La poda de verano es una de las tareas más relevantes para el huerto, ya que puede incidir de manera clave en el potencial de producción de una nueva temporada. Es durante este periodo postcosecha cuando podemos ayudar a las plantas a “cosechar” luz, la que debe ingresar a la canopia de la planta para que sus procesos de fisiólogos, principalmente diferenciación de flores, tenga un correcto funcionamiento.
Se considera que la inducción floral comienza aproximadamente 70 días después de plena flor, mientras que la diferenciación floral, ocurre alrededor de 110 – 140 DDPF, coincidiendo con los meses de diciembre, enero y parte de febrero. Por esta razón es clave que la planta adquiera luz, pues es el factor más importante en ambos procesos antes mencionados.
Así, la captación y recuperación de luz es fundamental para la nutrición, en términos de formación de yemas y nutrición mineral.
Carlos Tapia, Fundador y Director Técnico de Avium, nos explica que “la poda estival permite otorgar mayor iluminación a la canopia de la planta y controlar el vigor. Es fundamental establecer esta poda como un manejo general en huertos en producción, en los cuales una vez cosechada la fruta se debe realizar, especialmente en aquellos huertos de mayor vigor un procedimiento de poda de iluminación importante”.
Atención con el momento indicado

Si bien el especialista explica que es importante comenzar lo antes posible, una vez realizada la cosecha, hay que tener en cuenta varias consideraciones para tener los resultados adecuados. Las podas de verano realizadas con mucha anticipación entre fines de diciembre y los primeros días de enero, por ejemplo, pueden generar una reacción sobre la vegetación, ya que mucho material grueso puede rebrotar en la temporada, lo que es indeseable, ya que estos no logran lignificar antes del invierno.
“El periodo más seguro de eliminación de material es a partir de la segunda quincena de enero para terminar, como máximo, la segunda quincena de febrero, esto permitirá que las plantas puedan aprovechar la luz para llevar a cabo de manera correcta los procesos propios del momento de la temporada”, indica Carlos Tapia.
Define la poda acorde a tus objetivos
Si el objetivo es controlar el vigor de las plantas, las podas de verano también pueden ser una tarea que nos ayude. Si se quiere rebajar la altura o eliminar material, es importante realizar una poda estival, pues la reacción de potencia en términos vegetativos es mucho menor que si se realiza en invierno.
“Si hablamos de fechas, la poda de verano debería iniciarse a partir del 20-25 de diciembre, considerando que puede rebrotar, y debiera finalizar, para un efecto potente sobre el control de vigor, antes del 15 de marzo. Esto debe ser una práctica año a año, sobre todo en huertos con exceso de vigor o en aquellos que necesitan rebajar altura”, concluyó el especialista.
Los productores están a tiempo para comenzar la poda de verano, que además de favorecer a la absorción de luz y control de vigor, como todos los manejos agronómicos de nuestros cerezos, puede cambiar el curso de nuestra producción.
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