La producción de cereza en Chile debe estar en la constante búsqueda de lograr fruta firme, dulce, de buen calibre, alta resistencia a partidura y una adecuada poscosecha para cumplir con los altos estándares de calidad que cada temporada exige el mercado del gigante asiático.
La pasada temporada 2024-2025 fue de aprendizaje y análisis, donde se llegaron a exportar 626.021 (IQonsulting, 2025) toneladas del fruto rojo, aunque este histórico aumento de fruta exportada fue protagonizada por la calidad de la fruta que no cumplió con las expectativas del mercado chino, lo cual se tradujo en un gran impacto en los retornos monetarios para los productores, bajando considerablemente los promedios históricos de retorno, donde los bajos calibres y una mala poscosecha marcaron pauta.
Ante este escenario, como profesionales del sector deberemos cuestionarnos si los manejos y/o las estrategias de nutrición que se hicieron en la temporada fueron los adecuados para soportar este tipo de problemáticas y poder lograr el objetivo de cumplir con productividad, que nos asegure tener un negocio rentable y una buena calidad que permita no perder la posición de la cereza como un producto de calidad.

Ya comenzando esta nueva temporada 2025-2026 y con los objetivos claros, un actor que puede tener un impacto tanto en calidad como en productividad es el Ca, donde se han conducido desarrollos en los cuales se han obtenido precedentes en que las estrategias de Ca tienen un impacto en la producción, siendo una herramienta que permite lograr una mejora de los calibres y de la calidad de fruta en general.
En un estudio realizado un par de temporadas atrás, desarrollado por el departamento de I+D de Avium, se pueden observar los antecedentes para poder concluir en base a información objetiva de cuáles son los momentos fenológicos adecuados para la aplicación foliar en el cultivo.
Este desarrollo se realizó en las temporadas 2018-2019 y 2019-2020, donde se plantearon aplicaciones a mayor concentración de etiquetas en distintos momentos fenológicos del cultivo.
Las aplicaciones foliares se iniciaron en estados tempranos como ramillete expuesto, etapa donde la planta presenta tejidos jóvenes más permeables a la entrada de nutrientes. Los ensayos se realizaron en las variedades Regina y Skeena, injertadas en Gisela® 6, bajo diferentes programas de aplicación: concentración de etiqueta en 5 y 10 momentos fenológicos de la especie y aplicaciones al doble de la concentración de etiqueta en los primeros 5 estados fenológicos, partiendo en ramillete expuesto y terminando en caída de chaqueta.
Los resultados indicaron que los programas con aplicaciones al doble de la concentración de etiqueta (en los primeros 5 estados fenológicos) mostraron mejores índices de calcio total, asociado a una mejor performance estructural de los frutos vs programas «convencionales».
Estos tratamientos también presentaron una relación más favorable con otros parámetros de calidad, como materia seca y sólidos solubles, lo que sugiere un efecto positivo en atributos como firmeza y dulzor.
En los resultados no se observaron diferencias claras en las mediciones de firmeza por Durofel, la inclusión de materia seca como índice complementario permitió evidenciar que programas más intensivos en concentración o frecuencia de aplicaciones potencian la acumulación de calcio en el fruto.

En consecuencia, ajustar la estrategia de aplicación según estados fenológicos es clave y considerar dosis mayores a las de etiqueta podría ser determinante para mejorar la calidad y condición de la fruta en cerezos.
En otros desarrollos, pero enfocados a aplicaciones de Ca vía suelo, también nos han mostrado resultados similares donde un aumento en las dosis respecto a las recomendadas por etiqueta genera un impacto en la fruta.
Las aplicaciones de calcio en los primeros estados fenológicos resultaron determinantes para mejorar atributos de calidad en cereza. En este estudio, se evaluó la aplicación de dos productos comerciales a base de CaO, en diferentes dosis, incluyendo concentraciones superiores a las recomendadas de etiqueta, sobre el cv. Lapins (Portainjerto Colt).
Las aplicaciones se realizaron 20 días después de plena flor, coincidiendo con el inicio del crecimiento radicular y temperaturas de suelo cercanas a 14–15 °C.
Los resultados demostraron que, si bien no se observaron diferencias consistentes en los niveles de calcio total en fruto entre tratamientos, las dosis más altas generaron mejoras significativas en la distribución de calibres, el peso de los frutos y el contenido de materia seca.
Las aplicaciones de calcio en un solo momento estratégico permiten obtener fruta con mejor condición de postcosecha.
En conclusión, más que aumentar la concentración absoluta de Ca en el fruto, estas estrategias de aplicación contribuyen a mejorar la calidad y rentabilidad del huerto, consolidando al calcio como un elemento clave en programas de manejo nutricional en cerezo.