precisa y oportuna. “La capacidad de cosechar con color y calibres adecuados será clave para asegurar buenos arribos y precios», concluye Claudio Muñoz.
Mirando hacia adelante
El llamado es claro: una estrategia sólida en manejo de calidad y consistencia será vital para enfrentar los desafíos de la temporada. Solo así se podrá mantener la competitividad de la cereza chilena en mercados exigentes como el asiático, donde la condición marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.