Cada año ocurre un proceso astronómico natural relacionado al largo del día y la noche, donde la duración del día es más larga y la noche es la más corta del año, se conoce como el solsticio de verano; éste define el inicio del verano y es cada 21 de diciembre para el hemisferio sur.
Este evento determina que las plantas reciban esta señal de cambio en su percepción del fotoperiodo, que el día comenzará a tener menos horas de luz, por ende, se aproxima el otoño, desencadenando su cese en el crecimiento activo de ramas y el comienzo de la lignificación de ramas y centros frutales, primer proceso fisiológico de la temporada cuyo objetivo es la adaptación para tolerar el período de bajas temperaturas que se aproximará en algunos meses durante la estación invernal.
Al terminar la etapa anterior relacionada a la poscosecha, dando inicio a la siguiente fase dentro de su proceso productivo, se le llama dormancia, la cual es una fase del desarrollo anual de las plantas que les permite sobrevivir en el frío invierno (Saure, M. 2011).
Sus bases para el entendimiento actual de la dormancia fueron establecidas a mediados del siglo 20 (Perry, 1971 and Doorebos, 1953), pero no fue sino hasta 1987, donde se acuñó la terminología que usamos hoy en día para describir de mejor manera las 3 distintas etapas dentro de la misma fase continua, que son: para-dormancia o inducción de dormancia, y se refiere a la detención del crecimiento vegetativo impuesto por otros órganos de cada planta debido a la producción o inhibición de moléculas como por ejemplo la dominancia apical y está influenciada principalmente por las temperaturas bajas de la noche, lo que acelera el proceso de caída de hojas.
Durante la segunda fase, endo-dormancia o dormancia verdadera, el crecimiento no es posible incluso bajo temperaturas adecuadas, mientras las yemas no hayan sido expuestas a suficiente frío, ya que es controlada por factores internos de la planta. Es la etapa más importante en el cerezo, ya que es donde ocurre la acumulación de horas de frío (HF), y está estrechamente asociada a un buen despertar de las plantas. Mientras que la eco-dormancia o dormancia climática se refiere al siguiente período en el cual las yemas sólo necesitan estar expuestas a suficientes temperaturas cálidas para reanudar su crecimiento (Lang et al, 1987).
La importancia que tiene la dormancia en el cultivo del cerezo se reporta hace muchas décadas y por muchos autores, cuyo principal factor en su correcta expresión es la acumulación de frío durante el período invernal (Crabbé, 1994), expresado actualmente como la acumulación de horas de frío (HF) entre 0°C a 7,2 °C (Weinberger, 1950), lo que se traduce en un despertar de yemas y floración uniforme, atribuible en parte a diferencias en la acumulación de almidón en las yemas florales bajo diferente acumulación de frío según Fadón et al, 2019.
Es importante que a nivel de huerto, se tome conciencia de que aquel hito fenológico clave es cumplir con al menos un 50% de hojas caídas al 1 de mayo. De esta manera, se considera clave que los manejos previos a nivel de huerto, favorezcan a que la entrada en dormancia ocurra de manera paulatina.
Esto acompañado de programas fitosanitarios adecuados para la etapa y también de labores culturales como la reducción en la frecuencia del riego de acuerdo a la necesidad particular de cada zona/suelo, nos asegura que se cumplen los requisitos mínimos para una adecuada dormancia.
Figura 1. Apariencia fenológica de las yemas a través de la dormancia invernal en el cerezo.

Literature
– Saure, M. 2011. Dormancy Release in Deciduous Fruit Trees. Horticultural Reviews 239-300.
– Perry, T.O. Dormancy of trees in winter. Science 1971, 171, 29–36.
– Doorenbos, J. Review of the literature on dormancy in buds of woody plants. Meded. Landbouwhogesch. Wagening. Ned. 1953, 53, 1–24.
– Lang, G.A.; Early, J.D.; Martin, G.C.; Darnell, R.L. Endodormancy, paradormancy, and ecodormancy – Physiological terminology and classification for dormancy research. HortScience 1987, 22, 371–377.
– Fadón, E.; Fernández, E.; Behn, H. and Luedeling, E. Agronomy 2020, 10, 241.
– Fadón, E., Herrero, M. and Rodrigo, J. (2019). Flower bud development and winter dormancy in sweet cherry (Prunus avium L.). Acta Hortic. 1231, 1-6.
– Crabbé J. (1994). Dormancy. In Arntzen C. (ed.). Encyclopedia of Agricultural Science. Vol.1. New York: Academic Press, p. 597–611.
– Weinberger, J.H. (1950). Chilling requirements of peach varieties. Proc. Am. Soc. Hortic. Sci. 56, 122–128.