Manejos agronómicos que favorecen y estimulan la entrada a receso invernal en huertos de cerezos

Manejos agronómicos que favorecen y estimulan la entrada a receso invernal en huertos de cerezos

Carlos J. Tapia T.Ingeniero Agrónomo M. Sc.Especialista en producción de cerezos. Director Técnico Avium y Cofundador de SmartCherry.

Como objetivo principal en esta etapa de transición es poder tener alrededor del 1 de mayo el inicio de la dormancia fisiológica.

La dormancia fisiológica se puede reconocer cuando el árbol alcanza al menos el 50% de la hoja caída, considerando siempre que hoja amarilla se considera hoja caída. Con esto se asegura una planta aclimatada y “endurecida” para soportar las bajas temperaturas y eventos de heladas en le periodo de dormancia, y que además, por su parte se maximiza la acumulación de horas de frío y así comenzar a contabilizarlas temprano en la temporada.

¿Qué se debe tener en cuenta para que las plantas puedan aclimatarse rápidamente y entrar en un periodo de dormancia de forma óptima? Varios aspectos que conoceremos a continuación.

Nutrición poscosecha:

En cuanto al manejo de la nutrición y fertilización de poscosecha, los meses de enero y febrero son aquellos que se consideran como los más importantes en términos de recuperación de huertos. Esto significa que, tanto como la prevención del stress térmico, la fertilización de suelo y foliar en base a los resultados, son vitales para asegurar reservas y comenzar una nueva temporada luego de la etapa de dormancia.

El mes de marzo ya se reconoce como un mes de transición al inicio de la etapa de letargo invernal, por lo cual es importante generar una señal a la planta desde el punto de vista nutricional y no seguir fertilizando mas allá del 10 de marzo, para no sobre-estimular a la planta ni mantener un estado vegetativo hasta muy tarde en la temporada. Esto considera, tanto fertilización del suelo, como los programas foliares de poscosecha.

Programación y manejo del riego:

La demanda atmosférica y el consumo de agua de la planta van en descenso hacia fines del mes de febrero e inicios de marzo. La demanda se expresa en evaporación y no en temperatura ambiental. Esto es importante de comprender, pues aunque existan temperaturas altas en esta época, se prolongan sólo algunas horas en el día y no son comparables a las mismas temperaturas máximas de pleno verano.

A su vez, las noches y mañanas tienen temperaturas bajas mucho más marcadas y con alta presencia de humedad que en los meses de enero y febrero. Lo anterior es la base para la disminución de la frecuencia de riego hacia el mes de marzo. Es muy importante utilizar herramientas que ayuden a tomar decisiones objetivas para esto: Calicatas, sensores de humedad, tensiómetros, etc.

El cambio en la frecuencia de riego (no el tiempo) en condiciones normales debiera disminuir entre un 30% y 50% de lo establecido en verano hacia la tercera semana de marzo.

En general los riegos deben suspenderse hacia fines de marzo. Con esto se genera una señal a la planta y da inicio al proceso de lignificación de madera y de centros frutales para que la planta pueda soportar de mejor forma las bajas temperaturas invernales. Sin embargo, en condiciones de suelos de menor retención de agua, como es el caso de los suelos arenosos y además con presencia de piedras, el cese de la temporada de riego se debe aplazar hasta el 10 de abril.

En situaciones especiales se podría volver a regar ante un inicio de otoño y entrada de invierno muy seco, pero nunca antes de reconocer dormancia fisiológica, representado como al menos un 50% de hoja caída (hojas amarillas se consideran hoja caída).

Utilización de Molibdeno (Mo) como un complemento a la aclimatación de las plantas:

Mucho se habla de la acción del Mo como un potenciador de la caída de hojas o como agente causal de la entrada fisiológica de las plantas. Sin embargo, este componente actúa por la vía nutricional, moderando y potenciando la acción de algunos nutrientes, como distribuir las distintas formas nitrogenada que están en las plantas, en pro de las reservas, y la acción de algunas fitohormonas como son el etileno y ácido abscísico, este último causal de gatillar la caída de hojas de forma natural en otoño.

Las aplicaciones de Mo vía foliar durante el mes de marzo han mostrado ser eficaces en un proceso de aclimatación, principalmente de plantas jóvenes; lo anterior, sobre todo en zonas más frías para potenciar el endurecimiento y lignificación de las plantas, en pro de mejorar la adaptación para el proceso de caída de hojas y poder soportar de mejor forma las bajas temperaturas invernales, favoreciendo la condición de las plantas desde el punto de vista fitosanitario.

Una planta adaptada al medio, muchas veces por utilización del Mo foliar, puede tener mayores opciones de poder llevar a cabo el proceso de caída de hojas de forma natural y normal en la medida que existan señales ambientales que así lo permitan. En este caso una baja constante en las temperaturas ambientales.
Existen muchas opciones comerciales de Mo formulado para aplicar vía foliar en el mercado. Siempre se deben respetar las concentraciones de uso según el fabricante.

Estrategia para complementar caída de hojas:


La consideración puntual es que la dormancia fisiológica debe estar presentada idealmente a inicios del mes de mayo. La primera señal cultural que se debe dar a la planta para que comience su entrada en dormancia es parar el riego hacia fines de marzo; eso complementado con el cese de la fertilización del suelo y foliar hacia fines de febrero. Luego de esto se deberá evaluar el estado de amarillez y/o caída de hojas (hoja amarilla = hoja caída).

Este análisis de evaluación de debe hacer alrededor del 15 al 20 de abril, ya que es un tiempo razonable para que las plantas presenten cambios en función de lo realizado como estrategia primaria. Si a esa fecha no existe esbozo de caída de hoja, se debe aplicar una estrategia química para asegurar su caída.

Se han realizado pruebas que permitan una rápida respuesta a botar hojas si es necesario, siendo la más efectiva, aquella menos “natural”, que es por la vía de la “intoxicación” de tejidos.

En ese caso se reconoce que el ion sulfato (SO 4), presentado en algunos nutrientes, genera intoxicación de tejidos verdes al utilizarlos en altas concentraciones, por lo que es la vía para cesar el trabajo de las hojas y generar abscisión. Sin embargo, la mezcla con urea ha potenciado el efecto de descomposición generando una rápida caída.

De ahí la mezcla entre un Sulfato “de” (Sulfato de Zn el más utilizado) más Urea, como complemento a botar hojas en una estrategia terminal de última instancia. Las concentraciones de uso de ambos productos formulados son entre el 1% y 2% siempre mezclados. Se podrían hacer hasta dos aplicaciones en intervalos de 7 a 10 días si fuese necesario.
Se debe utilizar cubrimiento acorde al volumen de copa y siempre privilegiando llegar hasta el último brote en altura.

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