Por: Ricardo Rojas, Ingeniero Agrónomo – Asesor Técnico Avium; Bruno Tapia, Ingeniero Agrónomo – Coordinador Técnico Avium; Diego Húmeres, Departamento Clima y Riego Avium; Carlos Tapia, Ingeniero Agrónomo, M.Sc. – Director Técnico Avium.
Para alcanzar el máximo potencial productivo en un huerto, es primordial planificar la estrategia de poda en función de mantener y renovar las diferentes estructuras productivas del árbol. El éxito de esta labor está directamente relacionado a la época en que se realice y bajo qué condiciones y objetivos se ejecute.
A diario, surge la pregunta: ¿kilos o calidad? No existe una respuesta correcta, sino que es una pregunta que se va resolviendo en la medida que se conoce el potencial productivo de cada unidad, y que al final del camino todos acuerdan el concepto “KILOS Y CALIDAD”, a esto se le llama potencial productivo. Este potencial está relacionado con el material energético en la materia seca frutal y sus estructuras. En el caso del cerezo, dentro de los parámetros de calidad más reconocidos por los consumidores se encuentra el tamaño, firmeza y condición del fruto, por lo tanto, el objetivo debe ser lograr el máximo rendimiento en kilos que mantenga la máxima calidad de la fruta.
Para alcanzar el máximo potencial productivo en un huerto, es de suma relevancia que se construya historia en cada unidad productiva. Para ello, existen diferentes tipos de análisis que generan información de gran importancia para la toma de decisiones a nivel de huerto.

Dentro de los análisis mínimos que se deben considerar para una buena estrategia de poda y regulación de carga están:
- Análisis de fertilidad de yemas: Corresponde en términos numéricos o cuantitativos a la cantidad de yemas florales que tienen los centros frutales, principalmente dardos, y la cantidad de primordios de flor sanos y dañados que tienen cada una de las yemas florales, para revelar la cantidad de flores o de potencial de floración que tiene estas estructuras.
- Conteo de centros frutales: Cuantificación principalmente de dardos que permite conocer el potencial productivo. Idealmente, se debe definir nuestras unidades de conteo, bajo los criterios de uniformidad y sanidad de la planta. Además, es recomendable marcar cada una de las plantas, a modo de crear estaciones de monitoreo las cuales se deben seguir a lo largo de la temporada.
- Análisis de reservas: Hasta ahora no existen un consenso de establecer un protocolo y parámetros de rangos adecuados para los análisis de reservas en centros frutales para generar información cerrera para tomar decisiones.
EL equipo Avium lleva siguiendo hace varias temporadas los análisis de reservas nitrogenadas (Arginina, N total y proteína total) y carbonadas (Almidón), considerando que sus resultados también dependen de la posición del centro frutal en el árbol, y de la edad de sección de rama de donde se recolecten. Es importante poder llegar a construir parámetros comparativos en los años en cada situación productiva.
Cada uno de estos análisis es de gran relevancia en la construcción del potencial productivo expresado en kilos. En muchas especies frutales, incluyendo el cerezo, conocer la magnitud de este valor expresado en kilos por hectárea y a la vez conocer la distribución de calibres es de enorme interés del área comercial, pero desde el punto de vista técnico se hace muy complejo su correcta estimación.
Existen productores que han logrado construir consistentemente este número, y coincide con que cuentan con un buen manejo de la información de campo y que han sabido identificar perfectamente la distribución de
calidad de las plantas, incluso realizando manejos diferenciados para cada uno de ellos. En este punto, cobra relevancia el uso de nuevas herramientas tecnológicas que ayudan a medir parámetros dentro del huerto que ayudan a discriminar tipos de plantas y zonas más complejas.
A lo largo de las temporadas, Avium, ha identificado la necesidad de poder oficializar y recordar conceptos de manejo sobre todo en las labores de poda y regulación de carga. Las pautas e instrucciones generadas en distintas situaciones muchas veces carecen de precisiones técnicas al momento de dar pautas o en simples análisis de campo. A continuación, un pequeño resumen, con definiciones personales, con ejemplos de los procedimientos más recurrentes en los manejos de las distintas estructuras.
- Poda de renovación.
El concepto de poda de renovación, tiene como objetivo principal, renovar (o rehacer) la estructura “primaria” o “permanente” de la planta. Por lo general, es material que durante la temporada genera un exceso de sombra y que ya no es protagonista en la producción por lo carente de centros frutales.
Muchas veces estas estructuras son jóvenes, “chupones” con exceso de vigor, de diámetro similar al eje de la planta, que no serán aprovechados para una futura rama productiva a menos que sean intervenidas (Fotos 1 y 2).
La idea siempre es poder “eliminar” este tipo de material dejando un “taco” de base para poder alojar desde ahí las futuras renovaciones y no perder ese punto en la estructura primaria de la planta (Fotos 3 y 4). Es importante tener claro que el concepto propiamente tal no es “eliminar” sino más bien, el concepto
va por el lado de multiplicar el punto de crecimiento, permitiendo obtener ramas más equilibradas y que entran más rápido en etapa productiva (Foto 5).
Dado que se está realizando cortes en material “grueso” la idea es siempre cubrirlos con algún tipo de pasta o pintura post poda.
- Despunte de ramas.
El concepto de despunte se define como la intervención de madera de un año en invierno, o menos de un año en el caso que se realice en verde en primavera/verano (Foto 6 y 7).
El despunte tiene como objetivo promover el desarrollo vegetativo justo detrás de la sección en que se realiza el corte, buscando que la madera intervenida tenga un “segundo aire”. De esta manera, se está promoviendo el desarrollo vegetativo y evitando que exista una formación anticipada de dardos (endardamiento prematuro).
Hay que discriminar esta labor entre situaciones de portainjertos enanizantes y en casos de portainjertos vigorosos. En el primer caso, esta labor es necesaria para asegurar “vigor” dado a que promueve el desarrollo vegetativo, pero en el caso de portainjertos vigorosos, esta labor podría ser un error ya que el corte actúa como señal de juvenilidad lo que perjudica negativamente la formación de madera frutal. Aún se escucha que esta intervención de ramillas de un año promueve el “endardamiento” pero ese concepto es errado ya que es exactamente lo contrario.
- Recorte o rebaje de ramas.
El concepto de recorte o rebaje de ramas considera intervenir ramas que presenten estructuras frutales (dardos) en secciones de dos años o más. Esto tiene como principal objetivo el ajuste de carga temprana para poder prescindir de centros frutales cuando están en exceso, situación muy característica en combinaciones débiles.
Esta intervención se realiza justo tras un anillo de cambio de año o en una sección que se genere autosoporte de ramas (Fotos 9 y 10). La intensidad con la cual se realiza esta labor depende directamente del largo de la rama.
En ciertas especies frutales, el despunte temprano es una práctica muy frecuente en la formación de árboles y un despunte más tardío induce la formación de dardos sólo cuando existe un desequilibrio entre el crecimiento vegetativo y reproductivo, generándose un aumento en la fructificación (Gil, 2012), en el caso del cerezo no está del todo resuelto.
El concepto de autosoporte de ramas, considera que la fruta que contenga esa sección de ramas es soportada por su estructura, asegurando el desarrollo vegetativo y generando un resultado más regular en términos de equilibrio en el tamaño de frutos y composición de azúcares y nutrientes (Fotos 11 y 12).
- Raleo o extinción de yemas.
Dentro del concepto de “raleo” de estructuras, el raleo o extinción de yemas, también llamado “raleo chino” ( Fotos 13, 13 y 14) es por lejos el más efectivo al compararlo con raleo de flores y frutos ya cuajados.
La eliminación de yemas florales es una estrategia que no solo tiene como objetivo reducir la carga frutal, sino también es la mejor estrategia para asegurar el equilibrio vegetativo de la planta e incluso el modelo más seguro para recuperar plantas estresadas y en un círculo vicioso de debilidad permanente.
La intensidad del raleo de yemas en cuanto a eliminación de éstas dependerá del resultado de al análisis de fertilidad de yemas como la herramienta objetiva que permite tomar una decisión certera. Esto también está asociado a la fertilidad de la variedad, portainjerto, sistema de conducción y además del vigor o debilidad de la combinación.
- Raleo o extinción de dardos.
En otras especies frutales, la eliminación o extinción de centros frutales es una práctica común y exitosa. Sin embargo, en cerezos la extinción de dardos pasa a ser un error garrafal al momento de definir las estrategia de raleo o regulación de carga.
El dardo propiamente tal es la estructura frutal renovable año tras año, ya que contiene al menos y comúnmente una yema vegetativa la que se encarga de generar hojas, y en sus axilas alojar nuevas yemas florales todas las temporadas (Fotos 15, 16 y 17).
Es por esta razón que la eliminación de un dardo es la pérdida irreversible de un punto de fructificación. La única extinción de dardos que se justifica, podría ser aquella en una sección de anillo de cambio de año a cambio de realizar un recorte o rebaje en esta zona.
Es importante recordar que cualquier tipo de poda o estrategia de raleo escogido debe ir acompañado de un huerto que se encuentre en óptimas condiciones fitosanitarias, es decir que sea un huerto sano, que posea todos sus programas al día y que por supuesto la decisión sea acorde a los objetivos productivos que se buscan.
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