Víctor Catán: “Nuestro llamado a concentrarse en calidades y calibres debió ser mayor”

Víctor Catán: “Nuestro llamado a concentrarse en calidades y calibres debió ser mayor”

El presidente de Fedefruta hizo un análisis de la temporada y llamó a la unidad de los gremios y a una mayor valoración del Estado hacia la fruticultura chilena.

El líder de la Federación Nacional de Productores de Frutas reflexionó en torno a la participación que los actores tuvieron en la campaña de cerezas 2024-2025, enfocándose en lo que se debe mejorar de cara a la temporada que viene, y haciendo un mea culpa de lo que se pudo haber anticipado, como la realidad económica de China en cuanto a la comercialización del fruto rojo.

Si bien se mostró cauto en cuanto a números, debido a que la información de las liquidaciones todavía no es oficial, expresó que el reporte debe ser bien revisado y analizado, dado que mostrará muchas realidades, debido al dinamismo que mostró la industria, tanto por semana como por arribos.

– ¿Qué mirada preliminar hace de lo ocurrido en la presente temporada, a raíz de la sobreoferta de cerezas y la baja de precios?
«Tengo dos miradas: una es que desde el inicio de la temporada, sobre todo en lo que concierne a las cerezas, advertimos que íbamos a tener una producción elevada en comparación a la del año pasado, que se cumplió. Lo otro que dijimos, es que había que tener ojo en la calidad. Cuando hablo de calidad me refiero a los calibres, porque producto de la mayor oferta podíamos tener algunas complicaciones en términos de precios. Y la autocrítica es, primero, que no dimensionamos en forma correcta ese efecto y que la caída de precios iba a terminar siendo a los niveles que terminó siendo, de un 50%, entonces debimos haber sido mucho más enfáticos, nuestro llamado debió haber sido mucho más potente.

Lo otro que también hicimos, y que probablemente requiere mayor énfasis, es no dejar de lado otros mercados. En los aspectos fitosanitarios, creo que el tema de la mosca de la fruta generó bastante ruido e incertidumbre, pero se pudo resolver de manera adecuada y eso nos deja tranquilos y le da a Chile el estatus que tiene de ser un país serio en la materia.

Creemos que para que esta reflexión sea seria, hay que hacerlo con los números reales, por lo tanto creemos necesario esperar el tiempo que quede. Hay que revisar muy bien las liquidaciones, porque van a haber muchas realidades. Esto fue muy dinámico por semanas, por arribos, además del efecto del buque que llegó de manera tardía».

– ¿Qué es lo que a su juicio no debe volver a ocurrir?
«Primero anticiparse de mejor manera a la realidad que estaba viviendo China, ahí pecamos de ingenuos. No conocíamos el techo que tenía China porque todos los años veníamos avanzando con mayores producciones, mayores exportaciones y no conocíamos muy bien el techo. Lo que hay que realizar es un análisis profundo de cómo se vendió, los valores, pero también cómo se va a comportar el mercado en el futuro cercano. Yo estoy pensando en los próximos 3 ó 4 años, en que vamos a tener una matriz productiva de 200 millones de cajas de cerezas y probablemente si hacemos lo mismo que hicimos el año pasado, los resultados pueden ser aún más adversos.

Tenemos un desafío y hay tres áreas que me parece que hay que enfrentar: primero, qué estamos haciendo en promoción. El Estado gasta del orden de 8 ó 9 millones de dólares en promoción de frutas a China. En segundo lugar, creemos que es necesario que los productores tengan una participación activa. Si ellos no saben lo que pasa con el mercado, se pierde la noción de lo que requiere el consumidor final.

Acá el trabajo parte en los campos y probablemente la estrategia que mejor se va a sustentar es la de aquel que hace una regulación de carga, produce menos kilos, pero de mejor calidad. Otra tarea es ver qué variedades son competitivas y cuáles no. En época de vacas gordas todas se vendían bien, pero ahora cambió y este cambio llegó para quedarse.

Y lo tercero importante es dónde y cómo vamos a diversificar mercados. Hoy tenemos un mercado para otra fruta donde también se puede incluir a la cereza, que es Centroamérica, tenemos a Estados Unidos. Hay un desafío importante, que yo veo en términos de tiempo lejano todavía, que es India, pero tenemos Vietnam, Singapur, Indonesia».

¿Qué hay que hacer para sortear todos estos desafíos de manera correcta?
«Se requiere un cierto grado de unidad y esa unidad está llamada a que Frutas de Chile y Fedefruta conversen en cosas que sean comunes y puedan trabajar de manera unida, distendida.

Lo otro importante a resolver, y que pone en jaque no sólo a la cereza, sino que también a la fruticultura en general, es el tema fitosanitario. Hoy día nuestras fronteras son muy permeables y con todos los pasos abiertos y una parte importante de pasos irregulares, donde ingresa fruta de países tropicales sin ningún control, esas importaciones ilegales traen vectores de pestes cuarentenarias que ponen en jaque la industria de la fruticultura. Ahí, creemos que el Estado de Chile está al debe».

¿Cuál es, a su juicio, el rol del sector público en esta realidad que vive hoy la industria frutícola?
«En el último consejo exportador que se hizo en Prochile dije que el Estado de Chile tenía poca valoración por la actividad agrícola y en especial por la frutícola, por todos los beneficios que trae, no sólo económicos sino también geopolíticos.

El país tiene una baja valoración por la importancia que tiene el mundo frutícola y en el cual nosotros somos un aporte. El año pasado exportamos más de 7 mil millones de dólares, además de toda la cadena que se da en el entorno de la fruta: servicios, comercio. Tenemos una matriz productiva que puede ser aún más relevante, pero sentimos que el Estado valora muy poco la actividad agrícola en general.

También hay que revisar los costos a nivel productivo, la cereza tuvo muy buenos resultados, se exacerbaron los costos y llegó la hora de revisar algunos y ver cómo los podemos ajustar.

Por otra parte, tenemos un competidor directo, que es Perú, y su éxito se basa, a mi juicio, en lo que han hecho a nivel de infraestructura. Desde hace muchos años, probablemente una década, nos hemos retrasado en la infraestructura que se requiere y estamos empezando a pagar los costos. Cuando hablo de eso, me refiero al Puerto de San Antonio, la ampliación de ese puerto, la ampliación del Puerto de Valparaíso, de la ampliación de la carretera de la fruta, entonces estamos nuevamente hipotecando el desarrollo agrícola y frutícola de Chile por retardos en el desarrollo de infraestructura.

También estamos abordando el tema de la regularización de los trabajadores agrícolas, creo que tenemos que diferenciar entre los inmigrantes que vienen a delinquir, de aquellos que vienen por un tiempo acotado a Chile a generar una contribución al país. Creemos que hay que agilizar su formalización».

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