La poscosecha es una etapa crucial en la que los productores y técnicos deben centrar la atención en el cuidado y manejo de los huertos en la recuperación después de una ardua temporada de exigencia del cultivo, promoviendo estrategias que maximicen el deseado potencial productivo.
Una de las herramientas que ha sido ampliamente utilizada y estudiada en Chile es la aplicación de bloqueadores solares. El mecanismo de acción tiene que ver desde el punto de vista fisiológico, ayudando a prevenir el cierre prematuro de los estomas; poros invisibles al ojo humano, que están en el envés de las hojas. Esto es especialmente relevante, pues estos estomas se encargan de liberar agua por la planta y así poder captar CO2 a través de todo el proceso fotosintético, permitiendo la correcta refrigeración de la planta y consecuentemente la generación de azúcares de reservas y otros compuestos nitrogenados en los órganos de reserva que tiene la planta.
Factores a tener en cuenta
Generalmente, este tipo de herramientas de prevención de estrés térmico-hídrico, se utiliza en portainjertos débiles, menos vigorosos o en algunos huertos menos vigorosos. Es importante tener en cuenta que el vigor se mide por la recuperación del crecimiento anual, es decir, si se reconoce un crecimiento anual de sobre 50-70 centímetros, se puede decir que se está frente a un huerto de buen vigor o equilibrado. No confundir huertos grandes con huertos vigorosos, porque puede haber un huerto gigante muy voluminoso, pero sin vigor.
Además del vigor como determinante para tomar esta decisión, también hay que considerar que, en temporadas como esta, con zonas muy calurosas o zonas en las que se tenga un déficit hídrico importante, los bloqueadores solares pueden ser una ayuda para sopesar el escenario climático.
Al momento de utilizar estas herramientas, es importante considerar que la clave para la prevención de problemas asociados al estrés abiótico es el uso y la programación eficiente del riego de acuerdo a las condiciones edafoclimáticas per se de cada unidad productiva.
Este sigue siendo el método más infalible para evitar problemas asociados a estrés hídrico y/o térmico en las plantas, y todos los tratamientos de bloqueadores o filtros solares vienen a acompañar estos manejos básicos en el desarrollo del cultivo, y que van en el sentido de prevenir los efectos adversos de este tipo de estrés en las plantas.
La mejor opción
Al respecto, el asesor especialista en producción de cerezos y fundador de Avium, Carlos Tapia, explica que “no nos debemos enmarcar solamente en esta utilización de estrategias para prevenir este estrés térmico e hídrico, pues únicamente se hacen cuando se utilizan portainjertos de bajo vigor. En este marco, qué portainjertos podrían responder a esta necesidad, obviamente la serie Gisela, entre ellos Gisela® (5®, 6 y 12); si bien Gisela® 12 es el más vigoroso de la serie, en muchas zonas podría justificarse la utilización. No olvidar los parientes directos de estos Gisela, que son las versiones de guindo ácido. Entonces, si bien tenemos y podemos reconocer diferentes estatus de vigor del guindo ácido, sí reconocemos que hay un gran número de huertos de guindo ácido que responden a menos vigor que más vigor”. Por otra parte, agrega la serie MaxMa, entre ellos MaxMa (14 y 60) y sus “parientes” directos, algunos Mahaleb, Santa Lucía y Pontaleb».
¿Qué dicen los registros de los últimos años respecto de las aplicaciones de bloqueadores solares en Chile?
La mayor experiencia es la utilización de caolinitas al 95 por ciento. “La utilización de estos productos va entre el 2,5 y el 3 por ciento. Y si bien, hay algunos cuya concentración de etiqueta es menor, creemos que también podría ser efectivo su uso y hemos demostrado en los últimos años que los huertos aplicados con este tipo de productos mantienen su hoja con menor temperatura a lo largo del día, en los distintos momentos que hemos hecho las mediciones, sumado también a mediciones de flujo estomático donde se reconocen diferencias positivas siempre después del medio día mostrando mayor conductancia de estomas en tratamientos con bloqueadores solares”, agrega el especialista.
Otras alternativas
En el último tiempo también hemos ido conociendo filtros solares incoloros, que son herramientas interesantes, además, para aplicaciones de precosecha.
Según los mismos estudios elaborados por Avium, algunos de ellos han presentado resultados interesantes en la prevención de daños directos a la fruta, como deshidratación de pedicelos, golpe de sol en frutos e incluso mejorando indicadores de calidad en la poscosecha. Y aunque la formulación es muy distinta a los bloqueadores convencionales, pueden ser una alternativa para el período de poscosecha con intervalos de aplicaciones que pueden ser entre los 15 a 20 días entre cada aplicación.
El Departamento de Investigación y Desarrollo de Avium ha realizado una serie de ensayos respecto del uso de bloqueadores solares en cerezos; hace ya unas cinco o seis temporadas, incorporaron a estas aplicaciones de caolinitas ciertos aditivos o ingredientes que permitieran mejorar o apoyar la utilización de la caolinita, mediante el método bioquímico del control de estrés térmico hídrico. Realizaron pruebas con extractos de alga del tipo Ascophyllum nodosum, e incluso algunos aminoácidos.
“Los resultados han sido súper consistentes, los huertos con caolinita sola bajan la temperatura de la hoja con respecto al testigo. Y cuando a estas caolinitas le incorporamos algún aditivo que permita mejorar bioquímicamente. Esta prevención del estrés baja aún más la temperatura o mantiene más fresca la temperatura de la hoja, ya que el concepto no es bajar la temperatura, sino que es prevenir su aumento y el cierre estomático prematuro. Hemos entendido en el tiempo que no sólo los Ascophyllum nodosum podían tener este trabajo, sino que también productos que en su composición tienen folcisteina o también la utilización de algunos aminoácidos que principalmente en su composición podría destacar la prolina, que también está directamente ligada a la prevención del estrés térmico hídrico”, explica Carlos Tapia.
El momento indicado
Respecto de cuándo empezar a aplicar bloqueadores solares en los huertos, es ideal que sea inmediatamente después de la cosecha y hasta quizás una semana después de ésta. Lo óptimo sería repetir esta estrategia o estas aplicaciones cada 25 a 30 días. Es decir, se puede llevar a cabo en la temporada de primavera, o finales de primavera, y en verano hacer dos aplicaciones.
Con este cronograma, se ha detectado y estudiado que hay una mejor temperatura de la lámina con respecto al testigo y consistentemente, hay una mejor operación de reservas carbonadas en los dardos medidos en invierno, ¿cuáles reservas? nitrógeno total, proteína total, aminoácidos, algunos aminoácidos y azúcares totales. Además, en estudios se ha podido identificar que la mejor condición de flujo de vapor de agua, es decir cuando se tiene en mayor medida las estomas abiertos en las hojas, es condiciones ambientales de temperaturas que bordean los 23°C y humedad relativa de alrededor del 60%. Esta última condición es la que tiene mayor relevancia respecto a la temperatura. Lo anterior es muy difícil poder encontrar en las principales zonas productivas del cultivo en Chile.
Enero es un mes clave para la diferenciación floral en la zona central de Chile, por lo que es fundamental mantener las plantas en equilibrio hídrico, térmico y metabólico durante este período. El uso de bloqueadores solares, junto con una adecuada gestión del riego y otros manejos agronómicos, permite mejorar la resistencia de los huertos y optimizar su rendimiento en la actual temporada y las futuras.