QIMA es una empresa global con sede en Hong Kong y líder en el campo de la inspección y auditoría de calidad, con una presencia en más de 85 países y un equipo de expertos en la industria, se ha posicionado como una referencia en la mejora de la calidad y seguridad de los productos frutales en todo el mundo.
Para garantizar lo anterior, la empresa ofrece una amplia gama de servicios, como inspecciones, auditorías, pruebas de laboratorio, para ayudar a las empresas a asegurarse de que sus productos cumplan con los más altos estándares en los requisitos determinados.
El enfoque de QIMA se basa en la utilización de tecnología de vanguardia, como su plataforma de gestión de la calidad en línea, que permite a los clientes acceder en tiempo real a información detallada sobre sus programas de control de calidad. Esto les permite tomar decisiones informadas y proactivas para mejorar la calidad de sus productos y reducir los riesgos en su cadena de suministro.
En ese sentido, Joaquín Prieto, gerente comercial y de operaciones para QIMA Latam, se refirió a un análisis en cuanto a la calidad de la cereza durante la temporada 2022-23.
“En este caso puntual, que estuvimos revisando en caja terminada, pudimos observar un alto porcentaje de machucón, lo que viene de la cosecha y también producto de las altas temperaturas, 35-32º en campo, y temperatura de pulpa de 20º, lo que ocasiona que el cosechero saque la fruta del árbol con un mayor efecto negativo en la sensibilidad de la misma. Además también tuvimos heridas, un gran porcentaje de pudrición, pero repito, esto fue en caja terminada, no en recepción, ni control de cosecha”, argumentó el profesional.
Otro punto importante que Prieto hizo notar en su análisis y al que le atribuye gran parte de las afectaciones en la calidad del producto, fueron los altos volúmenes de cereza producida durante la temporada, los que posiblemente según señala, afectó a la fruta que terminó siendo objetada. .
“Si bien, se mejoraron los tiempos de espera a la temporada pasada, dada la mayor cantidad de vías y la mayor fluidez en el stock de contenedores, estuvimos con volúmenes muy altos, cada año hay más fruta y creo que no nos adaptamos a la cantidad de volumen de fruta que hubo y principalmente por los tiempos de espera de recepción a procesar la fruta. Un tiempo que debería ser de no más de 24 horas, pero pudimos observar que en algunas plantas que prestan servicios de packing, hubo tiempos de espera de 72 a 96 horas. Entonces toda esta fruta que pasa por distintos grados de temperatura, generan problemas de condición, ya que se rompe muchas veces en este tiempo la cadena de frío”, indicó Joaquín Prieto.
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Asimismo, Prieto añadió que, “la cantidad de volumen repercutió directamente en la calidad de la cereza, por la rapidez en mover la fruta, cadena de frío y las máquinas de control, no dieron abasto al estar observando que defecto sacaban y que defecto no”.
Según manifiesta el gerente de operaciones y comercial de QIMA, lo primordial es ser eficaz en el traslado de la fruta del campo al acopio y mantener la fruta a una temperatura óptima para que esta mantenga su calidad, para temporadas futuras.
Finalmente, Joaquín Prieto hizo hincapié en algunas recomendaciones para los productores y las exportadoras, para un mejor manejo de la fruta y que esta no se vea tan afectada por las altas temperaturas que se están dando en el país durante la época de pre y postcosecha.
“Tenemos que estar preparados y hacer un trabajo desde campo, hacer una trazabilidad del producto, sobretodo de la temperatura, revisar los bins que se están cosechando, atacar los defectos más allá del producto terminado, porque ahí la fruta ya está embalada. Revisar los tiempos de espera, de cosecha a acopio y de acopio a recepción sean lo menos posible”, cerró el representante de QIMA.