El boom de las cherries nacionales en el gigante asiático, que elevó exponencialmente sus precios en la última década, sobrecalentó el mercado el año pasado. Por eso, los protagonistas de la industria local han tomado acciones para evitar otra catástrofe, apuntando al tamaño, al color, al sabor y a la firmeza.
El Año Nuevo Chino, también conocido como Fiesta de la Primavera, es la celebración más importante de ese país. Su origen se remonta a la antigua Leyenda de Nian (“año” en ese idioma), una bestia que vivía en el fondo del mar y que ascendía a la superficie al inicio de cada ciclo lunar para atacar a los aldeanos, sus cosechas y su ganado.
Un sabio anciano descubrió que esta temible criatura les tenía miedo a tres cosas: el color rojo, el ruido fuerte y la luz brillante. El pueblo acudió a ellas para asustarla y ésta huyó para nunca volver a atacar, por lo que desde entonces se festeja esta tradición, que ha tenido consecuencias positivas a 20.000 kilómetros de distancia, específicamente en Chile y en su industria de la cereza.
Este fruto ha vivido un boom en la última década, donde se consolidó como un regalo clave para esta fiesta, con un incremento de 507% en las exportaciones al gigante asiático en los 10 años recientes. Las cerezas chilenas tienen ventajas comparativas, porque se cosechan en la previa de este festejo chino (que generalmente se realiza entre enero y febrero), por sus vibrantes colores rojos y por su alta calidad, tanto en tamaño como en dulzura.
Claro, son grandes y dulces, elementos que refuerzan su posición como regalos premium, en contraste con las ciruelas, que tienden a ser un poco ácidas y eso no les gusta a los chinos. Además, son “buenas viajeras”, resistentes, a diferencia de las frutillas, aspecto fundamental para un trayecto que puede demorar desde un mes y medio hasta dos meses en barco, o entre tres y cuatro semanas en el mejor de los casos, en un “Cherry Express”.
A raíz de lo anterior, del total de la producción en suelo local, que abarca alrededor de 80.000 hectáreas plantadas entre Ovalle y Aysén, más del 90% se envía a la nación oriental, desplazando casi por completo a antiguos compradores estadounidenses y europeos. Sin embargo, esta fiebre por las cherries, que elevó exponencialmente los precios desde los dos hasta incluso los 30 dólares, sobrecalentó el mercado el año pasado.
Los puertos no dieron abasto, las embarcaciones se atocharon y las frutas llegaron pasadas, disminuyendo abruptamente su valor. “Fue una catástrofe. Y lo más probable es que ahora los volúmenes sean más o menos los mismos”, advierte Rodrigo Carvallo, subgerente de Marketing e Innovación de Summit Agro Chile, multinacional japonesa perteneciente al grupo Sumitomo Corporation.


Cherry Season 2025-26
Ante las incertezas generadas por lo ocurrido en la temporada pasada, los distintos actores del rubro han discutido profundamente sobre cómo enfrentar la que se avecina. Las conclusiones apuntan a satisfacer la demanda china con fruta grande, colorida, sabrosa y firme, y con el pedicelo (el “palito”) verde, por lo que los agricultores han recibido instrucciones de no cosecharla chica, para no bajarle el precio.
“Estamos en estos momentos viviendo una etapa de incertidumbre en esta Cherry Season, pero se han realizado muchas acciones para que no se repita el desastre del año anterior”, destaca Carvallo. “Esta vez, además, tenemos un período más largo de espera para el Año Nuevo Chino (se celebrará entre el 17 de febrero y el 3 de marzo del 2026), lo que es una buena noticia, porque nos permite programarnos mejor”, complementa.
Para obtener estas cerezas de calidad que requiere China, la planificación es esencial, ya que son frutos que se producen a alta intensidad, que entre su floración y su cosecha se “construyen” en prácticamente dos meses. “Estas plantas, más que maratonistas, son de 400 metros planos, una carrera intensa, pero corta. Por lo tanto, los suplementos que les damos tienen que ser de alto nivel”, explica el especialista.
Con ese objetivo de lograr una cereza superior, hay dos productos nutricionales de Summit Agro que son fundamentales. “Uno de ellos es Biosmart, que va a permitir que la planta genere ese azúcar que necesita para que el fruto sea rojo y muy dulce. El otro es Oasis, un protector del estrés térmico, que se produce en los períodos de precosecha y poscosecha”, detalla el experto de la compañía. “Y para protegerse de los hongos está Puelche, fungicida que más encima es benéfico desde el punto de vista de que no genera residuos”, concluye.
