En conversación con Smartcherry, el ex ministro hizo hincapié en la importancia de trabajar unidos por un producto homogéneo, donde más allá de las estimaciones en producción y exportación para el presente año hay que enfocarse en exportar la fruta que el consumidor y el mercado quiera y esté dispuesta a adquirir, por lo tanto la coordinación para lograrlo es clave.
– ¿Cómo están trabajando a nivel de gremios para enfrentar la nueva temporada de cerezas 2025-26 y lograr así una campaña exitosa?
Estamos trabajando muy coordinadamente con Frutas de Chile, con Fedefruta, Sociedad Nacional de Agricultura, donde estamos conscientes que tenemos que exportar un producto muy homogéneo, de muy buena calidad, de muy buena condición. Tenemos un mercado en China y en el mundo cada día más culto y exigente en calidad y condición, así que yo espero que este año podamos exportar los calibres que requiere el mercado, las categorías que requiere el mercado y podamos cumplir el gran objetivo de tener una calidad y condición de fruta mucho más homogénea, con un fruto más atractivo y sobre todo, y lo más importante, un fruto de mucho mejor sabor, porque el paladar del consumidor de la cereza es muy fino, dado que es un producto de alto precio, por lo tanto la experiencia de consumir una cereza tiene que ser tan atractiva como para que vuelva a comprarla.
– ¿Cuáles son las estimaciones que tienen ustedes en cuanto a cerezas exportadas y cómo creen que se lograrán buenos retornos para los productores tomando en cuenta el aumento en la temporada pasada?
El año pasado tuvimos este tremendo aumento en las exportaciones que fue un 52%. Creo, sinceramente, que el mercado no estaba preparado para un aumento tan fuerte como el que ocurrió. Este año el mercado va a estar mucho mejor preparado que el anterior porque el volumen, si sube, va a subir muy poco. Chile el año pasado exportó 135 millones de cajas, este año vamos a ver qué ocurre con las condiciones climáticas.
Hemos tenido una pluviometría un poquito más baja de lo normal, pero problemas de agua no vamos a tener, especialmente en la cereza que se cosecha fundamentalmente el mes de diciembre. En horas frío nos hemos recuperado, vamos a tener una suficiente cantidad de horas frío; hemos visto algunas arrancas de variedades que van quedando obsoletas; hemos visto también que hay variedades que el mercado no quiere, pero por otro lado viene un nivel de huertos jóvenes que van a entrar en producción. Si hay un aumento va a ser leve, pero lo más importante es exportar la fruta que el mercado, que el consumidor quiera, no lo que el productor quiera exportar.

– ¿Cuál es el escenario a raíz de las oportunidades que tienen las cerezas en los distintos mercados? ¿Cuál es la oportunidad real que tiene Chile para, justamente, diversificar estos mercados?
Hay mucha conciencia de que depender de un mercado es riesgoso, porque uno depende de la situación económica del país, de la situación política de un país, del poder adquisitivo que tiene un país, entonces tenemos varios desafíos. Uno es seguir penetrando China. Hemos conquistado mercados como Shanghai, Beijing, Dalian, Guangzhou, pero tenemos todo el interior de China que seguir conquistando. Tenemos también India, donde el gran desafío ahí es logístico, porque las cerezas son de los pocos productos que no pagan arancel. Eso es muy poco común.
El vino paga un 150% de arancel, las nueces pagan un 100% de arancel. Entonces ahí hay una prueba que hacer, yo diría, y el gran desafío es el logístico por la lejanía del mercado, pero también tenemos el sudeste asiático, donde hay 11 países, hay 700 millones de personas, que tienen un poder adquisitivo muy alto, donde está Indonesia, que es el cuarto país más poblado del mundo. Tenemos que seguir insistiendo ahí, seguir insistiendo en Medio Oriente, en el norte de África. Creo, personalmente, que Europa puede importar más cerezas de las que ha importado en el pasado. En Estados Unidos, como que estamos en el volumen. América Latina también es un mercado muy importante, porque es un producto muy perecible. Entonces, al estar los mercados más cerca, el riesgo de llegar mal es menor. Y Brasil es siempre un mercado en el que tenemos que insistir, porque es un gigante. Por lo tanto, hay que invertir en diversificación de todas maneras.
– ¿Cuáles son las claves de este trabajo en conjunto, tanto a nivel gremial como también público y privado, para hacer que la cereza, que es la gran embajadora de nuestro país ante el mundo, siga siendo un elemento potente de promoción chilena a nivel internacional?
Siempre he dicho que el futuro de la cereza depende de nosotros más que de los mercados. ¿Por qué digo esto? Porque si somos capaces de producir un producto súper atractivo, desde el punto de vista del aspecto y de las condiciones organolépticas, si somos capaces de diversificar mercados, y de restringir los calibres y calidades que no quiere el mercado, si somos capaces de unirnos en una alianza público-privada, con Prochile, con el Ministerio de Relaciones Exteriores, y unirnos entre nosotros los gremios, nos va a ir bien, pero esto depende más que nada de nosotros.
El producto nuestro tiene que ser una caja de chocolates. Que todas las cajas sean iguales. Entonces, la coordinación que podamos tener es fundamental. Las primeras cerezas tienen una gran responsabilidad en esto. Estoy refiriéndome a Ovalle, porque no por madrugar se amanece más temprano. Es súper importante no cosechar sin los indicadores de madurez que le permitan a la fruta tener las condiciones organolépticas correctas. Porque hay una competencia de quién sale primero, pero muchas veces esa fruta no tiene los sólidos solubles, el equilibrio entre acidez y azúcar que corresponde. Esto depende mucho más de nosotros que de los mercados. Está en nuestras manos el futuro de la cereza. Yo tengo fe que puede seguir siendo un cultivo rentable.
A lo mejor no va a tener las rentabilidades que tuvo en el pasado, pero sí rentabilidades que uno le exige a una especie de fruta fresca como el cerezo. Tenemos que ser también muy eficientes en los costos, hemos demostrado que podemos producir un muy buen producto a US$1,66 como costo de producción; hemos demostrado que sí podemos bajar la cadena de costo que está entre el productor y el mercado final porque también tenemos que adaptarnos a un nuevo escenario comercial y a un nuevo precio. No vamos a volver a tener los precios que tuvimos en el pasado, pero sí podemos ser rentables con precios menores si somos eficientes en tener buenos rendimientos de exportación por hectárea, las calidades que corresponden, y con un ajuste en la cadena de costo. Tengo confianza que la cereza va a seguir siendo un cultivo rentable.