China es el país más poblado del mundo, con más de 1.400 millones de habitantes y una densidad poblacional de 146 habitantes por kilómetro cuadrado; pese a ser el tercero más grande del planeta, sólo el 10 por ciento de sus tierras son cultivables y eso los ha llevado a mirar más allá de sus horizontes a la hora de asegurar su producción frutícola.
Chile se presentó de inmediato como uno de los países mejores valorados para invertir, generándose alianzas con productores y/o exportadoras locales, sin embargo el gigante asiático finalmente aterrizó en los campos chilenos con la clara intención de comprar grandes predios y manejar completamente la cadena productiva: desde el huerto hasta la exportación.
En entrevista con La Tercera, el subgerente de Propiedades Agrícolas de Tattersall GDA, Hans Holzhauer, se refirió a la campaña vía redes sociales que realizó en 2020 la filial de gestión de activos de la empresa, mostrando material audiovisual sobre las bondades agrícolas de Chile: “Vimos un alza en el interés de ellos por comprar y nosotros también los fuimos a buscar”, señaló el Holzhauer.
En 2019 vendieron seis terrenos en Chile a empresarios asiáticos y esperan que con la campaña este número crezca rápidamente; según consigna el diario La Tercera, entre las ellas figura la compra de la viña Bisquertt, las viñas del grupo Bethia y en 2018 Yanghe, filial del Grupo Jiangsu Yanghe Destillery Co. Ltda., que adquirió el 12,5% de la Viña San Pedro Tarapacá, por US$ 66 millones.
Claro que el país asiático no sólo puso sus ojos en la industria vitivinícola, sino también en la cereza, rubro que conocen perfectamente; China es el principal importador del fruto rojo nacional, siendo Chile el que provee el 90 por ciento de las cerezas que se consumen en ese país.
El modus operandi fue el mismo que con la industria vitivinícola; inicialmente invirtieron en la producción local, abriendo en 2018 la primera planta frutícola con inversión completamente china en Curicó, y se espera que adquiera campos chilenos, con el fin de hacerse cargo de toda la cadena productiva.
¿Pero por qué surge esta necesidad en el gigante asiático? El no tener control total sobre la producción y que puedan generarse retrasos o incluso desabastecimiento en el futuro, abrió la preocupación de los inversionistas chinos, quienes finalmente optaron por salir de sus tierras a cultivar. Esto ya que a mediados de la década pasada, el gobierno chino ya estaba ideando estrategias para asegurar producción agrícola en países de Latinoamérica y África.
¿Y por qué Chile? Diversos son los argumentos, pero además de la gran cantidad de terrenos cultivables, su fertilidad, producción, clima, etc., nuestro país, según datos de ProChile, es su principal proveedor de productos frutícolas, entre ellos cerezas, ciruelas, nueces y uvas.
La reciente temporada Chile exportó, pese a todas las vicisitudes, más de 300 mil toneladas de cerezas a China; sin embargo el gigante asiático quiere asegurar la producción, siendo parte del negocio. Las regiones que representan mayor interés para los chinos, a la hora de comprar grandes predios de cultivo, son O’higgins y Maule, justamente las regiones que agrupan el 85 por ciento del total de las plantaciones de cereza a nivel nacional.
El Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Cristián Allendes, ratificó que empresas chinas estén comprando predios en la VI y VII región: “La mayoría son para producir cerezas de exportación. Y el objetivo de quienes invierten en estos predios es tener volumen propio para abastecerse de este producto y depender menos de terceros, además de dar un mayor impulso a su negocio”, aseguró al diario La Tercera.
El interés de materializar la compra de terrenos es tanto chilena como china; mientras los propietarios encargan a inmobiliarias nacionales promocionar sus predios en el país asiático, empresas del otro lado del mundo buscan campos de 100 y hasta 150 hectáreas para el cultivo, que estén en funcionamiento y cuenten con los permisos correspondientes en nuestro país.
Si bien la pandemia ha retrasado la expansión de este creciente negocio, el interés de China en los cmapos chilenos ya es una realidad; un nuevo escenario que, sin lugar a dudas, llama a un análisis, no sólo de las autoridades y del mundo empresarial, sino también de los productores, quienes más temprano que tarde se verán enfrentados a la interrogante: ¿vender o no vender?.