El líder gremial conversó con Smartcherry en torno al riesgo que esto puede significar para la industria y la falta de involucramiento que, a su juicio, existe a nivel de entidades del Estado así como también la relevancia que se le debe dar en el Congreso a estos temas para, por ejemplo, entregar más atribuciones al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
– ¿Qué acciones han tomado a nivel gremial frente a esta crisis fitosanitaria?
Hemos trabajado en tres áreas. La primera es con el SAG, prestándole nuestra colaboración e interiorizándonos de cuáles son las problemáticas que tiene para hacer un trabajo más eficiente, más efectivo. Creemos que hay que distinguir por dónde entra la mosca y tenemos que hacer nuestros esfuerzos para que no entre, no solamente concentrarnos en erradicar los focos existentes. En ese sentido, y en ese trabajo con el SAG, detectamos que hay dos factores que generan ingreso de la mosca a la fruta. Uno son los pasos regulares legales que principalmente están ligados al transporte de carga o al movimiento de pasajeros que pueden traer material vegetativo hospedero de larvas de mosca y el segundo son los pasos ilegales, que es donde entra no solamente gente, sino que también entra mucha mercancía. Dentro de ellas, frutas, verduras que son comercializadas hasta en los grandes centros de distribución que se encuentran en la capital.
Después, en particular, hay que analizar cada zona. Arica tiene una condición muy especial porque Pampa, Concordia, están muy cerca de la frontera con Perú y eso genera lógicamente un tráfico y cruces de vectores. En el caso de la Tercera, Cuarta Región son los pasos fronterizos. En el caso de Aconcagua yo asumo y puedo describir que principalmente es el Paso de Los Libertadores el que genera las afecciones. En los últimos cinco años en Los Andes hemos tenido detección de mosca a la fruta y todos han sido en el perímetro del puerto terrestre y todos ligados a parqueaderos que no tienen ninguna regulación.
En otro punto está el trabajo que hemos hecho con el Ejecutivo a través del Ministerio de Agricultura, expresándole al ministro, al subsecretario, a la gente de ODEPA, la problemática y hemos conversado soluciones con ellos. Dentro de las soluciones está el tema legislativo, donde en un análisis hemos podido ver que las multas son prácticamente inexistentes y no hay ninguna acción disuasiva para quien ingresa material vegetativo a Chile y menos una acción dura a quien genera un foco de mosca a la fruta que llega a tener un costo muchas veces cercano al millón de dólares. Eso es lo que vale un foco de mosca de la fruta en Chile.
También nos dimos cuenta que hay otros estamentos del Estado que miran para el lado y no se hacen cargo de sus responsabilidades. Y me quiero detener en el Ministerio del Interior y en el Ministerio de Seguridad Pública. ¿Por qué? Porque el SAG no tiene atribuciones, ni personal, ni capacidad para fiscalizar pasos ilegales. Es más, los mismos funcionarios del SAG nos han dicho que cuando han querido intervenir, incluso arriesgan su vida porque en esos pasos no saben lo que viene. El funcionario del SAG no está preparado para eso y el que está preparado es el Ministerio de Seguridad Pública, el Ministerio del Interior, probablemente el Ministerio de Defensa, probablemente la Aduana y el Servicio de Impuestos Internos para perseguir el ingreso de cargas que entran por localidades o pasos ilegales. El SAG hace lo que puede con lo que tiene y lo hace relativamente bien porque es capaz de eliminar los focos. Ejemplo de ello, para la cereza, es que fue capaz de eliminar el foco de Chimbarongo que tanto perjuicio le causó a la industria. Pero el resto de Chile sigue fallando.
– ¿Cómo han estado coordinando las acciones con los estamentos del Estado?
Hemos estado en distintas comisiones. Estuvimos hace más de tres meses en la Comisión de Seguridad del Senado, donde expusimos algunos puntos. Pensando en esta problemática y en que Chile debe ejercer su soberanía y cuidado del patrimonio fito y zoosanitario, en esa comisión nos hicieron ver algunos algunos aspectos que valoramos, como por ejemplo algunas normativas internacionales que había que respetar y las consideramos. Pero para que todo esto tenga validez y se haga realidad, necesitamos que no pasen cuatro, cinco, seis años y que siga ganando terreno la mosca de la fruta o cualquier otra peste cuarentenaria que pueda afectarnos. En ese sentido, la Sociedad Nacional de Agricultura pidió una entrevista con el Presidente de la República y le vamos a plantear esta problemática porque creemos que esto debe ser atendido.
Si nos seguimos demorando, en vez de tener 42 focos como los que tenemos ahora, podemos tener 50, podemos tener 60 y podemos tener en zonas geográficas que en este caso afecten a la cereza como afectó el foco de Chimbarongo, que al sector privado ya le costó más de 20 millones de dólares. ¿Cuál es el costo más caro que podemos llegar a tener? ¿Y por qué nosotros estamos levantando la voz con tanta fuerza y estamos tan preocupados? No queremos que Chile pierda el reconocimiento, desde otros países, como un país libre de mosca de la fruta. Eso es lo que nos estamos jugando y preferimos pecar de alarmista que de ineptos.
– ¿En qué nivel estos estos focos detectados estarían perjudicando, específicamente, el cultivo de la cereza?
En el caso de Malloa, a todo el radio del foco de esa zona. En el caso de Santiago, tenemos varios focos que están más ligados a zona urbana, pero también pudieran tener efecto en algunos huertos que están dentro de ese radio y toda esa fruta tiene que tener un proceso especial, tiene que tener un tratamiento de frío si quiere llegar a China o a otros mercados. Todas estas limitantes y costos extra los terminan pagando única y exclusivamente los productores.
– ¿Cuál es el nivel de afectación que ustedes ven en cuanto a las exportaciones y la cadena logística de esta fruta?
En que nosotros estamos poniendo en riesgo toda una industria que hoy es la segunda industria más importante después del cobre, y que además tiene características que son muy especiales, y a veces poco conocidas y por ende poco valoradas. Primero, es una actividad sustentable, que genera mucho empleo, que no está centralizada en las grandes urbes, sino que abarca prácticamente tres o cuatro regiones del país, en el caso de la cereza, pero la fruticultura está a lo largo y ancho de Chile. Entonces, nosotros creemos que esto una vez más deja en evidencia la poca importancia que el país le entrega a una industria que es tan noble como esta.
– ¿Podríamos hablar de una emergencia agrícola o todavía no estamos en ese punto?
No me atrevería a ponerle el rótulo de emergencia, pero si hoy no hacemos lo que debemos hacer, mañana solo nos vamos a lamentar. Ahora, el Ejecutivo también tiene la posibilidad de poner indicaciones, de sugerir, de perfeccionar. Yo creo que hay que hacerlo, pero lo que no podemos hacer es que esto siga durmiendo, que sigamos en el estatus quo de no hacer nada. En la zona de Aconcagua, en Los Andes, llevamos cinco años consecutivos de focos de la mosca de la fruta. Entonces pareciera que para algunos estamos normalizando zonas de sacrificio. Creo que hay que tomar decisiones que de verdad causen efecto.