Desde hace ya varios años se habla de recambio varietal en la producción de cerezas, se están realizando diversas pruebas y parte importante de la atención de la industria está puesta en este desafío; los uvateros conocen bien de ello, pues hace ya varios años se enfrentaron a este mismo escenario. ¿Qué se puede sacar en limpio de este proceso? ¿Qué puede aportar la industria de la uva de mesa en esta tarea? Conversamos Drago Ljubetic, asesor en frutales y director de Uvanova.
Tú vienes del mundo de la uva de mesa y por supuesto nos gustaría conocer tu experiencia y cómo el tema que se desarrolló con el manejo de variedades en uva de mesa. ¿Qué experiencia se puede traer a la industria de la cereza?
“Hay una diferencia importante con respecto a cuando nosotros nos tocó participar en el recambio varietal de uva de mesa. Lo que nosotros nos planteamos en su minuto con una competencia muy suave a nivel mundial, en el momento en que nosotros producimos, nosotros éramos los reyes, los que mandábamos. Luego vino el cambio varietal y yo diría que la preocupación fue de qué manera reemplazo aquella variedad que hoy día está en el mercado, que yo estoy produciendo pero que me entregue otras características superiores a aquella que yo tengo, sabiendo que iba a tener que pagar un royalty y nosotros le exigimos a las variedades que fueran muy fértiles, o sea que tuviera una gran oferta de fruta.
A diferencia de la cereza, nos cuesta obtener frutas de las variedades tradicionales, que fuera muy fértil, que fuera de gran calibre, que fuera de muy bonito color y que además que tuviera una muy buena vida postcosecha, cosa que no se ha cumplido mucho, pero que esencialmente fuera más barata de producir. Fue una variedad que en los momentos críticos donde más plata se gasta en un parrón tuviera un manejo muy simple y muy barato porque nosotros sentíamos que el negocio nos estaba apretando por el lado de los costos y se hizo ese cambio varietal con una diferencia importante lo que está pasando aquí en cereza, nosotros partimos un poquito de atrás en el tema de recambio varietal respecto a nuestra competencia por dos motivos: porque la principal competencia que es Perú, partió de cero plantando las nuevas variedades, mi primera variedad es una variedad nueva. Nosotros veníamos con un recambio ya de dos generaciones o tres generaciones de variedades y, además, de cómo se manejó el tema de las variedades; fue entregada en licencia aquellos exportadores que se licenciaron para exportar y si uno miraba cómo estaba la paleta de exportación, el 30% estaban las grandes exportadoras, el 70% en pequeñas exportadoras o productores exportadores y cuando tú trataba de entrar, si eras de una gran exportadora, entonces no tienes derecho a este programa y eso se fue en el tiempo acomodando”.
En el camino del recambio varietal de la uva de mesa, Perú aprovechó lo que estaba ocurriendo con la industria en Chile, para aprender y crecer.
“Nuestro cambio varietal fue mucho más lento lo que nos hubiera gustado porque había una traba en términos de poder exportar la fruta, me tenía que adherir a exportadoras tradicionales y eso hizo que entraran un poquito más tarde. Pero cuando logramos tener estas variedades, también se nos presentan otras cosas: no teníamos el manual de uso, creíamos que era mejor probamos muchas variedades fracasaron algunas otras tuvieron éxito. A la par Perú empezó a crecer, aprendiendo de nosotros, de nuestros fracasos, de nuestros éxitos, aprendiendo con asistencia técnica en general de chilenos. Ellos fueron avanzando rápidamente y nos empezamos a encontrar, además, que nos estábamos cambiando un mundo, que no pasa tanto en los cerezos; nosotros partíamos de plantas de variedades antiguas sobre plantas sobre su propio pie, no portainjerto, y estábamos recién usando los portainjertos que es una fórmula uno y pusimos una variedad nueva. Entonces si yo le aprendí a tomar la mano una variedad tradicional como Thompson en 20 años y la puse sobre portainjerto y se me estaba escapando, hoy día puse una varilla nueva que no la conozco sobre un portainjerto, por lo tanto fue mucho más desconocido, costó mucho poder adaptarnos a tener buenos resultados“.
En este recambio varietal, a juicio de Dragomir Ljubetic, es esencial seguir manteniendo el prestigio de la cereza chilena, y eso se hace con fruta de muy buena calidad.
“Entonces nosotros estábamos en ese cambio que nos obligó a cambiar rápido, pero aparece una competencia que es tremenda, con una calidad muy potente y que no hemos sido todavía capaces de adaptarse a un cambio rápido de producir una fruta óptima y ese punto de la mano de obra que no lo hemos querido abandonar porque es más barata, creo que hoy día hay que entrar un manejo más fino de las variedades, un manejo más delicado de las variables para producir un producto top, porque el mercado quiere pagar precio top pero para frutas top.
Ahí se nos produjo este problema, que a diferencia de la cereza, no hay una competencia tan potente de otros países, pero si hay un peak de periodos de producción que van a tener que ser muy finos, muy claros para quedarse con aquellas que ustedes consideren correcta. Yo escuché que Santina era la reina, pero Santina se puede caer rápidamente si es que producimos malas Santina. Además hay una cosa, Chile exporta el 47% de la cerezas en el mundo, el productor, los asesores, los portadores tiene una responsabilidad tremenda de prestigiar o desprestigiar un producto y una variedad porque somos los referentes. En el fondo cuando nos miran dónde van a mirar cerezas y si Chile tiene malas Santina, la variedad de Chile es mala. Hay una responsabilidad tremenda“.
¿Cuál es el objetivo que debe prevalecer para la industria de la cereza, a la hora de elegir una nueva variedad?
“Cuando uno elige una nueva variedad tiene que tener claras dos cosas que son importantes: voy a tener que pagar un royalty por sobre el precio de venta, es decir voy a tener que compartir este negocio con un socio que quizás no lo quise tener, pero que es el dueño la variedad, por lo tanto yo tengo un socio, tengo que responderle y tengo que pagarle, por ende mi margen se achica. Entonces, cuando yo decido poner una nueva variedad, desde mi punto de vista, yo debo colocar una donde hay muy pocas variedades y puedo aumentar mi volumen, no en los periodos peak, sino que los periodos más planos de esta curva que tenemos de producción.
Ojalá yo pudiera colocar una variedad o en lo muy temprano o en lo muy tardío, que tenga características superiores a aquellas que hoy día tengo, y eso es postcosecha, crocancia, capacidad de viaje, colores, que el calibre sea realmente superior. Pero se me complica el esquema cuando yo debo reemplazar una variedad como Santina y Lapins, que también que es una variedad muy potente; es que yo digo, si yo voy a colocar una nueva variedad ¿realmente quiero ser el bonito de la película?; pero yo tengo la variedad número 42676-P, que no es superior a Santina. Entonces en términos simples, le tengo hay que sacar la mugre Santina con la nueva variedad: tiene que ser más viajera que Santina, más grande, más productiva, más fácil de producir que Santina. De lo contrario no debo, no veo ninguna posibilidad de un recambio. Y lo que tratamos de hacer nosotros, es que yo tengo la Santina 2.0, que está que yo te planté, por lo tanto me voy a tratar de ir de Santina porque quiero ser mejor que esa variedad, la verdad es que no“.
“No inducir al mercado”, es otra de las recomendaciones del especialista. Dragomir Ljubetic, asesor en frutales y director de Uvanova señala: “Den prestigio a la variedad que tienen en el momento, que hoy día tiene valor, tiene precio y no vayan a tratar de destituirla porque tengo algo que yo creo que es mejor, que el mercado me diga sabes que tu Santina de 25 no la quiero y tenemos 50% de 25 milímetros, por lo tanto búscame algo más grande. Que el mercado me lleve, nosotros no induzcamos al mercado. Te lo planteo de la siguiente manera, nosotros como uva de mesa teníamos rangos de calibre de 16 a 18 milímetros, de 18 a 20 y sobre 20. Lo primero que hicimos fue cambiar la norma de 20 a 22, de 22 a 24, nosotros nos pusimos la trampa: empecé a exigir lo que era el calibre Jumbo, ahora ya mi calibre es chico. Entonces yo les diría que si van a buscar una variedad que les permita reemplazar a las que hoy día son variadas importantes, tiene que ser realmente superior y para eso lamentablemente el cerezo se demora más en producir que la uva mesa, se demora más en decirme “te equivocaste” y eso significa más plata. Trabajen, estudien, compartan información porque eso es sumamente importante, sobre todo la transferencia entre los técnicos y los productores“.
Rescatando esto último, has planteado la necesidad de tener un ente regulador, para compartir información. Cuéntanos más de eso, por favor.
“Lo que se planteó en algún minuto y lo que hacían algunos países, es que el Estado y en este caso el Ministerio de Agricultura, regula volúmenes, cantidades, calidades. A mí no me gusta que un ente que no participa del negocio regule, porque no sabe, no está ahí, no sabe dónde no aprieta el zapato y yo creo que se debe a formar un comité de cerezas, pero no de las exportadoras, de los productores y de los asesores en que compartan información, se hagan transferencia tecnológica, hagan giras técnicas dentro del país. Aprendan, que hagan huertos experimentales para poder ir aprendiendo en conjunto y que ellos mismos se autorregulen, que ellos mismos tomen decisiones con información, no que alguien me imponga una información.
Lo peor que a uno le puede pasar es tomar una decisión y darse cuenta que no tenía la información para tomarla, porque para mí el dato mata al relato. El relato es que yo quiero producir cereza, pero el dato es que hay una variedad que es súper buena, puesta con techo que la voy a poner aquí, ese dato mata el relato de lo que quiero hacer, y lo importante es que en el caso de la uva mesa, de los nectarines y duraznos que también estoy metido en ese tema, en cítricos también, tiene que ser un relato país, no tiene que ser un dato para que esto siga funcionando“, concluyó Dragomir Ljubetic.