Por: Carlos Tapia T.
La filosofía conceptual de la entrada en dormancia es que la planta comienza, en otoño, cuando ya el tiempo está más frío, un estado total de reposo absoluto donde toda su actividad biológica metabólica de crecimiento y desarrollo se suspenden, lo que permite que conserve su máxima energía para el ciclo posterior que vendrá de crecimiento, y así terminado el invierno podrá contar y disponer de todas sus reservas para un óptimo desarrollo estacional.
¿Por qué es tan importante esta etapa? ¿Por qué es fundamental para el potencial productivo de un huerto? ¿De qué manera la dormancia influye en la floración? Son algunas de las interrogantes que un sinnúmero de estudios a lo largo del tiempo ha tratado de dilucidar, dado que mientras la planta se encuentra en este reposo, es cuando además comienza su acumulación de horas frío necesaria, como un factor importante, para determinar cómo será la temporada en términos de productividad. Mientras más acumulación de frío la planta tenga, mejor será su despertar y con ello un mejor desarrollo fisiológico y fenológico al inicio de la temporada.
Básicamente una buena acumulación de frío es un índice de fertilidad en la planta, es un indicador para que empiece con mucha fuerza y con mucha energía la temporada siguiente, es un indicador además de buenas floraciones, floraciones homogéneas, flores dispuestas tanto a proveer polen como a recibir, por lo tanto, es el primer antecedente que nos permite chequear algunos indicadores del potencial productivo de un huerto. La dormancia es fundamental para todo el desarrollo del cerezo y vital para obtener una buena temporada.
Sin duda es una etapa en donde tenemos que enfocar los esfuerzos en análisis técnicos, plantear estrategias de manejo y llevar a cabo labores para poder asegurar este proceso fundamental y poder al menos cumplir con un factor determinante (entre otros) en el potencial productivo de cada temporada.