Artículo de Redagrícola, medio técnico sobre agricultura en Chile, narra una historia casi increíble. Un invernadero con techo retráctil con una plantación de cerezos en macetas. Sí, leyó bien, en macetas. Se trata de un huerto comercial desarrollado gracias a una fuerte inversión y que plantea una serie de desafíos productivos a sus dueños.
Sin duda que los húngaros se pusieron a la vanguardia del cultivo de cerezos. En pleno centro de Europa, a 80 km al sur de Budapest, capital de Hungría, se construyó el huerto de cerezos que quizás sea el más futurista del planeta, con la más moderna tecnología que permite cultivar en macetas bajo invernadero distintas variedades de cerezo.
Su instalación por hectárea tuvo un costo cercano a los US$500.000, una gran inversión originada por la iniciativa de su dueño, quien luego de perder el 95% de su campo el 2015 producto de una tormenta, decidió dar un giro productivo y se propuso cultivar en macetas.
¿Por qué en macetas?
Todo comenzó con la experiencia de un agricultor neozelandés que cultivaba cerezas en bolsas en una zona cercana al nivel del mar quien tras la cosecha, trasladaba las plantas para el receso invernal a una zona montañosa, a 2.000 m.s.n.m., para luego volver a moverlas cerca del mar. Esta historia llegó a oídos de Peter Kelemen, asesor del propietario del cultivo húngaro, quien investigó más sobre el tema y la acuñó, pese a las reticencias económicas de cultivar de esta manera, para poder obtener un fruto de alta calidad.
Tras esto, y sorteando los escollos económicos gracias al subsidio de la Unión Europea por el 50% del costo total, el proyecto pudo llevarse a cabo entre fines de 2018 e inicios de 2019, incluyendo todo tipo de tecnología: sistema de manejo de la luminosidad, equipo de calefacción, sistema de control de humedad relativa, sistema de riego localizado, sustrato de fibra de coco y más, bajo un invernadero con sistema de ventilación retráctil en el techo. “No tenemos la experiencia ni la profesionalidad de los productores de cerezos de EE UU o de Chile, pero en todo este tiempo hemos ido desarrollando y aprendiendo de nuevos manejos y tecnología”, explica Kelemen.
Bajo esta verdadera cápsula de plástico se cultivan tres variedades: Nimba, Royal Tioga y Royal Bailey, instaladas en abril de 2020 en 1 ha, con el objetivo de tener cosechas más tempranas que al aire libre e instalar fruta de calidad en el mercado antes de lo esperado. Esto puede ser posible porque, bajo las condiciones de invernadero se tiene un huerto mucho más uniforme y fruta de mayor calidad, logrando calibres entre 28 y 30 mm, e incluso más.
En cuanto a la nutrición de la planta reciben asesoría de un consultor neerlandés, lo mismo que con la poda del huerto, donde están ensayando con el ‘sistema de renovación permanente’, rompiendo las ramas en vez de cortarlas y trabajando con árboles sin eje, un sistema más evolucionado que también están testeando.
Para este año, los productores a cargo del huerto han proyectado producciones de 3 t/ha, las que podrían aumentar más todavía. Para la próxima campaña se espera que sea completamente diferente pues los pronósticos hablan de un rendimiento sobre las 15-25 t/ha y de ahí en más, todo indica que los niveles de producción se mantendrán altos. Según cómo se comporte el cultivo en las próximas tres temporadas, se podría incrementar la superficie de producción e incluir dos o tres hectáreas más.