Por: Walter Masman Ingeniero Agrónomo PUCV, Asesor Técnico y Consultor, especialista en Cerezos; Priscila González, Ingeniera Agrónoma PUCV, Asistente de investigación; Carlos José Tapia T., Ingeniero Agrónomo M., Especialista en producción de cerezos.
En una temporada como esta, donde nos vemos enfrentados cada semana a diferentes situaciones que complican aún más la producción de cerezos, podemos señalar de manera transversal que la deficiencia de acumulación de frío en la etapa de dormancia de las plantas, es uno de los factores que marca la pauta si hablamos de limitar el potencial de producción de los huertos, esto sumado a las bajas temperaturas en la etapa de salida de dormancia y lluvias asociadas al periodo de floración y fructificación.
En Chile en estos últimos 20 años de producción de cerezas, se distingue la baja producción asociada a la deficiencia de frío en las temporadas principalmente.
Si se compara la acumulación de frío (medido en horas de frío en base 7,2ºC), las horas de esta temporada versus las medias en las últimas 10 temporadas, está por debajo en un 30% aproximadamente.

Dicha deficiencia se comenzó a observar con floraciones muy poco uniformes e irregulares, centros frutales que no abrieron, malas cuajas y brotaciones muy tardías, a lo que sumamos las lluvias durante la floración y en algunos casos, suelos anegados, permitiendo finalmente que el desenlace fuera aún más complicado.
En relación a la desuniformidad, se vio más resaltada en aquellas variedades que requieren mayor acumulación de frío y de floración más temprana como Royal Dawn, Santina y Bing; si bien Lapins es una de las variedades con menores requerimientos de frío, también se pudo evidenciar dicha desuniformidad, pero en menor medida. Con todo lo anterior es muy probable que la baja en volumen para este año en relación a los estimado sea en torno a un 25-30% menos que la pasada temporada.
Manejos que permitan minimizar los efectos de la deficiencia de frío
Los manejos más utilizados para enfrentar la deficiencia de frío están relacionados a: 1) mejorar el estado o la calidad del letargo de las plantas, 2) intervenir en menor medida a la planta (poda) con la finalidad de aumentar el número de centros frutales. Otro manejo últimamente utilizado está relacionado al enfriamiento evaporativo cuyo resultado está asociado a una disminución de la temperatura de las yemas.
En relación al primer punto, un manejo importante es inducir al receso de las plantas, mediante una estimulación regulada que favorezca la entrada en receso. Sabemos que esta etapa está asociada también a bajas en la luminosidad y a los cambios en temperatura que comienzan a ocurrir en el ambiente, por lo tanto, no es bueno realizar aportes de fertilización tardíos particularmente nitrogenados o riegos desmesurados que promuevan una mayor actividad.
Posteriormente, realizar aplicaciones de rompedores de dormancia como cianamida hidrogenada en dosis más altas a las que normalmente se aplican, con la finalidad de promover estados más uniformes de floración y brotación. Sin embargo, de todas maneras los resultados productivos estarán asociados a distintos indicadores climáticos en el periodo de flor.
Utilidad y eficiencia del uso de sombra en los últimos años
Otra manera en la cual se evidencia la calidad de frío en relación al potencial productivo de los árboles, está asociada muchas veces a factores naturales que implican un ensombrecimiento dado por: cerros, cercos vivos, estructuras, etc. En simples observaciones, se ha podido medir y cuantificar el aumento productivo asociado a esta calidad de sombra.
Se debe considerar que la etapa de dormancia, no solo está definida por la cantidad de frío acumulado en el ciclo, sino también regulada por la longitud del fotoperiodo, el cual siendo más corto, asume una mejor calidad de dormancia.
Por otro lado, los modelos de medición y registro de acumulación de frío, en sus distintas versiones, contemplan escalas de temperatura ambiental para estos cálculos, pero ninguno de ellos considera la temperatura de los cuerpos (árboles o estructuras de fructificación), quienes se pueden ver beneficiados con el uso de sombra.
En relación a este punto podemos constatar evidencia científica que ha demostrado la utilización de sombras para mejorar la calidad de frío y de esta manera aumentar la productividad, es así como dicho comportamiento está asociado a: uniformidad y adelanto de la floración, y mayores cuajas por centro frutal. Lo anterior, asociado además a otros manejos técnicos complementarios.
Este comportamiento indudablemente se ve reflejado en aquellos años de mala acumulación de frío, puesto que en los años de buen frío las diferencias no son tan significativas.
Uso de mallas sombra
El cultivo de cerezos en Chile se da principalmente en la zona central dado que requiere condiciones ambientales adecuadas durante el invierno y la primavera para garantizar la calidad y la sincronización de la floración y sus procesos posteriores, apoyados de indicadores climáticos óptimos.
El uso de cubiertas de todo tipo en la agricultura se ha convertido en una herramienta importante para mitigar las condiciones ambientales adversas. Algunos ejemplos son las carpas antilluvia, mallas sombra y mallas antigranizo.
En particular, el uso de mallas sombra se ha vuelto cada vez más común en la producción de frutales como el manzano, los arándanos y ahora también en los cerezos. Estas cubiertas tienen diferentes usos según el tipo de cultivo, en el caso de los primeros, se utilizan para obtener un mayor color en los frutos, desfasando su maduración obteniendo cosechas más tardías (Rodríguez y Morales 2015) esto debido a la modificación del microclima bajo estas cubiertas que afecta directamente la fisiología de las plantas y el desarrollo de los frutos (Valdevenito 2020), además, para prevenir el daño por sol en los frutos. En el caso de los cerezos, se utilizan para permitir que los árboles entren en receso de manera adecuada, mediante la modificación forzada del fotoperiodo, y en invierno, acortando el fotoperiodo, generando una etapa de dormancia de mayor calidad. Estas cubiertas definitivamente son una solución efectiva para proteger los cultivos y garantizar su desarrollo óptimo en condiciones climáticas desfavorables dependiendo de los diversos objetivos para cada caso.
El uso de malla sombra en huertos de cerezos orientados a cosechas tempranas busca reducir la radiación solar para crear un ambiente de día corto, y entrar y mejorar la calidad en la etapa de receso. Esta técnica estudiada, entre otros, por Ruiz et al (2005), donde sombrearon árboles de damasco completos y partes de estos (Imagen 1), demostraron una disminución significativa en la intensidad de la radiación solar en las ramas sombreadas, lo que a su vez reduce la temperatura en las estructuras del árbol. También observaron mayor incidencia de radiación solar en los árboles no sombreados y que la temperatura era mayor, mientras que la malla sombra redujo la intercepción y la radiación solar, disminuyendo la temperatura en 6°C. Estos hallazgos resaltan el potencial de la malla sombra para influir en la brotación y la producción de los cerezos, especialmente en condiciones de radiación solar elevada.
Por otra parte, resultados de Beppu y Kataoka (2000), donde experimentaron con diferentes mallas, proporcionando menor y mayor porcentaje de sombra, demostraron que el sombreado redujo la temperatura máxima diaria del aire y que la reducción de luz disminuyó la frecuencia de pistilos dobles y concluyeron con la posibilidad de aplicar sombreado artificial para reducir la aparición de frutos dobles o malformaciones de ovario en cerezos cultivados en regiones con veranos calurosos.

Este es un sistema de tecnología que aporta a una industria a mantener un negocio sustentable en el tiempo, que pueda beneficiar a grandes y pequeños productores y a zonas agroclimáticas con un potencial muy interesante que se puedan mantener en años de menor calidad de dormancia, y por otra parte, asociado a otros manejos, precocidad de cosecha.
Además de esto, hay que sumar los efectos que implica un año con influencia del fenómeno del niño, lo que implica tener inviernos cálidos y primaveras frías, donde es incierto determinar los períodos bajo este fenómeno. En conclusión, la combinación de estrategias de manejo y el uso de tecnologías como mallas sombra se presentan como herramientas esenciales para enfrentar la deficiencia de frío, mejorar la etapa de dormancia y optimizar la producción de cerezas en condiciones climáticas desafiantes, contribuyendo así a mantener un negocio sustentable en la industria.
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