Por: Carlos J. Tapia T. Ing. Agrónomo M. Sc. Director Técnico Avium-Co-fundador Smartcherry.cl – Bruno Tapia Z. Ing. Agrónomo. Asesor técnico productores Avium.
A pesar de que en las últimas dos temporadas se han presentado dificultades en la comercialización de la producción de cerezas de nuestro país, el rubro sigue estando en auge con aproximadamente 32.000 hectáreas de plantaciones productivas, más de 50.000 hectáreas plantadas y una tasa de crecimiento anual que ronda el 12 por ciento.
La cereza es considerada en Chile una de las tres especies frutales más importantes y anualmente se suman nuevos productores e inversionistas interesados en el negocio. Sin embargo, antes de incursionar en la realización de un modelo de huerto de cerezas es importante definir una serie de elementos:
1. Conocimiento predial.
Para comenzar y determinar los pasos siguientes, es de vital importancia conocer a cabalidad el predio en el que se trabajará; para ello se debe realizar un estudio completo del suelo (profundidad efectiva, impedimentos físicos y/o químicos, análisis textural, químico y biológico) y un acabado estudio agroclimatológico, de manera de tener la mayor cantidad de información para tomar las mejores decisiones de acuerdo a cada realidad y no caer en el común error de tomar como referencia proyectos vecinos.
Este proceso es de suma relevancia, pues es determinante en el potencial productivo y vida útil de un huerto; es importante reconocer el sitio en términos climáticos con respecto, principalmente, a la acumulación de horas de frío en el período de dormancia comprendido entre los meses de mayo y julio y, por otro lado, la acumulación de grados días a partir del mes de agosto con respecto a qué tan acelerada sea esa zona para acumular temperatura, lo que regiría si es una zona temprana o una zona un poco más tardía.
2. Selección de la variedad/portainjerto.
La selección de la variedad/portainjerto debe realizarse de acuerdo al clima donde estará el huerto, dado que los requerimientos de frío en sectores más cálidos, por ejemplo, y de cosecha temprana, son una buena alternativa comercial si ésta se realiza antes del 25 de noviembre. En cambio, en un área más fría convendrá enfocarse en variedades que permitan cosechar tardíamente, a partir de los últimos 10 días de diciembre, mientras que en zonas intermedias, se debe buscar variedades que puedan ser competitivas frente al gran volumen de fruta de la época.
La elección de variedades se ajusta a la climatología de la zona. En zonas más calurosas vamos a privilegiar variedades tempranas de sitio corto para aprovechar la cosecha temprana en forma de primor y zonas más tardías o medias vamos a privilegiar variedades de media estación o tardías para aprovechar la zona. Sin embargo, esto no quiere decir que no se puedan implementar variedades más tardías en zonas tempranas y variedades más tempranas en zonas tardías, ya que eso no necesariamente está regido por la climatología en términos de acumulación térmica, sino que con respecto a que muchas veces está el objetivo de alargar la ventana de cosecha. Por ejemplo, implementar Santina en una zona fría ya no parece una locura porque Santina, si bien es una variedad que se cataloga como variedad temprana, también se adapta a media estación o a zonas tardías, lo que permite comenzar el proceso de cosecha como una especie de “marcha blanca”.
Por otro lado, por ejemplo, Sweetheart es una variedad de cosecha tardía, sin embargo no tendría un contrasentido colocarla en una zona temprana porque es una variedad que requiere poca acumulación de frío y podría alargar la cosecha o la ventana de cosecha inmediatamente después de Lapins. Entonces no necesariamente es que no se puedan implementar variedades tardías en la zona que no les corresponde, sino que es de un beneficio de alargar o adelantar las ventanas de cosecha.
Una vez escogida la variedad a plantar, es importante determinar el portainjerto que la acompañará. Éste debe ser adecuado tanto para el tipo de suelo, como para la combinación patrón/variedad. Se debe evitar utilizar una variedad de baja cuaja (o fertilidad) sobre un portainjerto vigoroso, y para variedades más “cuajadoras”, se recomienda utilizar portainjertos de menor vigor, considerando además que a menor vigor del portainjerto, éste entrega un potencial de calibre más reducido. El portainjerto se rige directamente a la condición suelo. Los diferentes portainjertos presentan características distintas de adaptación en los distintos tipos de suelo. Por un lado, por ejemplo, suelos muy retenedores de agua y arcillosos el portainjerto Colt es el que más se le acomoda. En suelos más livianos la serie MaxMa 14 o MaxMa 60 podría ser una alternativa y en el caso de ser suelos franco a franco arcillosos la serie Gisela® condicionante a Gisela® 5, 6 o 12 también podría ser una alternativa. Sin embargo, el portainjerto Colt es que se adapta en cualquier sitio y cualquier condición de suelo.
Ver: https://smartcherry.cl/infografias/vigor- y-fertilidad-en-los-portainjertos
3. Elección del sistema de conducción.
Posteriormente se debe decidir por el sistema de conducción, el cual estará determinado por dos factores principales: uno, la forma de trabajo que más le acomode al productor, y la otra relacionada con la combinación variedad/portainjerto. Cuanto más débil sea la combinación, mayor enfoque hacia el eje central, considerando no abusar de diluir un vigor predeterminado según las características propias del sitio a plantar. Cuanto más vigorosa, mayor tendencia a sistemas de dilución de vigor, como Y-trellis o KGB, entre otros.
Sin embargo, últimamente se ha vuelto un gran desafío lograr un huerto atractivo para la mano de obra, principalmente durante la cosecha, período corto e intenso de una recolección masiva de fruta en el país. Teniendo el portainjerto y la variedad es que uno debiera presentar la propuesta de sistema de conducción. Cuanto más vigoroso sea el portainjerto, la combinación utilizada más tendría necesidad de diluir el vigor en algún sistema de conducción que permita distribuir la fuerza de la planta, principalmente hablando de un “multieje”, de una “Y-Trellis”o “KGB”.
Cuanto menos vigor tenga el portainjerto en el caso de Gisela® en el otro extremo, no tiene mucho sentido diluir el vigor porque probablemente la condición de la planta siempre va a quedar justa o al debe de la recuperación vegetativa del huerto, por lo tanto, ahí se presentan tres líneas de cómo proceder en la elección de estos materiales y a la elección del sistema de conducción con respecto a los nuevos proyectos.
Los huertos modernos, fáciles o al menos semi-pedestres, competirán con ventaja para maximizar la productividad de la mano de obra. Sin embargo, la elección debe ir relacionada con una correcta combinación variedad/portainjerto/sistema de conducción y con los procedimientos correctos en la etapa de formación del huerto. Los sistemas de conducción más eficientes van a hacer los más atractivos para la mano de obra, muchas veces el sistema de conducción se ajusta no solamente a cosechar más kilos por persona, sino que también en algunos casos tienen la posibilidad de formarse de manera más simple o rápida y permite establecer huertos de mucha superficie; y, además, los sistemas de conducción más bajos son los más eficientes por tener mayorrendimiento en el uso de la mano de obra a la cosecha, dentro de otras labores.
4. Correcto establecimiento y formación.
Luego de conocer el predio en el que se desarrollará el huerto, haber seleccionado la variedad/portainjerto y el sistema de conducción, se debe poner especial cuidado en la etapa inicial del proyecto para lograr el potencial productivo, el cual independiente del sistema de conducción o densidad de plantación, debe alcanzar un mínimo cercano a 12 Ton/há, para ser competitivo.
Para el correcto establecimiento del proyecto, se debe considerar lo siguiente:
● La preparación correcta de suelo (física, química y biológica), la cual debe estar finalizada al 1 de mayo del año a plantar.
● Tipo y calidad de plantas, ya que se estima que al menos el 50 por ciento de la responsabilidad de fracasos de proyectos nuevos se debe a la mala calidad del material vegetal. Estando esto asociado al material de origen (portainjerto/variedad), desarrollo de la planta y/o problemas fitosanitarios en vivero o bien la opción “todas las anteriores”.
● Fecha de plantación para plantas a raíz desnuda: la fecha límite
para la zona central es el 31 de julio, mientras que para la zona sur podría extenderse hasta el 20 de agosto. En cambio, para la plantación de plantas en bolsa para la zona central y sur, las fechas son hasta el 15 de noviembre y el 1 de diciembre, respectivamente.
● El diseño y ejecución del sistema de riego deben ser proyectados para el inicio de la plantación, ya que con la tendencia a la baja pluviometría, hará necesario regar antes y durante el proceso de
plantación de un nuevo proyecto.
La formación del proyecto es tan o más importante que el establecimiento, considerando que consta de tres etapas; la primera, donde se construye la base del “esqueleto” de las plantas, ya sea uno, dos o muchos ejes. La segunda etapa será completar el “esqueleto” formado el primer año, ramificando las plantas usando distintas estrategias para conseguir las llamadas “ramas madres”, etapa clave para el éxito del proyecto; finalmente, en la última etapa se busca el “equilibrio” de las ramas dentro de la planta, analizando el escenario en invierno y efectuando la primera poda de renovación inicial, eliminando las muy vigorosas. Cabe señalar que las etapas y procesos anteriormente descritos son fundamentales a la hora de incursionar en la realización de un modelo de huerto de cerezos, pues cada predio tiene características únicas, tanto en tipo de suelo, pluviometría, entre otros, todos aspectos determinantes para el éxito o fracaso de un nuevo proyecto de plantación.