En las últimas semanas, exportadoras, empresas agroquímicas y productores me han solicitado orientación, en términos de como poder enfrentar de mejor forma todo lo que los meteorólogos avizoran y que nos podría generar problemas en la actual temporada de cerezas. De esta forma, el siguiente artículo tiene por objetivo dar relevancia a los principales aspectos a tener en consideración si el mal tiempo clima, pero, al mismo tiempo, que la buena cara sea capaz de reinar para una producción exitosa.
Los escenarios
De acuerdo con lo que leemos y se nos informa por diversas vías El Niño sería el principal factor de riesgo para esta campaña, sumado a todo el desequilibrio generado por el cambio climático. Dichos fenómenos climáticos nos hacen suponer al menos tres escenarios posibles (Fig.1); obviamente pueden ser menos las situaciones problemáticas o más si los distintos escenarios se producen en tándem. El primer escenario es lluvia en primavera temprana, floración, que podría resultar en varios problemas asociados a tizones y mala polinización. El segundo escenario es lluvias en el tercio final de la primavera, cuando gran parte de la fruta ya posee un estado de madurez que la hace susceptible a partiduras e infecciones; y un tercer escenario que tiene que ver con potentes olas de calor proyectadas para el verano, que si comienzan en diciembre (eventualmente antes) podrían impactar en la calidad de la fruta y otros factores que detallaremos más adelante.
Figura 1- Escenarios posibles para temporada 2023-24 y consecuencias fitopatológicas y productivas probables.
Lluvias en floración, caldo de cultivo para tizón
Lluvias en primavera temprana, podrían generar algunos problemas en el despertar de nuestros cerezos, pero, especialmente, los problemas más graves serían en el proceso de floración. Tres enfermedades son las que nos pueden dar batalla, tizón de flores causada por hongos, Botrytis y/o, Monilinia, tizón de flores bacterial (Fig. 2) y cáncer, ambas enfermedades causadas por Pseudomonas patogénicas.
En mi opinión, los programas fitosanitarios que desarrollamos en Chile protegen bien las flores para tizón causado por hongos (es difícil ver ataques severos); una serie de entre 2 y 3 (incluso 4) aplicaciones de fungicidas, considerando diversos grupos como triazol, carboxamida y fenilpirrol generan una protección muy efectiva contra estos ataques. Sin embargo, en temporadas más húmedas, como la recién pasada, fue posible detectar tizón de flor causado por Pseudomonas (ver artículo anterior).
Por este motivo, de alguna forma, el periodo de flor deberá ser reforzado con aplicaciones que buscan bajar la carga de inóculo de Pseudomonas, antagonistas como Bacillus, extractos botánicos con conocido efecto sobre bacterias como el árbol del té, o si el problema es mayor uso de antibióticos, deben ser considerados. En perspectiva de un ataque de tizón de flor podríamos pasar a una planta con desarrollo de cáncer bacterial, además de inhibir el proceso de fecundación y por ende menor productividad.
Figura 2. Tizón de flores de cerezo causado por Pseudomonas.
Lluvias desde color pajizo
Lógicamente, este es, sin duda, el peor escenario para nuestras cerezas. Este fruto, es generalmente, muy noble, obviamente siempre hay huertos con pudriciones secas u otras que complican la producción, pero no es la norma. Dichas características positivas se acaban cuando caen precipitaciones, generando una realidad extremadamente distinta. Todo lo que implica el proceso de partiduras que finalmente se reduce a que las cerezas quedan con una herida expuesta, resultando en un aumento exponencial en la susceptibilidad a ataques de Botrytis y otros hongos como Geotrichum y Penicillium que ven facilitado el proceso de colonización y posterior desarrollo de pudriciones.
Desde esta perspectiva, la primera preocupación es atacar el proceso de partidura (ver artículo anterior). Lo segundo, es prevenir las pudriciones, importante para esto, programar con anticipación a las lluvias una aplicación de fungicida, siempre debemos dejar una ventana para que el activo interaccione con el fruto y ejerza la protección una vez que el agua caiga. Luego podemos seguir con el programa preestablecido y eventualmente reforzar con extractos botánicos, Bacillus o algún fungicida multisitio que esté permitido de acuerdo con tolerancias de mercado de destino. Como recomendación general, cuando ocurren estos eventos, el sistema se complejiza, los tiempos de espera de la fruta a embalaje se hacen más largos y hay más inóculo contenido en las aguas de proceso; considerando esto, una aplicación muy cercana a cosecha de algún formulado que contenga fludioxonil es muy apropiado para una situación compleja, de esta forma las cerezas que ven aumentada su ventana de espera a proceso presentarán una mejor performance.
Aumentar el calcio y disminuir el nitrógeno en el fruto es una tarea de todas las temporadas, pero si este escenario oscuro se da, las características de equilibrio mineral de las cerezas pueden marcar el éxito de la producción bajo un ambiente adverso.
Olas de calor extremo en cosecha y postcosecha.
Si bien debiéramos seguir enfrentándonos a precipitaciones en el corto plazo, en el contexto global, julio de 2023 fue el julio más cálido desde que se poseen registros; según información de NOAA (Fig. 3). Gran parte del planeta presentó temperaturas más cálidas que el promedio histórico para el mismo lugar y periodo y otra porción, no menor, presentó temperaturas récord. Esto se tradujo en olas de calor que han pegado duramente a buena parte del hemisferio norte, dejando a su paso cultivos con mucho estrés, ataque de hongos en cultivos y por otra parte incendios sin control. Como ejemplo más cercano, América del Sur tuvo un julio récord, con anomalía de temperatura mensual más alta jamás registrada, con 2,19 °C por encima del promedio de julio histórico. ¿Nos espera el mismo panorama? Por nuestro bien, deseamos que no, pero los modelos apuntan a desarrollo de olas de calor con temperaturas que se podrían elevar por sobre 40ºC para el periodo estival en algunas zonas de la zona central.
Figura 3. Temperaturas de océanos y continentes en julio 2023, elaborado por National Centers for Enviromental Information (NOAA)
Si las olas de calor extremo comienzan en primavera, la calidad de la fruta se puede ver muy afectada, madurez acelerada, cosechas estresantes, terminan con fruta susceptible a problemáticas como machucón, deshidratación de pedicelo, ablandamiento, entre otras. Hongos como Cladosporium y Penicillium también aumentan sus frecuencias de ataque, apoyados en su capacidad de desarrollarse en ambientes secos y cálidos.
Ahora, si las temperaturas extremas se dan hacia el verano, el periodo de postcosecha será de enorme cuidado. El trabajo debe apuntar a mantener bien hidratadas nuestras plantas y debemos utilizar todas las herramientas disponibles para disminuir el estrés en ese periodo. En lo que respecta a enfermedades, recordar que, si bien las condiciones no se dan para cáncer bacterial, los escenarios si pudiesen ser capaces de generar infecciones por hongos de madera como Cytospora y Calosphaeria. Por este motivo, podas en verde, sanitarias, y otros manejos que generan heridas deben ir acompañadas de control, químico o biológico, pinturas para cortes gruesos y refuerzo con aspersiones para cortes más delgados. Elicitores previo a la caída de hojas es una alternativa de refuerzo que debe ser considerada.
Monitoreo, la herramienta para tomar decisiones
Será o no una temporada compleja en términos de enfermedades, esperamos que no; sin embargo, debemos estar preparados. La observación del huerto acompañada de toma de datos, monitoreo de inóculo, presencia de síntomas, refuerzo de programas fitosanitarios, deben ser actividades que deben ser planificadas desde ahora, la actitud debe ser absolutamente PREVENTIVA y el monitoreo de enfermedades es base fundamental del éxito de una temporada compleja.