La nutrición como telonero. Enfoque para entender los principales factores que mejoran la condición de la fruta

La nutrición como telonero. Enfoque para entender los principales factores que mejoran la condición de la fruta

Por: Emilio Martínez, Ing. Agrónomo, Líder I+D+i Avium; Carlos Tapia, M.Sc., Director Técnico Avium.

El equilibrio nutricional o la nutrición mineral es unos de los aspectos que suscitan gran interés en cuanto a entender las respuestas de cada nutriente en los procesos fisiológicos de las plantas y, en especial, en el cultivo del cerezo en relación a su condición por cada variedad/pi, entre otros. Un programa de fertilización base es, sin duda, esencial para promover prácticas que vayan en pos de asegurar una actividad fisiológica adecuada en la planta y que vaya en sintonía con obtener una fruta de buena condición y calidad de exportación. Estos programas son construidos en base a la intensidad de extracción de los nutrientes respecto a la información que se obtiene de las producciones y los análisis nutricionales realizados de fruto y foliares en la temporada.

La generación de un programa de fertilización suelo y/o riego debe ser “armado” entendiendo el grado de absorción de los nutrientes en la solución, dado principalmente por la relación que existe con la tasa de crecimiento de las plantas y con la concentración de nutrientes que existe en los nuevos órganos, siempre y cuando los minerales se encuentren disponibles. Es así que existe un sin número de factores que determinan la disponibilidad y movilidad de los nutrientes, que varía según la especie y las combinaciones de variedades vs portainjerto, como también según las características y condiciones del suelo, el contenido de materia orgánica, entre otros factores. Así también la fertilización foliar es una técnica importante para el manejo productivo del cerezo, en donde resulta de gran apoyo a la complementariedad de los programas suelo y/o fertirriego que se realizan en la temporada, existiendo diversos factores que influyen para alcanzar la máxima eficacia, y que por lo demás es de estudio constante para determinar cuáles son los momentos y principios físico-químicos, biológicos y ambientales que afectan la absorción de los nutrientes aplicados mediante aspersiones foliares.

El cultivo del cerezo se caracteriza por tener una etapa de floración a cosecha que es muy breve, y que pueden estar entre los 50 a 80 días dependiendo la variedad, es por eso que un programa de nutrición foliar en precosecha es fundamental en los primeros estados fenológicos del cultivo, sobre todo productos de acción bioestimulantes y elementos como el Ca que pueden ser atractivos en primaveras con condiciones adversas.

La nutrición del cultivo comprende principalmente el asignar de forma racional principalmente nitrógeno, calcio y potasio en los distintos momentos fenológicos. Para el caso del nitrógeno éste se realiza en la etapa de postcosecha, previo a los análisis nutricionales foliares y con los antecedentes de los monitoreos de suelo. El uso de productos a base de aminoácidos en precosecha es una práctica que puede ser atractiva de utilizar, sobre todo en condiciones de alta carga en los huertos que presenten una expresión vegetativa deficiente, lo que contribuiría a mejorar los procesos fisiológicos de las plantas tratadas. Estas adiciones, no suplirían la demanda de N por el cultivo, pero sí generan un efecto biológico temprano en la misma línea que la nutrición nitrogenada de base. 

En relación con la fertilización del cultivo de Ca y K se encuentra como programa foliar en los primeros estados fenológicos del cerezo con buenos resultados cuando se aplica a dosis más altas de etiqueta, y el K aplicado en etapas cercanas al color pajizo de frutos. Para el caso de las aplicaciones vía fertirriego en precosecha, el elemento Ca a través de sus distintas formulaciones ha reportado experiencias interesantes aplicándolos entre 15 a 20 días después de plena flor (DDPF), experimentos que se han llevado a cabo estos últimos años. 

Dentro de esta dinámica de programas de nutrición foliar y suelo siempre se quiere entender las respuestas que se generan en el producto final, que es la fruta, pues lo que no se mide no se puede entender, y en efecto permite corregir o incluir elementos en un programa en fertilización base en el cultivo, siendo este unos de los componentes primordiales para obtener fruta de calidad. 

Como el “artista” de todo esto es la fruta y siendo  en definitiva la que se lleva todos los aplausos (detrás de cámara en este caso en particular: los manejos nutricionales que se hicieron en la temporada), el enfoque es poder dilucidar la importancia que tiene la nutrición en la calidad y condición de la fruta, y en donde el trabajo realizado durante estos últimos años podría ser un punto de partida para ir entendiendo las distintas relaciones que existen entre los minerales más importantes, con el foco puesto principalmente en la condición de % de materia seca de frutos (MS), que si bien no es el atributo más importante de la cereza si lo comparamos con el calibre, éste es un índice fundamental que se relaciona con la firmeza de la fruta y en algún grado el dulzor de ésta.

Las relaciones que se realizaron están orientadas a entender las respuestas entre minerales, lo que podría darnos antecedentes de cómo es la correlación que existe entre MS y los minerales que pueden estar asociados. 

En primer lugar, se debe indicar que los análisis se realizaron con fruta con índices de cosecha aptos para cada variedad y que éstas fueron muestreadas y enviadas al laboratorio de acuerdo con su protocolo de evaluación para después obtener los resultados por cada nutriente, generando una data importante en base a 5 temporadas de muestreo. En segundo lugar, el estudio se realizó a través de una matriz de diagramas de dispersión (SPlotM) y se hicieron las correlaciones correspondientes (Pearson) para cada caso, de este modo se puede desplegar el grado de correlación que existe en cada una de ellas. 

Figura 1. Diagrama de dispersión de distintos nutrientes y MS en frutos de cv. Regina sobre portainjerto Gisela 6.

El coeficiente de relación de Pearson es una prueba estadística que permite observar el nivel de relación que existe entre dos variables continuas, las que están representadas en rangos de -1 a +1. Cuando se obtienen valores positivos entre dos variables indica que estas tienen una asociación “positiva”, es decir que al aumentar una variable, la otra variable también aumentaría o viceversa; mientras que valores negativos indicarían que van en sentido contrario, en donde si una variable aumenta, la otra variable disminuye o a la inversa, esto correspondería a una asociación “negativa”. Es así como se puede identificar que el grado o la magnitud de correlación como criterio usual se considera lo siguiente: 

                      r ≤ │0,20│es una correlación lineal baja

                     │0,20 ≤ r ≤ 0,60│es una correlación lineal media

                     │0,60 ≤ r ≤ 1,0│es una correlación lineal alta 

Desde este punto de vista se puede destacar en cv. Regina sobre portainjerto Gisela 6 (Fig. 1) que existe una correlación lineal media positiva en P/K, Ca/Mg, mientras que existe una correlación negativa entre N/Ca y Mg/MS. Estos valores son estadísticamente significativos, es decir que estos valores explicarían que la correlación es muy improbable que se explique por el error muestral, en donde podemos extrapolar al hecho de su relación y no a su magnitud. Al explorar información de Regina en Gisela 12 se puede apreciar que también existe una correlación positiva significativa entre P/K, pero lo que llama más la atención es la relación que existe en P/MS, en donde también se puede apreciar una correlación positiva significativa.  Si bien las relaciones no pueden leerse como causa o efecto, es decir que no se puede otorgar que un cambio en una variable sea la causa de cambio de la otra, puesto que el coeficiente de correlación no es la prueba de causalidad, sin embargo esto puede plantearse como una hipótesis.

Al analizar las dos principales variedades exportadas de Chile, siendo Lapins y Santina (Fig. 2 y 3), se pueden establecer algunas similitudes respecto a la correlación que tienen con los distintos nutrientes, es así como el N tiene una correlación negativa significativa respecto a la MS, cuestión que se ha reportado en distintos estudios en que el N es antagónico con el contenido de MS en el fruto, y que esta condición iría en desmedro de la condición poscosecha de la fruta. Una de las asociaciones que llama la atención y es efecto de mayor análisis, es el contenido de Ca en cuanto a la relación negativa que tiene este nutriente respecto a la MS en cv. Lapins, aunque se observa una correlación negativa baja de Ca/MS es significativa, por lo que es muy improbable sea un error muestral. 

Ante esta situación y entendiendo que Lapins es una de las variedades más exportadas de acuerdo a lo reportado por IQonsulting (alrededor de 148.000 toneladas) con una participación que supera el 1/3 de la oferta de fruta de las distintas variedades de la temporada 2022/23, es sin duda donde se deben conducir los esfuerzos para entender las respuestas a las distintas estrategias de fertilización que se están realizando en esta combinación variedad/pi en cada caso particular. 

Sin embargo, en Lapins/colt, al igual que Regina sobre la serie Gisela, se puede observar una interesante respuesta del contenido de P y la afinidad con la MS, en donde es ambos casos de puede ver una tendencia a mejorar el contenido de MS cuando la variable P aumenta; esto podría ser muy interesante de poder plantearse como tesis en que este mineral pueda ser incorporado en programas de fertilización en base a P con el objetivo de mejorar la condición de fruta en cuanto a MS con ello obtener una adecuada vida de poscosecha. 

Figura 1. Diagrama de dispersión de distintos nutrientes y MS en frutos de cv. Lapins y Santina sobre portainjerto Colt.

Las respuestas a las distintas aplicaciones nutricionales están indudablemente afectadas al equilibrio vegetativo/productivo del cultivo, y debe ser adaptado para la condición particular de cada huerto; enfocar la nutrición en un programa balanceado es de suma importancia, como también incorporar los nutrientes que son necesarios en el momento oportuno de acuerdo con la demanda que tiene el cultivo considerando la fisiología en los distintos órganos del árbol.

Bibliografía:

  • Tapia, C., Lepe, V., & Pezoa G. (2021). En busca del balance nutricional vs. Calidad de fruta en cerezos. Revista Mundo Agro.
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