Enfermedades de raíz en cerezos: El delicado equilibrio planta, patógeno y comunidades de microorganismos

Enfermedades de raíz en cerezos: El delicado equilibrio planta, patógeno y comunidades de microorganismos

Por Héctor García O., Cofundador y Gerente General Laboratorios Diagnofruit Ltda.

Si bien tenemos identificados varios patógenos que afectan la zona radicular de las plantas de cerezos, el cómo y por qué se infectan aún posee varias incógnitas.

Esto debido a que es una interacción de varios factores, que hoy podríamos resumir en tres principales: comunidades microbianas, exudados de las raíces y las características fisicoquímicas del suelo. En esta entrega trataremos de descifrar como nuestros cerezos se enferman desde la raíz de acuerdo con los últimos avances y revisaremos qué enfermedades son las que con mayor frecuencia encontramos en nuestros análisis rutinarios de laboratorio en Chile.

El triángulo de la enfermedad y sus limitaciones para explicar problemas de raíz
Se habla mucho del famoso triángulo de la enfermedad, que a través de la interacción de tres factores: huésped, patógeno and ambiente, explicaría porqué se desarrolla una enfermedad sobre un cultivo o no. Las herramientas moleculares de última generación, en específico la opción de investigar comunidades de microorganismos a través de la metagenómica, nos han abierto el camino a la comprensión de que el microbiota presente, en este caso en el suelo (rizosfera) también sería una importante arista para el desarrollo de la enfermedad, evolucionando la mirada de triángulo a un cuadrado (al menos) o pirámide. De esta forma, el tipo de comunidades en el suelo podría frenar o incentivar el desarrollo de una enfermedad de raíz, considerando además la presencia del patógeno, suelo complicado en términos agrícolas y planta susceptible.

Las tres líneas de defensa para las enfermedades de raíz que posee la planta
Las plantas poseen un sistema de defensa en varias capas, con lo que logran prevenir el estrés abiótico y biótico. Para el caso de las enfermedades de raíz, se plantean tres líneas de defensa, que incluyen: la rizósfera, la capacidad de reacción inmune de la planta y el microbioma endofítico de la raíz que, en su conjunto, facilitan la supresión de las enfermedades de suelo y de esta forma garantizan la salud y productividad de nuestros cerezos.

Existe una delicada comunicación entre la planta y las comunidades microbianas de la rizósfera, dichas comunidades se alimentan de nutrientes que libera la planta regulando el desarrollo del vegetal y al mismo tiempo dentro de los tejidos de la raíz existen microorganismos viviendo que solubilizan nutrientes, regulan la arquitectura de la raíz y son fundamentales para la adaptación al medio.

Todo este equilibrio es el que tratan de romper los patógenos de raíz, alterando la diversidad microbiana de la raíz y la rizósfera. Cuando esta línea de defensa no se sostiene, los fitopatógenos comienzan su colonización y aumentan en población. En este punto hay una realidad clave a entender, es muy común que en suelo encontremos Fusarium, Phytophtora, Agrobacterium, y muchos otros patógenos, pero al mismo tiempo detectarlos no significa que las plantas se enfermen.

Esta realidad dificulta el diagnóstico y evaluar si es necesario, por ejemplo, fumigar, necesita de apoyo experimentado en la toma de decisión.

El modelo de la enfermedad de raíz y nuevas estrategias de control
Para generar una pudrición de raíz, los patógenos tratarán de afectar la absorción de nutrientes del árbol y recientemente se ha descubierto, el patógeno tiene por objetivo alterar la interacción entre los flavonoides, las bacterias fijadoras de nitrógeno y el amonio dentro de las raíces.

Si la planta logra identificar el ataque, ésta puede activar su sistema inmune innato, regulando su metabolismo, generando señales, lo que tiene por objetivo, además de activar herramientas propias de defensa vegetal, influir en la comunidad bacteriana de la rizósfera de forma positiva. Eventualmente, podemos dar un “empujón” a ese proceso con elicitores, como quitosanos, derivados del salicílico, fosfitos, entre otros.

Para apoyar antagonismos, la planta es muy sabia, miles de años de coevolución y adaptación permiten este tipo de interacciones muchas veces perfectas, entre ella y la microbiota de la rizosfera.

So, todo esto se trata de equilibrios, por lo que debemos entender la sanidad de la raíz como una característica de una planta que puede establecer redes y conexiones con su microbiota y que, si bien los patógenos están presentes en el suelo, estos no son capaces de pasar la barrera funcional que interpone la raíz y su microbiota.

¿De qué nos sirven estos nuevos conocimientos?
Antes teníamos muchas libertades para fumigar, aplicar fungicidas al suelo y otros manejos. Hoy ciertamente las restricciones por todo lo que conllevan estas actividades en campo, en términos ecológicos y económicos, hacen que sean poco viables. A la luz de la comprensión de cómo es la interacción planta-patógeno-comunidad microbiana, podemos inferir que la integración de agentes biológicos al suelo puede ser una medida efectiva de largo plazo con un impacto más positivo sobre la ecología del suelo. Es así como planificar aplicaciones con Bacillus, Trichoderma, consorcios de diversas especies, ciertamente estarían ayudando a la defensa tejida entre el microbiota y la raíz. Al mismo tiempo, productos bioestimulantes que generalmente utilizamos vía foliar, podrían interactuar de forma positiva sobre el equilibrio del suelo, en este sentido estamos comenzando a estudiar el uso de productos en base a algas.

Aún nos queda mucho por avanzar en el conocimiento de estas interacciones (sobre todo en Chile). En este sentido, teníamos la preconcepción que la biodiversidad era un valor en el suelo que nos ayudaba en contra de las enfermedades, en otras palabras, a mayor biodiversidad menos riesgo de enfermedad. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que si bien algo de verdad hay en lo mencionado, y lo ejemplifico, cuando inoculamos suelos con microorganismos, éstos tienden a disminuir la biodiversidad total en el suelo del experimento, pero el gran resultado es que al mismo tiempo baja la proporción de patógenos. Pensemos esto como una población total, convirtiéndolos en irrelevantes en el contexto global manteniendo un sistema sano o en equilibrio.

Principales enfermedades observadas en cerezos en Chile
Si revisamos la literatura mundial, la pudrición de la raíz y cuello causada por Phythophtora probablemente es el principal problema, luego podríamos situar Armillaria también causando un problema similar. Luego de acuerdo con la realidad fitosanitaria de cada país aparecen patógenos locales que en su mayoría no están presentes en Chile. 

Hace un par de temporadas, cuando las inundaciones de invierno y cercanas al inicio de la primavera fueron catastróficas, había mucha preocupación por la aparición de enfermedades causadas por Pseudohongos Oomycetos as Phythophthora. Sin embargo, si bien hubo mortandad en las zonas inundadas, lechos de río esencialmente, la asfixia fue el principal problema sin dar mucho espacio a un problema biótico, conclusión realizada de los múltiples análisis la diagnóstico con técnicas convencionales y moleculares llevadas a cabo en nuestro laboratorio.

Probablemente los portainjertos utilizados tienen mucho que explicar al respecto y los manejos hídricos. Sin embargo, hay otros patógenos clásicos que regularmente aislamos desde plantas sintomáticas y que pasaremos a revisar a continuación.

Fusarium y otros hongos provocando desórdenes de replantación
Analizar tejido radicular implica la posibilidad de encontrarse con una pléyade de microorganismos debido al tipo de tejido y su comunidad asociada. A pesar de esto hemos ido afinando protocolos y los resultados que nos entregan con mayor frecuencia son la presencia de distintas especies y variantes de Fusarium.

Los síntomas en campo se pueden resumir como decaimiento generalizado de la planta. Comienza por manchones en el huerto para extenderse con las primeras producciones. Si bien la podredumbre de raíz no se aprecia con claridad, la falta de pelos radicales activos es un síntoma transversal (Figura 1). Suele encontrarse en plantaciones jóvenes donde la sanidad de la planta y/o el cultivo anterior puede pasar la cuenta con una alta agresividad. Generalmente este tipo de problemas es fácil de encontrar en huertos donde Prunus han sido previamente explotados. Sin embargo, un par de veces nos ha tocado detectar especies de Fusarium típicas de cereales en suelos utilizados previamente para este tipo de cultivos, atacando con alta agresividad a plantas de uno o dos años de cerezo.

Los síntomas generales son muy confundibles, por lo que el diagnóstico en laboratorio es una herramienta imprescindible. Como Fusarium es parte del microbiota del suelo, incluso puede aparecer en plantas sanas, la experiencia del patólogo es clave para determinar a Fusarium como agente causal de la sintomatología observada.

Otro grupo que es menos común, pero mucho más difícil de atacar, y que está ligado con replantes y material infectado, son los hongos que producen lo que comúnmente llamamos “pie negro” en vid, Ilyonectria y su “pandilla”.

En la misma línea, en huertos que anteriormente fueron utilizados para solanáceas, papas esencialmente, hemos podido detectar ataques muy agresivos en plantas nuevas de cerezo del hongo Rhizoctonia solani., este se puede aislar desde raíz, corona e incluso hojas, generando un marchitamiento completo de la planta, inhibiendo el desarrollo desde primavera.

Estrés abiótico y confusión con enfermedades de raíz
Es muy común que nos envíen ramas y troncos de plantas sintomáticas y los resultados son negativos para patógenos de madera. Luego avanzamos con la raíz, y el resultado incierto se mantiene. En ese momento, visitamos el huerto para ver las condiciones de manejo con el objetivo de conocer más factores. Frecuentemente lo que ocurre es un problema de riego, en años de escasez el estrés hídrico genera un patrón bastante similar al observado por patógenos, aunque si bien se desarrollan las raicillas estás no poseen actividad y mueren por falta de agua. Nuevamente, el diagnóstico debe ser mirar de forma integral, y no tener solo por objetivo el patógeno.

Agalla de la corona y raíz
Para finalizar, otra enfermedad que es muy consultada es Agallas o tumores de raíces causadas por bacterias del género Rhizobium (antes conocidas como Agrobacterium). Al menos 2 especies hemos reconocido en cerezos en Chile a través de estudios genéticos. No obstante, estas bacterias dan para un capítulo aparte que desarrollaremos en otro artículo.

En conclusión, existe un delicado equilibrio microbiano en la rizósfera y su conexión con la enfermedad, la debemos entender para generar una estrategia de control holística, sin perder de vista que este sistema está muy influenciado por el clima, el tipo de suelo, la microbiota y nuestros manejos productivos (riego, fertilización, pesticidas, etc.).

Los cerezos en Chile no suelen enfermarse desde la raíz, pero los patógenos están en el suelo, tenemos el fuerte peso del cambio climático y nuestro trabajo es establecer plantas cómodas y suelos donde los patógenos no se encuentren en mayoría.

Un par de preguntas para la reflexión final, de acuerdo con todo lo aprendido: ¿Cuándo es conveniente fumigar un suelo? ¿Debe ser una práctica habitual? Depende mucho del tipo de patógeno y anterior cultivo, el resto de la respuesta está contenido en las líneas previas de este artículo.

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